Teresa Abril-Martorell (Mi vida comenzó a cambiar)


 

MI VIDA COMENZÓ A CAMBIAR

 

Estamos a 1 de mayo de 2021, acabo de encontrarme un libro y he decidido utilizarlo como diario para contar mi vida. Me llamo Jorge y tengo 86 años. Nací en Ávila, en una familia con 4 hermanas. Desde pequeño me han gustado mucho las matemáticas y en los concursos yo solía ganar siempre. Cuando tenía 18 años, en la universidad elegí estudiar la carrera de física ya que me llamaba mucho la atención. Mis padres como siempre estaban muy orgullosos de mí ya que me estaba dedicando a lo que me hacía feliz. En los años de universidad, conocí a muchas personas que finalmente se convirtieron en mis mejores amigos. Al salir de la universidad busqué trabajo, pero resultó muy difícil ya que estábamos en época de posguerra y había mucha pobreza, pero aun así afortunadamente conseguí trabajar en una empresa como físico.

 

Un día estaba caminando por la calle y vi a una mujer sentada en un banco leyendo un libro, me acerqué a ella y comenzamos a hablar, se llamaba Cecilia. Aun me acuerdo de sus ojos azules y su sonrisa perfecta. Yo seguía yendo a ese banco todos los días para poder verla y hablar con ella ya que teníamos muchas cosas en común. Finalmente nos acabamos enamorando. Fueron pasando los años y la pedí matrimonio, ese fue uno de los mejores momentos de mi vida.  Tuvimos tres hijos, dos niñas y un niño que nos hicieron muy felices y nos unieron mucho. Cuando ya eran más mayores, empezaron la carrera, se fueron de casa y poco a poco se empezaron a separar de nosotros dos. Mi hija mayor se casó la primera y después se casaron mis otros dos hijos. Todos se mudaron a Madrid para trabajar allí y hacer su vida. A partir de este momento tengo los recuerdos borrosos, pero siempre me acuerdo de cuando venían mis hijos y nietos a Ávila para visitarme y comíamos todos juntos en familia.

 

Han pasado ya muchos años, hace 7 meses vinieron mi hija mayor con sus dos niños a verme. Mientras desayunaba veía a mi nieto estudiando la asignatura de matemáticas y ya que a mí siempre se me ha dado muy bien, me acerque a él para ayudarle. Él me dijo que no sabía hacer una operación, empecé a pensar y no me acordaba de cómo resolverla y la verdad no entiendo porque, pero aun así tampoco me importó mucho ya que todos nos podemos equivocar. Entonces vino mi hija muy preocupada y empezó a hacerme preguntas para ver si yo las podía responder. Más tarde fue a hablar con Cecilia y empezaron a hablar muy bajo para que no escuchase lo que hablaban. A la semana siguiente, Cecilia me dijo que nos teníamos que ir al médico. Al llegar a la consulta, el doctor me hacía preguntas como: ¿Cuánto años tienes?, ¿Cómo se llaman tus hijos?, ¿Qué comiste ayer? y para terminar me hacía resolver unas operaciones. Fueron pasando las semanas y estaba bastante cansado y harto de tener que responder a las mismas preguntas todos los días.

 

Pasó un mes y cuando llegué a la consulta me volvieron a hacer las mismas preguntas, esta vez me costó más responderlas. Así fueron pasando las semanas hasta que no sabía cómo resolver ninguna de las preguntas que me hacían. Mi familia me empezó a agobiar ya que todos los días me llamaban para ver si me sabía sus nombres y la verdad que me costaba recordar el nombre de algunos. A partir de este momento empecé a sentir que algo iba mal. Al día siguiente en la hora de comer, Cecilia me puso lentejas y las tiré al suelo ya que nunca me habían gustado las lentejas, la verdad que luego me sentí muy mal pero ya no podía hacer nada. Aquí vuelvo a tener los recuerdos borrosos y no me acuerdo muy bien de que pasó después de esto, de lo que si me acuerdo es de que escuche a mi familia llamando a una residencia y yo en ese momento estaba muy asustado, pero me dijeron que iba a ser mejor para mí, aunque Cecilia no estaba de acuerdo. 

 

Ahora estoy en la residencia, la verdad que al principio no me gustaba nada y quería volver a casa, pero hace poco Cecilia también entró en esta residencia para estar conmigo y ahora estoy bastante feliz ya que últimamente mis hijos y nietos vienen todos los días a vernos. Escribo este libro para leerlo cada día y no olvidarme de lo más importante de mi vida, porque siempre me voy a acordar de lo feliz que he sido, de los recuerdos de joven y de lo mucho que es para mí mi familia.

 

 

Teresa Abril-Martorell, 4ºE, 4-05-21, 3ªevaluacion.

 

 

 

 

 

 

 

 


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