HA LLEGADO MI HORA
Mis pies golpean el barro cuando corro, mis manos
tiemblan sosteniendo el rifle y mis ojos se asombran al ver el horror de la guerra; yo estaba en mi
mundo, era como un lobo perdido en lo más profundo de una gran cueva, recorde
la cara de mis hijos James y Allan y fue cuando escuché a Mills gritarme ¡Hay
que avanzar Tommy!
Salí de ese limbo en el que había estado perdido y
volví a la realidad salí de mi mente y corrí junto a mi pelotón corriendo hacia
las trincheras alemanas que tan espeluznantes se veían desde lejos, Tras unos
minutos corriendo hacia delante rezando para que no me atravesasen las piezas
de metralla que disparaban las ametralladoras alemanas, llegamos, era como un
gato entrando en la madriguera de un ratón, Mills y yo nos juntamos y
disparabamos a todo lo que se movía hasta que una bala atravesó a Mills intenté
salvarlo, pero antes de que puidera cogerlo para llevarlo a cuestas lejos de
allí un alemán le volvió a disparar en la cabeza.
Me quedé paralizado y no reaccione hasta que me
dispararon, pero esta vez yo tuve más suerte que Mills, ya que logré esconderme
entre unas cajas y escapar por el lateral de la trinchera me sentí un hombre
con suerte pero tenía un disparo en el costado y era imposible para mí volver
hasta nuestra trinchera en esas condiciones, de esta forma salí de el campo de
batalla hacia un frondoso bosque que había por detrás pensé que quizás
rodeándolo podría volver a la trinchera, pero estaba equivocado, tenía una
hemorragia con la que no duraría vivo mucho más de tres días.
Por suerte me quedaba algo de comida en la mochila,
así qie todo lo que tenía que hacer era rezar para que apareciése algún soldado
Británico y sobrevivir el mayor tiempo posible. A la mañana siguiente escuché
un gran estruendo, ¡Son tanques!, me dije a mí mismo, se dirigían hacia las
trincheras alemanas, viendo de donde salían los tanques alemanes deduje que el
lugar de asentamiento de los refuerzos alemanes no se encontraba muy lejos, pero
yo era el único soldado que lo sabía y no tenía fuerzas para ir a avisar a mis
aliados.
Estaba débil pero el ver a un pelotón alemán correr
hacia bosque adentro me despertó la curiosidad y decidí seguirlos, tras un rato
corriendo vi un campamento perdido en medio del bosque, ¡los había encontrado!,
pero cada vez estaba más lejos de mi trinchera aunque pensé que si me
infiltraba en el campamento de los alemanes podría curarme con las medicinas
que almacenaban, era arriesgado, pero era mi única esperanza, así que me dormí
junto a un árbol y esperé a que fuese de noche para atacar.
Ya era de noche decidí entrar en el campamento, estaba
cada vez más débil, pero volví a ver las imágenes de James y Allan en mi
cabeza, también pensé en Mills, y decidí entrar no sólo por mi salud, sino
también por ellos. Todo estaba oscuro y en mi cuerpo reinaba el miedo, vi a dos
alemanes que estaban de guardia evite a uno pero al otro le asesté un navajazo
en el pecho. avancé sigilosamente tapándome la herida para no dejar rastro y
que los alemanes no supiesen que estaba allí.
Después de un eterno paseo por el campamento encontré
la tienda en la que estaban los víveres, pero tras ver tanto soldados alemanes
al entrar tuve que usar mi rifle después de disparar a los tres soldados que
había en la tienda cogí los víveres, pero esta vez no logré escapar con ellos,
alarmados por el ruido dos soldados alemanes dispararon contra mi pecho cuando
intentaba escapar. Pensé en mis hijos y en Mills pero eso no importaba ya, mi
alma pertenecía ahora a otro lugar.
Alejandro Flecha Noviembre de 2019
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