EN UN VISTO Y NO
VISTO
Era una fría tarde de
invierno, en un barrio marginal a las afueras de Madrid, donde todo es difícil,
donde la situación es pobre, donde la gente te mira raro si eres nuevo, donde
por un plato de comida llegan a pegarse y donde la droga y el alcohol era
frecuente.
Ahí estaban ellos, un
grupo de amigos de toda la vida, sentados, hablando y riendo entre ellos. Eran 16, un grupo de amigos que
llevaban toda la vida juntos, tenían dieciséis o diecisiete años, ellos
sentados hablando entre ellos, se hizo de noche, llevaban desde las 17:15 en el
mismo sitio pasando frío. De repente uno de ellos ve una sombra debajo de una
farola que se apagaba y encendía como un intermitente. Les llamó y les dijo que
le acompañasen a ver que era. Era un hombre de pelo castaño, ojos oscuros;
tenía la ropa sucia, llena de polvo, las zapatillas con agujeros, con una barba
larga, estaba temblando, el chico que le vio fue corriendo hacia su casa a por
algo que le abrigase, al rato de volver le puso tres mantas sobre su espalda
creyendo que así parase de temblar. Después de un rato, el hombre paró de
hablar, comenzó a temblar más fuerte. Al ver esto, el chico le vio una pequeña
mancha de sangre en el costado. El hombre se estaba desangrando, estaba pálido,
el chico le levantó las sucias prendas de ropa para ver que le pasaba, al
descubrir esa parte del cuerpo el chico se quedó parado, no sabía que hacer.
El hombre se desmalló y el grupo de amigos le llevaron en sus
brazos corriendo hacia el hospital más cercano del barrio. Un doctor mayor de
setenta y seis años, llevaba ahí desde los treinta y un años. Corriendo el
grupo de amigos hacia el hospital, con el hombre inconsciente, apartando a la
gente que interrumpía su camino, haciendo lo que sea para que llegase a tiempo;
Al llegar al hospital, el doctor le apoyó en una vieja cama que tenía y le miró
la herida, no era una herida cualquiera, estaba hecha con un bisturí. Lo más
sorprendente de todo es el mensaje que le habían grabado en el costado del
cuerpo, el chico que le vió se quedo junto a él y el doctor le decía que se fuese
a casa que era ya muy tarde. El mensaje era:’’tu hijo será el siguiente’’, al
leer esto, el doctor y el chico se quedaron parados, pensando en lo que podría
haber pasado. Después de un minuto mirando, el chico le gritó al doctor que lo
curase rápido que iba a morir.
Después de curarle, a los tres días, el hombre se depertó, no
se podía mover mucho por la profundidad
de la herida. El chico no se movió de ahí durante tres días, durmió en la sala
donde el hombe dormía. Después de conseguirle ropa nueva, que la había
conseguido robando por los mercados del barrio, y cuidarle le preguntó:¿Por qué
ponía eso en la herida?”. El hombre le contó una larga historia. Desde hace 15
años, le robaron a su hijo, no supo nunca jamás quien fue, solo sabía que
pasase lo que pasase lo iba a recuparar. El hombre fue buscándole por todo Madrid,
no sabía que hacer asique, una vez a los cinco meses de haber perdido al niño,
contactó con la mafia, le amenazó, y les dijo que como no le devolviesen a su
hijo, les mataría uno por uno. Al ver esto, la mafia en vez de matarlo le
dejaron ese mensaje, y el hombre después de esto, no sabiendo a donde ir, llegó
a este barrio. El chico le dijo que él le iba a ayudar en lo que necesitase,
entonces el hombre le pidió un pequeño favor, quedarse a dormir en su casa
hasta que se mejorase, el chico le dijo que sin ningún problema.
Pasaron los días y el hombre se iba recuperando poco a poco.
El chico, sin separarse ningún momento de él, un día después de comer estaban
ellos dos solos en su casa porque la madre se había ido a comprar, entonces
llaman a la puerta y el chico se levantó a abrir, el hombre no confiaba mucho
asique le gritó y le dijo que se sentase que abría él. Yendo a la puerta
caminando lentamente, abrió y nada más abrir la puerta se encuentran a tres
hombres vestidos de negro con una pistola en la mano. Uno, al verle le pegaron
un tiro en la pierna, el hombre débil se calló y empezo a gritar a ver si
alguien le escuchaba, el chico salíó, cogió una navaja que tenía en el cajón de
su cuarto y se encaró a los hombres. Los hombres le sentaron en el sofá
sujetándoles las dos manos, le explicaron lo que ocurría y hace dos
semanas ellos le habían puesto eso en el costado. El niño se quedó en blanco y
mientras tanto, él le explicó que ellos fueron quien de pequeño le robaron y le
separaron de su padre. El chico llorando y el hombre tirado en el suelo
sangrando, se miraron, una mirada de amor y de tristeza. El niño se levantó y
fue corriendo a darle un abrazo a su padre, lleno de alegría el padre se
levantó apoyado en él y le abrazó con las pocas fuerzas que le quedaban.
Al ver esto los hombres le dijeron que les habían enviado a
matar a su hijo, por lo que ponía en el mensaje. El padre llorando y gritando
que no lo hiciesen, que tenía toda la vida por delante suplicando que no lo
hiciesen, arrodillaron al chico, le pusieron la pistola entre ojo y ojo…y el
niño afrontando la realidad, se alló y empezó a rezar. En unos instantes todo
se paró y se escuchó el disparo que había matado al chico. Se fueron corriendo
y tiraron la pistola al suelo, el padre al haber luchado tanto, al ver a su
hijo muerto entre sus brazos, cogió la pistola, se la puso en la frente, pegó
un grito y apretó el gatillo. Todo se había acabado.
Enrique Vial Elorza 6/05/2021 3evaluación
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