Patricia Chamarro (En el cielo)




EN EL CIELO

7 de diciembre de 2014. Te fuiste y me dejaste sin aire en los pulmones. Me sentí diminuta al pensar que te ibas a un lugar del que no regresarías nunca. Me dio rabia al pensar que allí serías más feliz.

Todavía recuerdo lo que me dijo mamá cuando te marchaste: no te preocupes, allí arriba, en el cielo, estará bien. Son esas palabras que se te quedan grabadas en el corazón y que recuerdas cada vez que te levantas. Intenté hacerme fuerte con todos los buenos recuerdos contigo, pero no era suficiente porque cada vez faltabas más. Ya no podía escuchar tus sabios consejos que me dabas. Me enseñaste  a amar, a escuchar, a ser fuerte y que los pequeños detalles a las personas podían ocupar la mayor parte de su corazón.

Fuiste muy valiente en tu camino al superar cada obstáculo que se te presentara aunque supusiera dolor y esfuerzo. Luchaste hasta el final por tus nueve hijos como si cada uno de ellos fuera cada pedazo de tu corazón y les mostraste lo que era la verdadera felicidad. Eras la esperanza hecha en carne y hueso y se la diste a muchas personas. Eras pura magia. Fuiste la estrella que brilló hasta el final, sin parar y no tuviste ningún miedo al hacerlo. Pero lo más importante es que fuiste una de las que más brillo en mi firmamento y una de las más importantes. Brillaste en mi camino y te estaré agradecida hasta el final.

Pero también me enseñaste que en el camino iba a haber golpes, unos más fuertes que otros, pero que iban a estar quisiera o no. Que lo más importante no era lo fuerte que yo golpeara, sino lo fuerte que era cuando me golpeaban, Que a veces el miedo se podía apoderar de mi vida y tomar las riendas hasta destruirme. Por eso me mostraste que no podía dejar que pasara algo así, que no podía permitir que el miedo fuera como una cuerda en mi cuello que asfixiara mi vida.

Aun así  y si te digo la verdad, yo he tenido miedo. De fallar, de perder, incluso de olvidar. De quedarme estancada abajo y pensar que nunca podría  llegar arriba. Mirarme al espejo y ver que no era suficiente. Pensar que cada fallo se podía acumular y que reconstruir mis pedazos iba a ser completamente imposible. Que al mostrarme como yo era, podía perder a la gente que más quería.

Es por eso que me enseñaste algo que a mí algunas veces me costaba ver: CREER. Creer en mí. Que a pesar de todo, tenía que hacerlo,  para así poder crecer. Creer hasta el final de mi camino. Aceptarme como soy. Amarme y así entonces poder amar a los demás.

Y de lo que estoy segura, es que podremos volver a vernos allí donde te encuentras, donde la felicidad es infinita.

Muchísimos besos y abrazos

Te quiere

Tu nieta, Patri

          Patricia Chamarro  Nº12
                                                                                                 28 de enero de 2020
                                                                                        evaluación




Comentarios