Candela Guillén (¿Dónde estoy?)


¿DÓNDE ESTOY?


Aquí estoy, en la sala de espera junto a nuestros padres y hermanos esperando a que nos digan si has sobrevivido. Todo ha sido todo tan rápido, tan inesperado. Sinceramente no sé, no entiendo o no quiero entender. ¿Por qué? ¿Lo has hecho por alguien? Hazme entender el por qué de esto, el por qué hacernos a tu familia sentir tanto dolor. ¿Es qué solo piensas en ti misma? Estoy sin habla, sin ganas de nada, solo de saber si estas bien.

Nadie se esperaba esto de ti, la persona más feliz que conozco. La que siempre esta sonriendo, haciendo reír y animando. ¿Debería haberte prestado más atención?, ¿Es mi culpa lo que te ha pasado? Lo único que siento dentro de mi es ira, enfado, preocupación y un sinfín de tristeza que siento que no va a acabar nunca.

¡No!, le grito al doctor. Tengo ganas de romper a llorar y destrozar todo lo que veo alrededor. Nos acaba de decir el doctor que no han podido hacer nada, que nos vayamos a despedir de ti. Hay miles de voces que gritan en mi mente que lo único que quieren es comprender. Verte ahí, tumbada, tan tranquila como si nada y yo aquí con papá y mamá, abrazada a ellos para consolarles. Intento no llorar pero me inundo en mis propias lágrimas. 

Has dejado un vacío en mi y no te perdono. No puedo perdonarte. Podría haberte ayudado, podría haber hecho algo para que no pasara esto. ¡EGOÍSTA! grito, ¡Egoísta, te odio! Y salgo corriendo. Lo único que quiero es salir de aquí y no parar de correr hasta que se me duerman las piernas. Y no se como acabe en casa, en tu habitación abrazada a tu sudadera favorita, sosteniendo en mano una foto nuestra de cuando fuimos a nuestra primera fiesta. Que buen día aquel, que buenos recuerdos se me vienen a la mente y tenias que llegar tu y destrozarlo todo en un abrir y cerrar los ojos. ¡No es justo!

Escogiste la manera fácil de salir de la vida en vez de luchar y seguir adelante. Escogiste la manera que pensabas que iba a ser la mejor, pero lo único que has conseguido es cavar un vacío en nuestros corazones. Un vacío irreparable y un dolor que consume todas mis fuerzas.

Solo ha pasado una semana de que te fuiste y cada vez más se nota tu ausencia. Tus buenos días de por la mañana y tu sonrisa que deslumbraba el mundo se echan en falta. Tus chistes malos que hacían que siempre me sacara una sonrisa de oreja a oreja. Sigo sin comprender.

Ir al colegio y ver tu taquilla llena de flores y fotos o que me pregunten por ti. Que la gente te empiece a tratar diferente por lo que ha pasado. Eso es lo más duro. Ir a la cafetería y no tener a nadie con quien comer por que la gente no sabe como tratarte después de lo sucedido. Me faltas, no sabía lo importante que eras hasta que te has ido. Siento no haberte dicho que te quería suficientes veces. Siento no haberte agradecido todo lo que hacías por mí. Tengo que empezar a valorar más a las personas, pero me duele haber aprendido esto tan tarde.

En casa siguen las cosas tensas. Discusión tras discusión. Llanto tras llanto. Desayunos, comidas y cenas silenciosas. Y saber que todo esto nos lo podíamos haber ahorrado si nos hubiéramos preocupado más por ti. Entro en tu habitación me siento en el suelo y veo un papel debajo de tu cama. Respiro y leo lo que pone. Las lágrimas vuelven. Es una nota de despedida. “No es vuestra culpa, os quiero. Espero que me perdonéis algún día” Me quedo un rato pensando, tirada mirando al techo. Cierro los ojos.

Cuando los abro veo que estoy en mi cama, con mi pijama. No tiene sentido. ¡Alex, Bea vais a llegar tarde! No entiendo nada. ¿Acaba de decir mi madre el nombre de mi hermana o estoy delirando? Mi madre sube y me encuentra con cara de que esta pasando. ¿Qué te pasa? ¿Todo bien?, me pregunta. Me levanto, la abrazo y salgo corriendo hacia la habitación de mi hermana para comprobar si era verdad. Y sí, era verdad. Allí estaba, esta vez lloro de alegría. Salto encima de ella, la abrazo con todas mis fuerzas y le grito ¡Te quiero, te quiero, te quiero!

Valorar lo que se tiene, dar las gracias, preguntar que tal todo o un simple te quiero o abrazo puede hacer que las cosas cambien drásticamente. Preocuparse por los de demás  es algo que debemos hacer sin sentirnos obligados. Hablar con gente de confianza o con tu familia sobre tus problemas puede prevenir de hacer cosas que no hacen bien a nadie. Se respetuoso, nunca sabes por lo que esta pasando una persona.
Candela Guillén 1ºA 10/19


Comentarios