CONVERSACIÓN
CON EL SILENCIO
Son las siete y cuarto de
la mañana, me despierto y me siento en la cama un rato, hasta que de repente
empiezo a escuchar pasos en la cocina, cosa que me extraña mucho teniendo en
cuenta que mis padres están los dos en Roma, por un viaje de trabajo. Reúno
todas las fuerzas que puedo y me levanto de la cama para dirigirme a la cocina
a ver de dónde vienen los pasos.
Al llegar me encuentro
con mi amiga Alicia, no recuerdo haberla invitado a dormir a mi casa ayer, pero
me alegro de verla de todas formas. Ella y yo somos inseparables, es mi única
verdadera amiga y sé que nunca me va a fallar. La pregunto que, si quiere
desayunar algo, pero me dice que no tiene hambre, así que me sirvo mi bol con
leche y cereales y me lo como mientras ella se sienta delante observándome,
siempre hace eso, a veces me incomoda un poco pero ya estoy acostumbrada. Al
terminar me levanto y me voy a mi habitación a vestirme, mientras ella me
espera.
Ya son casi las ocho,
cojo las llaves de casa y la mochila y salimos por la puerta. Siempre me
acompaña al colegio y vamos hablando, como hace todo el mundo, pero a nosotras la
gente que pasa nos mira muy raro, algunos hasta nos siguen con la mirada, nunca
he entendido por qué.
Llegamos a la puerta de
mi colegio y nos despedimos, atravieso el patio y llego a mi clase. Como
todavía es pronto, me quedo en la clase sola con una chica que se llama Isa,
ella se acerca para hablarme, cosa que me extraña porque la gente no suele
querer hablar conmigo, pero estoy contenta de que lo haga. Nos quedamos
hablando hasta que suena el timbre que indica que empieza la clase. Después de
un par de horas llega el patio y lo pasamos juntas, creo que por fin estoy
empezando a hacer una amiga, estoy deseando contárselo a Alicia.
A la hora de comer la veo
en la salida del colegio y me acerco corriendo hacia ella. Está guapísima,
lleva dos trenzas en el pelo con gomas de colores a juego con su ropa, un top
rosa corto que dejaba ver la tripa y unos pantalones campana verde oscuro de
tiro bajo, pero no lleva chaqueta a pesar de que es abril y hacía un poco de
frío.
Salgo del cole y vamos a
dar un paseo por el centro mientras le cuento lo de mi nueva amiga Isa, pero
Alicia no reacciona como yo esperaba. Me mira muy seriamente y me dice: “Sabes
que esto no va a acabar bien, te acabará haciendo daño y te vas a arrepentir de
haberte hecho amiga suya” Al escuchar esto me quedo mirándola decepcionada,
puede que tenga razón.
Al día siguiente vuelvo a
llegar muy pronto a clase y también está Isa sentada en la penúltima fila al
lado de la ventana, yo siempre me he sentado en primera fila porque a veces me
cuesta prestar atención. Llego a mi sitio, dejo la mochila en el suelo y me
siento sin saludar a Isa, la cual se acerca a mí y me dice: “¿Qué pasa, ya te
has olvidado de cómo me llamo?” Me giro hacia ella y respondo: “No es eso,
simplemente no me apetecía hablar con nadie, es muy pronto todavía” Ella me
mira extrañada y vuelve a sentarse en su sitio, pasan un par de minutos que
parece que durasen horas hasta que entran los demás en clase.
Durante las clases me
giro de vez en cuando a mirarla, pensando en lo que me dijo ayer Alicia.
Probablemente tenga razón, siempre la tiene y por eso somos tan buenas amigas,
yo le cuento mi vida y ella me aconseja y me dice lo que es bueno para mí. Al
final siempre acaba teniendo razón.
Sin embargo, en clase de
lengua nos mandan hacer un trabajo por parejas y la única persona que puede que
quiera ir conmigo es Isa, así que me giro y la busco con la mirada, me devuelve
una sonrisa y un gesto de afirmación con la cabeza, así que doy por hecho que
voy con ella. Al terminar la hora me acerco a su sitio para acordar un día para
quedar y hacer el trabajo, y quedamos el jueves por la tarde.
Hoy es miércoles llegan
mis padres de su viaje, la verdad que ojalá se quedaran más tiempo allí. Me
encanta quedarme sola en casa, aunque no tenga hermanos ni nada, pero Alicia me
hace compañía siempre. A veces lo pienso y realmente no sé que haría sin ella,
es la única que me entiende y me da buenos consejos.
Estaba empezando a cenar
cuando de repente escucho las llaves en la puerta de casa, señal de que mis
padres ya están aquí. En realidad, estaría mucho mejor sola, ya que no me llevo
muy bien con ellos. Estamos todo el día discutiendo, sobre todo porque dicen
que Alicia es una mala influencia, que debería olvidarme de ella y hacer nuevos
amigos. Por eso intentamos evitar ese tema siempre.
“¡Hola, cariño!”, se
escucha a lo largo del pasillo. “¡Hola! ¿Qué tal el viaje?” Es la misma
conversación de siempre, ellos me cuentan lo bien que lo han pasado en Roma, lo
rico que han comido, el precioso hotel en el que se han alojado… Y yo intento
contarles lo mínimo posible sobre los días que han estado fuera. Por un momento
pienso en hablarles de Isa, les haría muy felices, pero lo pienso dos veces y me
callo.
Al día siguiente por la
tarde, es jueves y me dispongo a salir por la puerta cuando me coge mi padre
del hombro y me pregunta “¿A dónde vas?” A lo que le respondo sin darle mucha
importancia “Nada, me voy a dar una vuelta” Me mira y me dice “Pero si acabamos
de llegar de Italia, ¿no quieres pasar tiempo con nosotros?” La verdad es que
no, pero no podía decirle eso porque tampoco quería ponerle triste. Así que
respondo “Otro día, ¿Vale?”
Consigo salir de casa y
me reúno con Alicia en el banco de siempre, me dice de ir a la azotea de un
edificio a ver el atardecer, me encanta la idea y propongo subir a la azotea de
mi propio edificio, que es bastante alto porque tiene 14 pisos. Entramos por el
portal y subimos en el ascensor. Al salir ahí siento una libertad y una
liberación inexplicables, de repente es como si desapareciera todo el mundo.
Solo estábamos Alicia y yo en lo que se sentía como la cima del mundo. Me coge
de la mano y me lleva al borde del precipicio, “¿Qué pasaría si ahora nos tirásemos?”
Me pregunta, yo la miro fijamente pero no respondo, por lo que ella vuelve a
decir algo “Somos tan irrelevantes para todo el mundo que nuestra muerte no
afectaría lo más mínimo a nadie”
Normalmente me encanta
hablar de estos temas, pero en esta situación me pongo nerviosa y me da miedo.
Procedo a acercarme un poco más al borde, para sentarme con los pies en el
vacío. Coloco las manos a los lados de mi cadera, como si fuera a coger impulso
para saltar, hasta que de repente, todo se interrumpe. Un mensaje de Isa,
preguntándome que donde estoy, que lleva en mi casa un rato hablando con mis
padres y sigo sin aparecer. Había olvidado por completo el trabajo de Lengua.
Me alejo del borde y cojo el móvil para responder, le envío el siguiente
mensaje, “Ay, lo siento muchísimo, olvidé que hoy habíamos quedado. Estoy con
Alicia muy cerca de casa, llego en dos minutos”
Nos levantamos y volvemos
al ascensor para bajar, ya estamos en el 11 B, mi casa. Está la puerta abierta
y entramos Alicia y yo sigilosamente hasta que veo que están mis padres
hablando con Isa en el salón. En vez de entrar, nos quedamos las dos un rato en
la puerta escuchando la conversación, están hablando de mí. Primero oigo a Isa
decir “Me ha dicho que le faltaban dos minutos, estará a punto de llegar” Y mis
padres le preguntan “¿Te ha dicho algo de que estaba haciendo o con quien
estaba?” E Isa les dice lo que le decía yo a ella en el mensaje “Bueno, no sé
donde estaba, pero sí sé con quién” Mis padres se miran entre ellos y miran a
la niña esperando a que siga la frase. Ella, intimidada dice “Me ha dicho que
estaba con una tal Alicia” En ese momento, mis padres vuelven a mirarse con
cara de preocupación, “No puede ser” dice mi madre, Isa la pobre no entiende
nada y les pregunta “¿Quién es Alicia?” A lo que mi padre contesta “Isabel,
Alicia no existe, es un producto de su imaginación, nuestra hija es
esquizofrénica, que es un trastorno mental, que se caracteriza por, entre otras
cosas, delirios y alucinaciones”
Desde el momento en el
que escucho esas palabras, dejo de prestar atención a lo que siguen diciendo, me
giro a mi derecha donde hacía un momento estaba Alicia, ahora ya no había nadie.
Teresa Masián 7/5/2021
3ºevaluación
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