Alejandro Sualdea (Un despertar inusual)

 


UN DESPERTAR INUSUAL

 

Eran las 6 de la mañana y mi padre me despertó alarmado, me dijo que cogiese mis cosas y que fuese a buscar a mi hermano que estaba en la otra habitación. Yo sin saber muy bien que hacer y con el sueño todavía en mí fui a buscarlo. Cuando llegué a su habitación empecé a escuchar disparos en la calle y vi a mi hermano llorando asustado, rápidamente lo cogí y lo llevé con mis padres, pero cuando llegué al salón solo vi a mi madre. Confuso la pregunté que dónde estaba papá, pero ella me respondió que nos teníamos que ir rápido. De repente escuché un disparo seguido de un grito en el exterior y escuché decir a un hombre que la familia estaba dentro. Al oír eso mi madre nos llevó corriendo al baño, donde había una especie de túnel subterráneo y nos dijo que lo siguiésemos hasta el final donde nos estaba esperando nuestro tío, después de eso se escuchó como rompían la puerta de la entrada y mi madre cerró la puerta dejándonos a nosotros dos solos. Seguimos el camino hasta el final y como dijo mi madre mi tío estaba allí, al vernos nos dio un abrazo y nos dijo que nos teníamos que ir rápido porque nuestro barrio ahora era muy peligroso. Cuando le oí le pregunté sobre si no teníamos que esperar a mis padres, él me dijo que ellos estaban a salvo y que se habían ido con unas personas a ayudarlas. Esto nos relajó bastante a mi hermano y a mí.

 

Mi tío nos llevó a una especie de refugio donde se encontraban mis primos y mi tía junto con un montón de vecinos, cuando llegamos todos empezaron a murmurar y a mirarnos con cara de pena, en ese momento no entendía nada, entonces fui a mi tía a preguntarla qué estaba pasando, ella me dijo que estuviera tranquilo que en nada todo volvería a la normalidad, pero yo ya estaba cansado de que me dijesen que no pasaba nada como si yo no me enterase de nada.-tengo 12 años y ya soy bastante mayorcito para que me contéis lo que está pasando-. La respondí yo. Ella me dijo que los rebeldes habían asediado la ciudad y que ya nada era seguro, yo la pregunté por mis padres, pero ella me dijo que ya era muy tarde y que me fuera a dormir.

 

Esa noche dormimos en el suelo, estaba frío y húmedo, pero no había hueco para nadie más. Afuera se seguían escuchando ruidos extraños, pero conseguí dormir, aunque con dificultades. A la mañana siguiente los disparos continuaban y mi tío se puso a hablar con otros hombres para crear un plan de huida, escuché algo sobre un río y el alcantarillado de la ciudad, pero no decidieron nada como tal, solo mandaron a unas personas a buscar comida para alimentarnos a los niños que estábamos allí.

 

Eran las ocho de la tarde y todavía no habían regresado los hombres que habían ido a buscar los víveres. La gente ya estaba preocupada, pero a su vez tenían miedo de mandar a más gente por lo que pudiera pasar. Los niños mientras tanto estábamos con Ahmed, un vecino que daba clases en un colegio del barrio. A las doce de la noche llegaron los hombres que fueron a comprar comida para alimentarnos a los niños.

 

 

En cuanto llegaron, consiguieron encender un fuego con unas ramas que había tiradas por el suelo. Abdel, el cocinero del bar de la ciudad, comenzó a hacer una especie de sopa rara que no sabia muy bien lo que era, pero me bastó para alimentarme. Y tras tomarnos esa sopa, intentamos dormir igual que la noche anterior, en el húmedo y frio suelo.

 

Al despertarnos nos dimos cuenta que faltaban algunas personas, supuse que habían ido a comprar más comida, pero me giré y vi todo el montón de comida que habían traído ayer que aún quedaba, por tanto, no creí que fueran a por más comida. Decidí preguntar a mi vecina Farinha, que nos había despertado, me separó del resto de niños, ya que era el más mayor, y me contó que las personas que faltaban, entre ellos mi tío, habían salido a inspeccionar como estaba la zona para poder trazar un plan de huida y todavía no habían regresado. Treinta minutos después de que desayunáramos unas pastas con un poco de leche, llegaron muy contentos. Nos contaron que el camino hacia el río estaba despejado, y que había unas lachas colocadas y que esa misma noche saldríamos todos y llegaríamos a la ciudad vecina y una vez allí nos organizaríamos. A lo largo del día, los adultos fueron perfeccionando más en plan para que no fallase nada.

 

Pasaban las horas y los nervios cada vez eran más evidentes, era como si las horas y los minutos no pasaran. Antes de irnos, todos comimos algo para tener la suficiente energía para poder huir, ultimamos los últimos detalles y decidimos quien iba en cada lancha, a mí me toco con algunos vecinos y con mi prima Habiba.

 

Ya está, era el momento de salir, sin ver la luz desde hace varios días, salimos un poco asustados, lo primero que recuerdo, fue que nada era como recordaba, todo destruido, mira a mi alrededor y solo veía destrucción, conseguí ver mi casa, bueno, lo que quedaba de ella. Pero no había tiempo de pararse a recordar ni a lamentarse, con los ojos vidriosos, llegamos al río y vimos las dos lanchas que nos habían descrito. De repente empezamos a escuchar un montón de gritos en un lenguaje que yo no entendía y disparos, intentamos montarnos lo más rápido posible. Nunca había tenido tanta angustia, parecía que el corazón iba a salirse de mi pecho. Lo último que recuerdo fue a un señor vestido todo de negro coger a Ahmed y apuntarle con lo que creo que era un arma. Ahmed gritó que arrancasen las dos lanchas y que el se iría a un lugar mejor.

 

Arrancaron las dos lanchas y de repente, todo era paz, era una sensación que jamás había tenido. En ese lugar que nunca había estado, me rencontré con mi hermano y mis tíos, que estaban en la otra lancha y también vi a algunos vecinos. Al rato, me encontré a mis padres y a su lado a mis abuelos. Estaba super feliz ya que hacía demasiado tiempo que no los veía.Ahora estoy super feliz, aunque no se nada de Ahmed, pero como él dijo, estará en un lugar mejor, pero mejor que en el que estoy yo, imposible, no quiero marcharme de aquí nunca

 

Alejandro Sualdea 07/05/2021 3º evaluación


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