JUNTO
A TI
Siempre fui un chico solitario,
no porque yo quisiera, pero me resultaba muy complicado juntarme con los otros
niños, era tímido, y nuevo, y estaba teniendo dificultades entendiéndome con la
gente de mi edad, con el mundo en general, y entonces apareciste tú.
Recuerdo como si fuera ayer
el día que te conocí, apareciste de repente y sin conocer nada de mi o de mi vida, te acercaste y
empezaste a jugar conmigo y con los nuevos juguetes que me habían regalado el
día anterior por mi cumpleaños. Desde el primer momento me pareciste peculiar,
no raro pero si especial y sobre todo diferente a los demás, definitivamente
eso es lo que me gusto de ti.
Desde aquel día, nos
convertimos en inseparables, lo hacíamos todo juntos, nos pasábamos las tardes
jugando en mi casa, merendábamos esos deliciosos cruasanes de mermelada de
frambuesa hechos por mi madre, me ayudabas con las tareas de matemáticas, me
calmabas en las noches lluviosas llenas de truenos que me aterrorizaban, me
acompañabas a todas partes, y siempre estabas ahí cuando te necesitaba. Te
convertiste no solo en mi mejor amigo, si no que también en mi ejemplo a
seguir, y me dabas los mejores consejos que alguien se puede imaginar, fuera
cual fuera la situación, y eso que tan solo eras un niño, como yo o cualquier
otro, por ello siempre te admiré.
Nunca llegue a saber mucho
de ti, ni de tu familia, no tenia ni idea de tu historia, de donde habías salido,
pero eso me daba igual, lo importante es que ahí estabas, a mi lado.
Mamá nunca aceptó nuestra
amistad, siento decírtelo, pero creo que nunca llegaste a gustarle, yo
intentaba explicárselo, quería hacerle ver que eras mi amigo, mi único amigo de
hecho, y ella debía entenderlo y alegrarse por mi, y porque por fin fuera feliz
y tuviera con quien compartir mi día a día, mis tontearías y mis problemas,
alguien de mi edad, que de verdad me comprendiera y supiera hacerme sentir bien.
Pero nunca conseguí ganar esa batalla con ella, por mas que lo intente.
Muchas noches la escuchaba
discutir con papá, el me entendía y me defendía, trataba de hacerle ver que no
eras malo para mi, ni era una situación preocupante, el pretendía que me dejara
en paz si yo era feliz, pero a cambio de eso, no recibía mas que gritos y
broncas por su parte.
Poco después, sonaba la
puerta de la calle, golpeándose fuerte, y entonces desaparecía, no volvía a saber
nada de él hasta el día siguiente a la hora de la cena, a día de hoy me sigo
preguntando donde pasaba esas largas horas hasta regresar a casa.
Yo me quedaba muy triste, y
como no, tu estabas ahí para consolarme, hasta que mamá entraba para ver porque
lloraba y tenias que esconderte. Ella conseguía calmarme, generalmente, siempre
me repetía « cielo es por tu bien » yo nunca llegue a entenderlo,
pero intentaba olvidarlo, hasta que la semana siguiente todo se repetía de
nuevo, y así una y otra vez durante años.
Pero los dos coincidían y
esperaban una cosa, que con el tiempo se me pasaría, pensaban que el paso de lo
años, y que me hiciera mayor, implicaría que me alejara de ti, ellos creían y
esperaban que desaparecerías de mi vida, pero yo sabia que no, confiaba en ti,
y sabia que nuestra amistad era mas fuerte que todo lo demás. Siempre pensaba,
si supieran lo increíble que es y el bien que me hace, le dejarían tranquilo.
Nunca te conté esto, no se
si por miedo, vergüenza, o porque simplemente no encontré la oportunidad
adecuada. Una día, cuando el autobús escolar me dejó en la puerta de casa a las
cinco, como cualquier otra tarde de la semana, mis padres estaban esperándome
en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja. Quizás para otros niños, esto
era algo normal, pero definitivamente a mi me resultó peculiar, tanto que
llegué a pensar que algo iba mal. En cuanto entre en casa y dejé la mochila en
mi cuarto, mamá me hizo bajar a la cocina a merendar, y fue entonces cuando me
anunció que ese mismo fin de semana visitaríamos a una vieja amiga suya, que
tenia muchas ganas de conocerme.
Ese sábado por la mañana
amaneció soleado, decidimos pasear hasta la casa de esa mujer, ya que mamá dijo
que no estaba muy lejos, y así pasaríamos mas tiempo juntos, en familia. Cuando
llegamos, me quedé muy sorprendido, mas que una casa, parecía un medico, o una
oficina. Al pasar había una especie de sala de estar, con muchos asientos, la
amiga de mi madre, llamada Carlota nos hizo pasar, me saludo con una gran
sonrisa, y entonces, me quede solo con ella. Como ya sabes, en ese entonces, yo
era muy tímido, y me enfadó mucho que mis padres me dejaran en una situación
tan incomoda, con una mujer que apenas conocía, y en una sala con únicamente
dos asientos y una ventana.
La mañana fue eterna, y
porque no decirlo, una de las peores experiencias de mi vida, Carlota solo me
preguntaba una y otra vez, por cosas que yo consideraba intimas, y que estaban
fuera de su interés. No eran las típicas preguntas, que alguien hacia por
educación o curiosidad, se la veía muy intrigada en saber cada detalle, en
especial de nuestra amistad. Al ver que no me abría, me dijo « cariño,
solo intento ayudarte, conmigo puedes desahogarte, no te juzgaré, simplemente
te escuchare atentamente, e intentare ayudarte, tengo experiencia en estos
casos. Y ahora cuéntame, cual es su nombre » Desde entonces, comencé a ir
con ella una vez a la semana, he de admitir que me acabo gustando, me sentía
bien, disfrutaba hablando con ella, y poco a poco fui ganando confianza en mi
mismo.
Por desgracia, el tiempo
puso las cosas en su lugar, como mis padres predijeron, yo seguí adelante con
mi vida, continué con mis estudios, incluso conseguí unos cuantos amigos, y entonces tu, tal y
como llegaste, desapareciste.
Me siento afortunado al
decirte que desde ese momento todo me ha ido bien, conseguí sacar mis
estudios, un trabajo, y una esposa e hijas increíbles que son lo mejor que
tengo, pero en mis sueños, seguías apareciendo, el vacío que dejaste tras tu
partida nunca se lleno, y ahora que tengo problemas y todo en mi vida esta mal
de nuevo, has vuelto, regresas conmigo.
Me salvaste entonces, y me
salvas ahora, pero temo el momento, en el que consiga salir de esto, todo
vuelva a su lugar, y eso te aparte de mi lado de nuevo. Ya que, como me hizo
entender Carlota, solo eres obra de mi imaginación, inexistente para el resto,
pero para mi lo fuiste todo.
ROCÍO SÁNCHEZ TINOCO 1ºA FEBRERO 2021
Premio nobel de literatura
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