LUCES
Y SOMBRAS DE UNA VIDA
Pensando en que relato hacer pensé en
personas que no están, pero estarán siempre por sus lecciones de vida.
Esta es la historia de una persona, que
casi fue centenaria, toda su vida ha transcurrido en un pueblo segoviano, nació
en una familia muy humilde y numerosa allá por 1920, y para salir adelante
tenían que trabajar duro, pero duro. Como comentaba hace unos años cuando se
quejaban del trabajo, decía…” vosotros no sabéis lo que es trabajar y pasar calamidades”.
Lo que recuerda que siendo niño se
levantaba antes de amanecer con sus hermanos para ir a cuidar el ganado, echaba
de comer a los cerdos, ordeñaba las vacas y las llevaban a pastar al prado.
Dependiendo de la edad unos podían ir a la escuela y otros no, en esa época en
el pueblo había una escuela donde los niños iban aprender las reglas principales:
LEER, ESCRIBIR y CONTAR. El resto decía que se lo enseñaba la vida. La
maestra que tenían, como sabía que había niños que tenían que ir ayudar a sus
familias en el trabajo diario, les decía que fueran antes de que empezaran las
clases para que fueran aprendiendo lo básico, leer y escribir. Unos lo conseguían,
otros no, como decían: “La vida es esfuerzo, pero muchas veces eso se ve a toro
pasado”.
Su manera de disfrutar siendo niño, era
ir a conseguir comida, pescando, cogiendo cangrejos, y en otoño cogían
níscalos, que había muchos en los pinares de alrededor del pueblo, le gustaba
mucho bailar, sobre todo los bailes regionales, como la jota segoviana al son
de una dulzaina.
Le tocó vivir las secuelas de la guerra
civil, decía todas las guerras son duras, pero en esta les toca luchar hermanos
contra hermanos, recuerda que les robaban la comida que tenían guardada,
llegaban y les destrozaban las casas buscando el trigo, patatas … que tenían escondido
para comer. Todos sobrevivían como podían.
La vida iba pasando, la primera vez que
salió del pueblo fue para ir al servicio militar, que era obligatorio, recorrió
casi toda España y contaba mil aventuras, Cuando terminó la mili volvió a su pueblo,
allí se casó y formó su familia.
Cuando tenía 35 años, cayó enfermo y
nadie sabía lo que tenía, se vino a Madrid, sin dinero, a ver si alguien le
podía ayudar, después de llamar a muchas puertas, consiguió que le vieran y le dijeron
que tenía algo en el estómago que no tenía solución, pero no era como ahora que
tenemos sanidad para todos y le mandaron a morir a su casa.
Cada vez se encontraba peor, no podía
hacer nada, su mujer tenía que trabajar en el campo, que era lo que tenían,
para sacar la familia adelante, sus hijos vendían todo lo que se recolectaba,
patatas, legumbres, huevos …
Un día llego su Ángel de la Guarda, un médico
que pasó por el pueblo paró a comprar comida, le vio como estaba, le mando a un
hospital de beneficencia que había en Madrid, y que le ayudaría. Así fue le
operaron, tardo mucho en recuperarse, pero salió y pudo seguir luchando por su
familia.
Su vida siempre estuvo llena de luces y
sombras, superó dos cánceres, un infarto… pero jamás dejo de luchar.
Le gustaba vivir en su pueblo y
disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
Ya siendo muy mayor, cogía su bastón,
daba la mano a su nieta y la llevaba a tirar piedras al río, allí le contaba miles
de anécdotas de su vida, una vida de superación constante.
Ojalá que en la vida todas las caídas
que pueda tener las afronte con la misma fuerza que este campesino segoviano,
mi abuelo.
Sirva
este relato para rendir homenaje a todos los luchadores que les toca vivir
situaciones tan duras en la vida.
Marta Montes Peña 1º B-bachiller. Octubre 2019
Muy bonito ❤
ResponderEliminar