16 de septiembre
de 1920
Apenas eran las 5 de la
madrugada cuando el joven Brian Murphy despertaba de su corto pero placentero
sueño. A su lado su esposa Rose se sobresaltó al escuchar el irritable sonido
del despertador, no podía creer que Brian hubiese dormido junto a ella pese a
la terrible discusión que mantuvieron la anterior noche. Rose giró el cuerpo,
metió su cabeza bajo la almohada y se durmió de nuevo, no tenía fuerza ni ganas
de discutir. Tras asearse, Brian besó a su esposa y rápidamente salió de casa
para no llegar tarde a su entrevista de trabajo. Así es, el señor Murphy estaba
cansado de ser esclavo del señor Smith, pues Brian pensaba que no era digno de
ser mayordomo de nadie, y mucho menos de un psicópata maltratador como lo era
Mr. Smith.
Tras 35 minutos de larga
caminata llegó a su destino con 20 minutos de adelanto. Su prueba no comenzaba
hasta las siete y media y Brian estaba muy nervioso. Su buen amigo Eric le había hablado de la importancia
que tendría esta entrevista en su vida, si la entrevista le salía bien y le
contrataban ese mismo día, dentro de una semana habría recaudado el sueldo de un
año de mayordomo tan solo en primas y bonificaciones; lo que le ponía cada vez
más frenético a medida que lo pensaba.
Llegó la hora, subió
los dos pisos del edificio en el que había quedado con Mr. Cole y tan pronto
como el segundero de su barato reloj marcó las 7:30:01 llamó a la puerta con
confianza, pero no obtuvo respuesta. A los 2 minutos, llegó el señor Cole. Dos
minutos que a Brian le parecieron una eternidad. Le saludó con mano firme y
entró tras él a la sala de reuniones de la empresa.
Brian no podía creer lo
que veía, en la pared norte de la sala había una vidriera que les permitía ver
como todos los trabajadores tecleaban sin parar sus simples teléfonos y corrían
de un lado a otro de la sala. La tensión y la competitividad de sus rostros
eran perceptibles desde esa sala. Y estos pensamientos en la mente del
entrevistado le hicieron no prestar atención a la primera pregunta del
entrevistador. Mal comenzaba Brian, pero aun así él estaba seguro de sí mismo,
y estaba convencido de que había nacido para ese trabajo y de que ese mismo día
llegaría a casa con buenas noticias.
Pues bien, ¿dónde está
Brian?, os preguntaréis; se encuentra en una primitiva Wall Street, en las
oficinas de un también primitivo banco Morgan, que quién diría que ambos se
convertirían en dos de los pilares fundamentales de la primera potencia mundial
del siglo XXI, Estados Unidos. Y donde un hace días desconocido Brian Murphy tenía la oportunidad de hacerse rico.
Su confianza le debió
de ayudar durante la entrevista, pues un inexperto y primerizo mayordomo
acababa de ser contratado por una de las empresas más importantes de la bolsa
americana; y su primer día de trabajo remunerado comenzaba ese mismo día. Pese
a ser su primera vez, Brian se desenvolvía bien con el teléfono y comprendió
rápido su objetivo: comprar barato y vender caro. Una frase simple que a la
hora de efectuarla se podía volver retorcida y muy complicada de ejecutar. A
las 9:47 se dispuso a efectuar su primera llamada…
Tras un tiempo sin ser
respondido, Brian estaba a punto de colgar el aparato cuando un hombre que se
quejaba porque nadie le había cogido el teléfono respondió. Su voz le resultaba
cuanto menos familiar y no tardó en darse cuenta de que el hombre que se
encontraba al otro lado de la línea era el señor Smith, su ya ex-jefe. Brian cambió ligeramente su tono de voz por miedo a ser reconocido
ya que no quería que sus nuevos compañeros conocieran su “oscuro” pasado.
Continuó con su llamada y consiguió venderle al señor Smith acciones por valor
de 4.000$. Lo que generó 2.730$ para la empresa. De esos 2.730$ un 35%
correspondía a Brian. Con su primera llamada había conseguido 955$ de prima, al
enterarse de esto, no pudo contener su
llanto. El día acababa de comenzar, pues no era todavía mediodía y ya estaba
siendo el día más feliz de su vida.
Y con razón
que todavía no era mediodía, pues ese mismo día, cuando Brian salió junto con
su nuevo jefe a las 12 del mediodía, hora de su descanso, para celebrar su gran
primer día, fueron víctimas del conocido como Atentado de Wall Street. Este
terrible atentado que ocurrió cuando, a las 12:01 del mediodía, un carro tirado
por caballos se detuvo en el número 23 de esta famosa calle, con 45 kg de
dinamita en su interior que estallaron causando 38 muertes y más de 400
heridos. Lamentablemente, entre estos desafortunados se encontraban Brian, su
jefe y un gran número de compañeros inocentes.
El culpable
de este atentado no está claro hoy en
día, hay numerosas hipótesis entre las que destaca el posible ajuste de cuentas
de anarquistas italianos. Fuera quien fuere, la
joven Rose al enterarse de lo sucedido prometió darles muerte; pues no
la dejaron darle a Brian la increíble noticia de que iban a tener su primer
hijo, además, no la dejaron disculparse y esto la comería por dentro hasta el
fin de sus días.
El nombre de
su próximo hijo será Max, Max Belfort; pues este era el apellido de Rose antes
de contraer matrimonio con Brian Murphy. Rose también tuvo la oportunidad de
ver nacer a su primer nieto, Jordan. Pero bueno, Jordan… Jordan Belfort…, esa ya
es otra historia.
Diego
López Fernández Nº13 4ºE Noviembre
de 2019
Comentarios
Publicar un comentario