Sandra Casqueiro (El precio de la felicidad)

 


EL PRECIO DE LA FELICIDAD

Daphne se despertó un miércoles en abril de 1854. Estaba un poco nerviosa debido a que en ese momento su vida iba a cambiar e iba a ser como siempre había deseado,  al menos supuestamente como había deseado. Su madre la llamó desde el piso inferior:

 

-“¡Daphne! Date prisa, ya estamos todos listos”

Miró el pomo de la puerta indecisa hasta que abrió la puerta y bajó las escaleras. Al llegar al comedor principal se encontró con su hermana Sofía, que estaba almorzando.

-“¿Has descansado? ¿Estás nerviosa?” le pregunto esta, curiosa.

-“Si, estoy emocionada” mintió  Daphne.

En ese instante apareció su madre Claire con Luca, el mayor de los hermanos.

-“Estás preciosa, hija” comentó Claire.

-“Desde luego. Hoy será un gran día” dijo Luca.

 

Y Luca estaba en lo cierto, sería un gran día, pero no para Daphne. Y es que ese mismo miércoles empezaban  “los bailes cordiales” que eran unos bailes que se organizaban en la primavera de cada temporada y duraban entre uno y dos meses. Las familias de la alta sociedad llevaban a sus hijos primogénitos y a sus hijas al cumplir la mayoría de edad. Se producían uniones entre las familias con el acuerdo de un matrimonio entre los hijos. La tradición era ir todos a la sala de baile y conocerse allí, para después elegir con quien tenían más conexión. Entonces, el varón pediría la mano de la joven, pocos días después se produciría la boda, ella iría a vivir al palacio, reino o lo que tuviese el joven y se dedicarían a formar una nueva familia que pertenecería a la alta sociedad y que, tras pasar los años, haría el mismo recorrido en la primavera de temporadas futuras. Así era como sucedía el 90% de las veces, sino, se producía un escándalo.

 

Todo esto era lo que Daphne había pretendido desear, pero en verdad no era así. Desde pequeña le apasionaban las clases que impartía en casa con todas sus hermanas, y se veía que era muy buena con los números y demás cosas que aprendía rápidamente. Ella siempre había envidiado a sus hermanos y amigos que podían ir a la escuela y después a la universidad, cosa que no le estaba permitido plantearse, pero que era lo que quería. Admiraba a su padre y todo el trabajo que había realizado antes de que, por desgracia, cinco años atrás muriese por una enfermedad. Siempre habían tenido una relación muy especial y les unía su pasión  por los mapas y el mundo que les rodeaba. Siempre le decía “Querida hija, si sigues tus sueños, llegarás muy lejos” Esto se le quedó en la cabeza para siempre. Por todo esto, a Daphne no le convencía la idea de pasar toda su vida encerrada en un castillo con alguien que verdaderamente no amaba, por muchos lujos que pudiese tener.

 

-“¡Daphne! No sé en qué piensas pero termina de arreglarte, pronto partiremos al baile.” Sin darse cuenta se había metido tanto en sus pensamientos que se había olvidado de donde estaba. Cuando toda la familia estuvo lista se subieron al carruaje que les llevaría al gran baile. En la entrada del palacio real, donde este se celebraba, todos los conocidos de la familia alagaban a Daphne y le intentaban quitar los nervios, animándola, puesto que este era un gran día para cualquier joven en esta situación. Comenzó el evento y pronto pasaron a la sala de baile. Incentivada por la presión, Daphne bailó con todos sus pretendientes, que no eran pocos, pero ninguno despertaba su interés. Esto tenía que ver también con otro secreto que ocultaba, y es que de esa forma ella solo podía pensar en una persona. Al otro lado de la pista se encontraba el duque Simon, el mejor amigo de su hermano Luca. Se conocían desde pequeños y siempre habían congeniado muy bien, pero ella tenía claro que él la veía como la hermana de su amigo y ya, y, aunque no lo dijese, no podía molestarle más. Además, sabía que su hermano nunca permitiría esta unión a pesar de que la diferencia de edad eran solo dos años. Sus miradas se cruzaron y de repente sintió lo que llevaba buscando toda la noche. Entonces apareció Luca.

 

-“Bueno ¿Cómo lo ves? He estado hablando con Lord Williams  y dice que habéis bailado estupendamente, y que si no es de tu desagrado, podría pedir tu mano y casaros para antes de que acabe mayo.”

-“La verdad es que no he estado muy cómoda. Luca, ¿tú crees que todo esto es necesario? No sé si estoy segura de querer este tipo de vida, sabes que yo había hablado con padre otras cosas….” respondió Daphne.

-“¡Qué tontería! Eso es porque estás agobiada. Ahora mismo le diré a Lord Williams que no hay acuerdo, tienes a muchos más pretendientes a los que elegir”

 

Y con esto Luca se fue en busca del pretendiente rechazado. Daphne se dio cuenta de que Simon seguía observándoles. Se acercó y Daphne volvió a tener esa sensación extraña.

-“Al final te han convencido para hacer este teatro” dijo Simon en tono amable.

-“Tampoco me puedo negar” afirmó Daphne algo nerviosa.

-“¿Y qué ha pasado con esos planes de futuro de viajar por el mundo, estudiar y ser independiente?”

-“Eran sueños de niña pequeña supongo” sonrió entristecida y molesta porque de algún modo parecía una réplica.

-“Entonces no te interesará mi propuesta”

Daphne preguntó confusa a qué se refería. El duque le explicó que hacía unos meses se había inaugurado la primera universidad para mujeres en Paris y que él iba a viajar allí para liderar los castillos que tenía el legado de su familia. Le propuso irse con él y comenzar a vivir su sueño. Daphne estaba incrédula con todo lo que el duque estaba diciendo. Preguntó que cómo suponía que eso fuese posible y este dijo que en el plan ella tendría que escaparse de casa ese mismo viernes y partirían del puerto rumbo a Francia al amanecer.

-“¿Por qué te vas a arriesgar así por mí?” quiso saber Daphne.

-“Aunque no lo creas yo pienso lo mismo que tú. En todo. Te espero el viernes” Simón dio media vuelta y desapareció entre la multitud de parejas.

Daphne se quedó un rato desconcertada sin moverse. A la vuelta del baile su familia le preguntó que qué tal le había ido y esta respondió simplemente que bien, sin dar muchos detalles de nada. Al llegar a casa se despidió y subió a su cuarto. Pasó toda la noche pensando en su situación. Nunca antes se le había planteado una situación así. Tendría la oportunidad de estudiar en la universidad y el chico que quería le había mostrado que era recíproco. Nada podía salir mal. Y, efectivamente, nada salió mal.

 

 El jueves estuvo bastante nerviosa todo el día hasta la noche. Cogió sus cosas imprescindibles y escribió una carta a su familia. Le daba pena no despedirse como tal de ellos pero sabía que nunca lo entenderían y no podía dejar que la parasen. Al amanecer cogió su caballo y partió rumbo al puerto. El duque la estaba esperando en el barco y al verla llegar sonrió. Llegaron a Paris, y allí empezó todo. Formó su carrera, viajaron, se casaron y formaron una familia. Se convirtió en una de las primeras mujeres científicas de la zona y siempre consiguió todo lo que se propuso a partir de ese momento.

 

Si preguntásemos ahora mismo a Daphne si se arrepiente de algo probablemente diría que no, ya que aunque le costó mucho tomar la gran decisión de su vida, porque iba a dejar todo lo que conocía y quería atrás, pensó primero en su felicidad y en lo que ella creía que le iba a servir para ser la persona que sentía que tenía que ser,  luchó por lo que le parecía justo y por formar parte de este mundo a su manera.

Sandra Casqueiro Blanco, 1ºA, 02-02-21

 

 

 


Comentarios