HÉROE
SIN CAPA
-Ding dong
- ¿Quién narices llama
a la puerta un domingo a las 8 de la mañana?. Esa fue la respuesta de Esteban
al oír el sonido del timbre un domingo cualquiera, aunque con un toque muy
especial, era 19 de Marzo, Día del Padre, tú día Papá. Él no lo sabía, pero
estaba a punto de recibir uno de los mejores regalos que nunca nadie le había
hecho, y no es que lo diga yo porque fui yo la persona que se lo di sino porque
es la verdad.
-Hola Buenas días
-Si si..., buenísimos
tanto que me ha despertado usted- como siempre refunfuñando, cosa que se le da
de lujo.
-Disculpe, vengo a
entregar este paquete a Don Esteban Díaz, ¿es usted?
-Si claro, pero debe
ser un error, yo no he encargado nada.
-No sé Señor yo solo
necesito que me firme aquí
Esteban firmó y cogió
el paquete
Lo abrió y para su
sorpresa el sí que era su verdadero destinatario. Dentro de él solo había un
pequeño sobre en el que a su vez había una carta. Sin dudarlo, comenzó a
leerla.
Hola Papá, Feliz día,
si sé que no es tu cumpleaños ni nada de eso, pero yo quería escribirte esta
carta para darte las gracias por ser mi padre, el mejor padre que se puede
tener. Quiero contarte una historia que igual te resulta familiar.
Hace 17 años, 1 mes y 1
día nació una niña a la que sus padres querían con locura, aparte era la
pequeña de la casa así que siempre fue la mimada de sus padres y de su hermano
mayor. Todo era normal, y con esto me refiero al tipo de vida que suelen tener
los niños. Empecé a andar, hablar, comer, llorar así hasta los 3 años, momento
en el que dejé la Guardería para empezar infantil en el Colegio San Agustín.
De infantil a primaria,
nuevo pasillo, nuevos profesores, nuevas clases y yo muerta de miedo, ya sabes
que los cambios no me gustan mucho. En 4º hice la comunión y como a cualquier
padre, a ti, bueno esto no se si te distes cuenta, pero se te caía la baba al
ver a tu hija vestida de princesita.
Todo pintaba genial,
tenía muchos amigos, sacaba buenas notas, iba a extraescolares… todo lo que se
le puede pedir a una niña de 11 años. El
verano de 2013 fue un punto de inflexión. Mi vida entera cambió y puedo suponer
que la tuya también. Ese verano no fue
muy bueno para ninguno de los 2.
A la vuelta iba a
comenzar 6º pero esta vez no seguí el curso normal de las cosas.
Me diste la mano,
fuerte, muy fuerte, me miraste a los ojos e intentando disimular las lagrimas
que eran evidentes en tus ojos, me dijiste que todo iba a salir bien. No te
despediste porque odias las despedidas y me dijiste un hasta luego princesa
mientras hombres con batas verdes y blancas que no conocía me metían en la sala
más fría en la que he estado en mi vida.
Abrí los ojos y os vi a
ti y a mamá sonriéndome como si me acabará de despertar de una siesta y
diciéndome que lo peor ya había pasado que ya estaba como nueva y que dentro de
poco nos íbamos a casa.
Y como siempre tenías
razón cosa que odio porque no te puede gustar más tenerla. Pero esta vez hacía
una excepción, de hecho, ojalá hubieras tenido razón durante toda la vida y no
solo unos meses más.
La historia se volvió a
repetir y una vez más estuviste ahí. Me volviste a mirar a los ojos disimulando
tu tristeza con el único fin de que yo estuviera bien y nos volvimos a despedir
Ahora me puedo tomar todo con mas humor y menos drama y decir que donde caben 2
caben 3, y así fue. Pero es que incluso en la tercera estuviste ahí.
Me hubiera encantado
tener una vida más corriente, no haberte dado tanto problemas ni preocupaciones
porque yo sabía que tú ya tenías suficientes. Creo que
necesitaría más de una vida para agradecerte todo lo que has luchado por mi.
Muchos dirán que es lo normal, es tu padre cualquiera lo haría, pero no lo
creo, no creo que haya muchos como tú, y ahora mirándolo con perspectiva y
habiendo crecido y habiendo aprendido a valorar las cosas me doy cuenta del
papel tan fundamental que tienes en mi vida.
Eres luchador,
empático, amigo de tus amigos, inteligente, bueno muy inteligente, me haces reír
como nadie sabe hacerlo, tienes el don de la palabra, futbolero y madridista…
pero tampoco te lo creas mucho eh… que también eres cabezota, orgulloso, con
carácter, con mucho carácter… pero Papá las cosas malas no pueden con todas las
buenas que tienes.
Esta es mi forma de
agradecerte todo, buenos y malos momentos, pero incluso de los malos hemos
aprendido. Eres mi modelo a seguir, eres como mi ángel de la guarda, ese que sé
que pase lo que pasa va a estar ahí. Eres mi héroe, pero no de esos héroes con
capa de las películas si no el mío, el mío propio.
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