María Muñoz (Escúchame y aprende)


 

ESCÚCHAME Y APRENDE


Hola, me presento, me llamo Lucas Sánchez Romero y quiero contar mi historia.

 

Todo comienza justo en donde nada puede cambiar, en el punto en el que piensas que toda tu vida será cómoda y fácil, con los problemas de siempre pero nada más allá de algo que pudiese cambiarte la vida y mucho menos la de los demás; pues así era, un simple adolescente callado y tímido, con la vida que más de uno envidiaba, nunca me faltó de nada, sigo sin obtener explicación de qué es lo que pudo pasar, y si no soy yo, ¿quién podría saberlo?

 

Demasiados años ya preguntándome, el porqué de juntarme con ellos, ¿acaso pensaba que eran mis amigos?, antes no era consciente, pero afortunadamente acabé descubriendo que unos amigos nunca me dejarían hundirme en mi mismo, ver cómo caía yo, mi salud, y toda mi familia, causándome recuerdos que nunca lograré borrar de mi mente. No quiero culparles, pero sin duda puedo sacar de ahí el detonante del desarrollo de la historia que escucharéis a continuación.

 

Mis padres, confiaban en mí, me dejaban volver a cualquier hora, y nunca se imaginaron mi resultado, pero hagamos un pequeño viaje al pasado, yo quería y apreciaba mucho a mis padres, y hermanos, los cuidaba como si fuesen parte de mí…desgraciadamente ese sentimiento me lo borró un conjunto de cosas, para que podáis comprenderme; yo tenía un amigo, a mis padres no les hacía mucha gracia, pero como ya digo confiaban en mí y no querían juzgarle por lo que se dijese de él, porque desde luego que los rumores no iban por buen camino, y en efecto no se equivocaban.

 

Un día en el que yo, Lucas, invité a aquel niño a casa, que tenía por nombre Marcos, estábamos tranquilamente en la habitación y se le ocurrió probar una de sus sustancias nuevas, yo me consideraba un poco susceptible ante Marcos, así que acepté, después de todo, se marchó y al salir por la puerta, sus ojos, negros como los del peor, se clavaron en los de mi padre, y a su vez dejaba caer una sonrisa un tanto diabólica. Mi padre lo primero que fue a ver es si yo estaba bien, y al ver a su hijo como nunca quiso encontrarle, comprendió la mirada de ese maldito niño, su mirada solo quería expresar, lo que había hecho con su hijo, que ya no tenía vuelta atrás, le había enganchado a perderse de sí mismo, a olvidar quién era, a dejar su futuro pasar. Eso nadie te lo debería de poder quitar, porque es lo más íntimo de tu ser, sin duda, Marcos no me mató, pero no siempre hacen falta cuchillos y armas para asesinar, sino que poco a poco y sin que nadie se diese cuenta, Marcos iba arrancándome un poco más de felicidad, hundiéndome en un agujero negro que al final, los que más me querían me ayudarían a salir del infierno que me creó.

 

Estaréis asombrados con todo esto, diréis, si solo son cosas de adolescentes, unas tonterías que a la larga provocan hasta gracia, pero esta no lo era, los días pasaban y aumentaba el número de drogas, todos los días durante dos años o más, ya perdí la cuenta; en mi casa, dejando que mis padres, mi hermano y hasta mi hermana con 10 años me vieran en ese estado, no cambiaba nunca mi cara, siempre tenía ojos entre dormidos, y cada vez parecía que me volvía más y más estúpido, a veces, la poca consciencia que me quedaba, me servía para darme cuenta que, mis familiares, los que contemplaban caerme sin poder hacer nada pero a la vez intentándolo todo, me miraban sin reconocerme, solo les llegaba el olor, del que por cierto nunca se olvidarán, de lo que me estaba destrozando la vida, yo no le daba importancia, pero sentí que además cada vez me gritaban más, ahora doy un paso atrás y lo comprendo, ya que no era justo para ellos estar viviendo eso por mi culpa.

 

Desgraciadamente, todo fue a peor, empecé a pedir dinero a mi madre, que era más débil en el juego de permitir cosas, porque no me llegaba de tanto que consumía, al principio la pobre de mi madre me lo daba porque realmente seguía teniendo esperanza en su niño, en el niño al que ella había criado, y cuidado desde el primer día que llegó al mundo, pero más tarde mi padre tenía charlas todos los días a gritos en el salón por mi culpa, mi hermana no paraba de llorar tapándose los oídos. Injustamente era una niña que se enteró de todo lo ocurrido, a pesar de su edad, entendió todo y sufrió como la que peor, ella tampoco olvidará nunca esta historia. Con los gritos, mi madre dejó de darme paga y yo me enfadé hasta tal punto que mi madre temía por si le ponía una mano encima, acaso sabéis cómo es sentir que la persona que más te quiere en este mundo, la persona a la que aunque la matases daría la vida por ti, te tenga miedo, o sienta que te ha perdido, que está intentando hacer todo para que vuelvas pero tú, solo necesitabas un poco de droga, y hasta que eso no ocurriese, la de en frente dejaba de ser tu madre, se convertía en el obstáculo de tu tranquilidad, y es por todo esto por lo que no puedo, hoy en día dejar de pedirle mil disculpas a mi familia, y agradecerles porque sigo sin comprender que nunca fueron capaces de dejarme de lado.

 

Podría estar toda la tarde llenando este papel de tristes y dolorosas historias sobre ese oscuro pasado, pero lo cierto es que como digo, un día abrí los ojos, y comprendí que nadie tenía la culpa de lo que me estaba pasando, ni Marcos, ni mi familia, únicamente el responsable era yo, me estaba destrozando a mí mismo, suicidándome poco a poco, día a día con esas sustancias que no quiero ni nombrar, como digo me di cuenta, de que Marcos no era bueno para mí, reflexioné sobre lo que quería en mi vida y lo que no, observé a mi alrededor, y a veces se me agotaba la esperanza con el miedo de que ya no tuviese oportunidad de volver atrás, de volver a ser un niño inocente al que sus padres miraban con la boca abierta, eso deseaba, pero sentí que mejor era arriesgar y confiar en el perdón de las personas que me querían, evolucionando para delante siempre, con una mochila llena de experiencias y aprendizajes, que aunque me duela profundamente recordar, son parte de mí y de mi historia, así que a ti te dejo el papel de escuchar y aprender con claridad porque yo conseguí salir de mi agujero negro, pero no todos han podido, haz el favor de no tentar a la suerte, después de esto, yo ni me lo quiero plantear.


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