Arturo García de Zubelza (Carta a un familiar)


 CARTA A UN FAMILIAR

Hola querido nieto esta es la última carta que te escribo, desde un sito distinto a las anteriores cartas que te escribía antes. Hoy es un día especial y por eso te escribo también desde un sitio especial, donde espero verte en un tiempo. También te tengo que contar que hoy han pasado muchas cosas que siempre recordaremos, espero que cuando leas la carta te sigas acordando de mi y nos demos un fuerte abrazo, ahora empezare a contar el confuso día de hoy.

 

La mañana transcurría como cualquier día normal, como ya sabes “ los yayos ”  como tu sueles decir dormimos poco así que hoy no iba a ser menos y me desperté a las 6 de la mañana para aprovechar el día, he tocado el botón de mi habitación y los enfermeros, con los que cada vez me llevo mejor, me han ayudado a levantarme para sentarme en mi incomoda silla con la que convivo desde hace ya cinco años, me han preparado un café italiano con leche condensada, mi favorito, y leyendo el periódico he esperado a que se levantasen mis compañeros de la residencia. Cuando he acabado de leer las noticias que más me importaban, sobre el covid sobre todo y las esquelas. Seguidamente ha venido Alberto y me ha avisado de que iban a jugar un mus a cuatro y faltaba uno para ser su compañero, y como tu sabes yo no he tenido ningún problema nunca en echarme una timba al mus y menos cuando no hay nada más para hacer. Al final hemos ganado yo y mi compañero, y al ser ya tarde nos han llamado a comer.

 

A la hora de la comida hemos rezado por todos y por la suerte que teníamos de poder comer un día mas y hemos empezado a comer. Poco después de comer he cogido mi libro, una novela de Ken Follett y me senté en la butaca donde suelo leer, pero como no te quiero engañar, al terminar la primera hoja he caído rendido. Al rato desperté desorientado, mareado, los oídos me pitaban y la cabeza me daba vueltas, rápidamente han llegaron a mis oídos las sirenas de bomberos, policía y el samur, los cuales me trasladaron a un hospital cercano rápidamente, he entrado en la uci donde iba a pasar los próximos días. Recuerdo que estuve yendo de la uci al quirófano donde no paraban de ponerme y sacarme tubos gruesos como una pajita, unos metían sangre nueva a mi cuerpo y otro suero.

 

Cuando estaba mejor el doctor me dejo el móvil y vi las llamadas de tu padre y demás familia lo que me llevo a devolverle la llamada a tu padre, el rápido acepto la llamada y me pregunto cómo estaba, yo todavía no me había enterado de que había sucedido al completo me imaginaba que había habido una explosión, pero no savia debido a que era y menos quien estaba herido o peor aún quien había podido fallecer al rato de hablar con tu padre, cuando ya estaba más tranquilo le colgué el teléfono, puse una moneda en la

 

 

 

 

televisión y puse las noticias, al segundo reconocí que estaban hablando de la residencia donde habitaba, puse toda la atención que pude en las noticias debido a que estaba en shok, y el móvil no dejaba de sonar, cuando dejaron de hablar de la residencia apague la tele, respondí algunas llamadas, las más importantes y tras tranquilizar a los familiares hice llamar al enfermero para preguntar si se sabia algo de mis compañero el me dijo que no me preocupase por eso ahora y que debía descansar y mañana sería otro día.

 

Antes de media noche me despertaron, en esos momentos me dolía todo y estaba desorientado, y me dijeron que había empeorado un poco, yo aproveché para preguntar sobre mis compañeros de nuevo y una enfermera me dijo que se encontraban todos bien a excepción de un cura y dos viandantes que transitaban por la zona y a los que afecto la caída de los escombros del edificio. Pasados ya unos quince minutos el dolor era insoportable y ya solo me preparaba para lo peor. Mientras recordaba todos los buenos y no tan buenos momentos de mi vida hasta ahora cuando vivía en el pueblo cuando nos mudamos tu abuela y yo a Madrid y compramos el piso en el cual vivíamos hasta que ella falleció, cuando nació tu padre cuando naciste tú y muchos más momentos preciosos. No se cuanto tiempo pase recordando estos eventos, pero no quería parar y además todos los dolores se iban yendo.

 

Cuando llegue al último recuerdo a lo lejos vi a tu abuela, el sol brillaba, yo no podía creer lo que mis ojos veían así es que me los frote, pero tu abuela seguía allí donde me esperaba diciendo que me acercase a ella que había llegado al lugar donde había soñado estar toda mi vida estar ella me dijo que era maravilloso, era un mundo sin injusticias sin pecados, un mundo limpio de los males terrenales que frustraban a cualquier ser. Decidimos ir dando un paseo donde ambos nos pusimos al día y entonces ambos nos acordamos de ti y decidimos parar en seco nuestro camino y escribir eta carta que esperamos leas dentro de mucho.

 

nosotros siempre pensaremos en ti y nunca te olvidaremos, esperamos que nunca nos olvides y nos reencontremos cuando Dios quiera. Un fuerte abrazo de tus dos queridos abuelos.

 

CARTA A UN FAMILIAR

Hola querido nieto esta es la última carta que te escribo, desde un sito distinto a las anteriores cartas que te escribía antes. Hoy es un día especial y por eso te escribo también desde un sitio especial, donde espero verte en un tiempo. También te tengo que contar que hoy han pasado muchas cosas que siempre recordaremos, espero que cuando leas la carta te sigas acordando de mi y nos demos un fuerte abrazo, ahora empezare a contar el confuso día de hoy.

 

La mañana transcurría como cualquier día normal, como ya sabes “ los yayos ”  como tu sueles decir dormimos poco así que hoy no iba a ser menos y me desperté a las 6 de la mañana para aprovechar el día, he tocado el botón de mi habitación y los enfermeros, con los que cada vez me llevo mejor, me han ayudado a levantarme para sentarme en mi incomoda silla con la que convivo desde hace ya cinco años, me han preparado un café italiano con leche condensada, mi favorito, y leyendo el periódico he esperado a que se levantasen mis compañeros de la residencia. Cuando he acabado de leer las noticias que más me importaban, sobre el covid sobre todo y las esquelas. Seguidamente ha venido Alberto y me ha avisado de que iban a jugar un mus a cuatro y faltaba uno para ser su compañero, y como tu sabes yo no he tenido ningún problema nunca en echarme una timba al mus y menos cuando no hay nada más para hacer. Al final hemos ganado yo y mi compañero, y al ser ya tarde nos han llamado a comer.

 

A la hora de la comida hemos rezado por todos y por la suerte que teníamos de poder comer un día mas y hemos empezado a comer. Poco después de comer he cogido mi libro, una novela de Ken Follett y me senté en la butaca donde suelo leer, pero como no te quiero engañar, al terminar la primera hoja he caído rendido. Al rato desperté desorientado, mareado, los oídos me pitaban y la cabeza me daba vueltas, rápidamente han llegaron a mis oídos las sirenas de bomberos, policía y el samur, los cuales me trasladaron a un hospital cercano rápidamente, he entrado en la uci donde iba a pasar los próximos días. Recuerdo que estuve yendo de la uci al quirófano donde no paraban de ponerme y sacarme tubos gruesos como una pajita, unos metían sangre nueva a mi cuerpo y otro suero.

 

Cuando estaba mejor el doctor me dejo el móvil y vi las llamadas de tu padre y demás familia lo que me llevo a devolverle la llamada a tu padre, el rápido acepto la llamada y me pregunto cómo estaba, yo todavía no me había enterado de que había sucedido al completo me imaginaba que había habido una explosión, pero no savia debido a que era y menos quien estaba herido o peor aún quien había podido fallecer al rato de hablar con tu padre, cuando ya estaba más tranquilo le colgué el teléfono, puse una moneda en la

 

 

 

 

televisión y puse las noticias, al segundo reconocí que estaban hablando de la residencia donde habitaba, puse toda la atención que pude en las noticias debido a que estaba en shok, y el móvil no dejaba de sonar, cuando dejaron de hablar de la residencia apague la tele, respondí algunas llamadas, las más importantes y tras tranquilizar a los familiares hice llamar al enfermero para preguntar si se sabia algo de mis compañero el me dijo que no me preocupase por eso ahora y que debía descansar y mañana sería otro día.

 

Antes de media noche me despertaron, en esos momentos me dolía todo y estaba desorientado, y me dijeron que había empeorado un poco, yo aproveché para preguntar sobre mis compañeros de nuevo y una enfermera me dijo que se encontraban todos bien a excepción de un cura y dos viandantes que transitaban por la zona y a los que afecto la caída de los escombros del edificio. Pasados ya unos quince minutos el dolor era insoportable y ya solo me preparaba para lo peor. Mientras recordaba todos los buenos y no tan buenos momentos de mi vida hasta ahora cuando vivía en el pueblo cuando nos mudamos tu abuela y yo a Madrid y compramos el piso en el cual vivíamos hasta que ella falleció, cuando nació tu padre cuando naciste tú y muchos más momentos preciosos. No se cuanto tiempo pase recordando estos eventos, pero no quería parar y además todos los dolores se iban yendo.

 

Cuando llegue al último recuerdo a lo lejos vi a tu abuela, el sol brillaba, yo no podía creer lo que mis ojos veían así es que me los frote, pero tu abuela seguía allí donde me esperaba diciendo que me acercase a ella que había llegado al lugar donde había soñado estar toda mi vida estar ella me dijo que era maravilloso, era un mundo sin injusticias sin pecados, un mundo limpio de los males terrenales que frustraban a cualquier ser. Decidimos ir dando un paseo donde ambos nos pusimos al día y entonces ambos nos acordamos de ti y decidimos parar en seco nuestro camino y escribir eta carta que esperamos leas dentro de mucho.

 

nosotros siempre pensaremos en ti y nunca te olvidaremos, esperamos que nunca nos olvides y nos reencontremos cuando Dios quiera. Un fuerte abrazo de tus dos queridos abuelos.

 

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