ATRAPADO
Era un día oscuro, triste y gris, como la gran mayoría de
los días que había pasado desde que entré aquí. Vi como el cristal
de la ventana (nuestra única ventana), empezaba a empañarse debido a mi
respiración y al condensado vaho que soltaba, ya que hacia un frio matador.
Cada vez se me hacía más difícil ver lo que había en el exterior. Había
empezado a llover.
Así es, 3 de abril de 2020,
muy bien.
Como era tradición aquí, ya
estaba una irritante voz recordándonos la fecha en la que nos encontrábamos. Treinta y
dos días. Un mes y dos días eran los que llevaba atrapado en esta cárcel.
Sinceramente, no se si son muchos o pocos días, desde que entré todos los días
me parecen igual.
Pero hoy era una excepción. Notaba una gran falta
de aire y mi cerebro me decía constantemente ‘hazte daño’. Lo que mas me
preocupa no es esto, es el hecho de llevar más de un mes sin noticias de la
gente que amo, nose que pasa, alomejor se han olvidado de mi existencia.
Además, había mucha gente a
mi alrededor, aunque bueno, no les prestaba atención, yo prefería estar solo, se
me hacia más duro y cruel, pero era lo que tocaba. Eso siempre ha sido algo por
lo que me he caracterizado, mantenerme al tanto de los demás y ver como se
relacionaban ellos.
Los días seguían su cauce y
yo me dejaba llevar. Solía despertarme tarde, lo único bueno que te dejaban
hacer. Por suerte, la única regla en este sitio era no hacer daño. Desayunaba
solo, mirando por la diminuta y única ventana. Observaba. Lloraba. Meditaba.
Hacia ejercicio. Por la tarde tocaba una charla, aunque bueno, mi mente estaba
en otras cosas.
Me sentaba al lado de la
ventana, y no entendía porque ya no salía el sol. Llegaba la noche y con ello
tocaba irse a la cama. Como cada noche me dirigía al cuarto con mi inseparable
bolsa. La bolsa, aquel artilugio o aparato, como quieras llamarlo que era la
única cosa que podía ayudar a recuperar mi nivel de respiración.
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Hoy, 3 de mayo de 2020,
tenemos una gran noticia. Toca despedirse de A.
¿Habéis oído todos eso? ¡Tras mas
de 60 días por fin puedo escapar de esta cárcel, me puedo ir! Por fin podré ver
el mundo real sin que me lo impida un cristal. Por fin puedo respirar. ¡Hasta
ha dejado de llover! y ¡el sol esta saliendo!
Me despedí de todos los que había
ahí, y pensé que no era una despedida sino un simple ‘hasta luego’. Después de
todo, A siempre vuelve. La Ansiedad nunca se va, solo se duerme.
Álvaro de Cevallos 1B
2ev
Gran relato
ResponderEliminarGran relato con un final metafórico maravilloso, buen trabajo
ResponderEliminarInteresante elección. Relato de poca longitud pero de gran significado metafórico.
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