Pablo Soriano (De algo malo se puede sacar algo bueno)


 

DE ALGO MALO SE PUEDE SACAR ALGO BUENO

 

Todo empezó el 14 de abril de 1992 a las 12:54, acababa de nacer y estaba llorando como cualquier otra persona, pero de pronto el lloro paró porque todos los que estaban en la sala se quedaron en silencio, yo no sabía que pasaba, hasta que… el médico me llevó corriendo a otra sala, todos estaban en shock. Después de dos largas semanas pude volver a ver a mis padres. Yo todavía seguía sin entender por qué estaban tan preocupados y no me lo querían explicar.

 

El 10 de febrero de 2006 mis padres me sentaron en el sofá, tenía miedo porque ellos estaban muy serios y pensaba que me iban a castigar, pero me dijeron lo que ninguno querría escuchar en su vida: “Hijo, te tenemos que contar algo que te llevamos ocultando desde hace mucho, cuando naciste, te tuvieron en el quirófano por dos semanas, y la razón era que tenías un derrame cerebral y fue un milagro que salieses bien. Te lo estamos contando ahora, porque hay otra mala noticia que no te hemos contado. ¿Te acuerdas el otro día que fuimos al médico para hacer un chequeo?, pues nos han dado los resultados y queremos que sepas que te vamos a ayudar en todo lo posible. Nos han dicho que tienes cáncer de pulmón y de piel, y las esperanzas no son muy buenas.” Mi madre al decir esto le empezó a temblar la voz. Pero era normal, porque fui directamente a mi cuarto a ver las posibilidades que tenía de sobrevivir a ambos, y no eran muchas, un 4%.

 

Estuve dos semanas sin salir de mi casa porque estaba muy débil. Empecé a hacer los tratamientos y me daban 18 meses de vida, que era mucho más de la media. Terminé después de dos años muy intensivos luchando y los vencí después de mucho tiempo, me mandaron a una escuela para discapacitados, pero no quería ser tratado de manera especial, así que les supliqué que me dejasen volver a mi antiguo colegio y lo conseguí.

 

En el colegio me miraban y me trataban como un raro, me dolía bastante, porque los que antes eran mis amigos ahora eran los que se metían conmigo, a pesar de ello, me centré en lo que me apasionaba, estudiar. Saqué el graduado escolar después de unos años de manera muy satisfactoria, con un 10 de media, hice la selectividad y alcancé la nota de un 13,984. Me dieron a escoger entre todas las carreras posibles, pero yo ya tenía decidido qué hacer desde un principio, medicina.

 

Quería poder ayudar a la gente que sufría la misma condición que tuve y más cuando todavía podía ver mis cicatrices, porque no quería que esa enfermedad fuese una debilidad, sino una manera de ser más fuerte. Terminé la carrera con éxito y me ofrecieron trabajo en Estados Unidos. Allí la tasa de cáncer es mucho mayor que a la de España y por eso lo acepté.

 

Estuve trabajando de cirujano cardiovascular durante dos años en el hospital, aunque me gustase mucho, mi sueño era poder ser oncólogo y salvar a la gente que padece de cáncer. Con el dinero que gané, abrí una clínica especializada en el cáncer de pulmón y de piel. Fue un éxito rotundo y el gobierno de Estados Unidos me dio el premio de mejor oncólogo del mundo, con tan solo una tasa de curados de más del 99%.

 

Con el dinero que gané decidí abrir una campaña contra el cáncer, una ONG, en la que toda donación iría directa a los que padecen cáncer, para poder pagar los gastos de los tratamientos, mi mayor logro en mi vida, fue poder abrir la fundación y donar el 50% de mis ingresos.

 

La finalidad de este mensaje es la siguiente: “Porque algo malo te haya pasado, no dejes que gane quien te ha hecho daño, véncelo y tómalo como una oportunidad a tu favor”, porque como Kobe Bryant dijo:

 

“Todo lo negativo-retos, presiones- todas son oportunidades para que yo mejore

 

Pablo Soriano González                    22                    Mayo de 2021             3ª evaluación


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