¿Y MI RECOMPENSA?
Érase una vez un chico el cual era obligado a hacer una
actividad que para mucha gente será divertido, pero para él era un infierno
estamos hablando de la vela.
Todo empezó a la edad de los ocho años, todos los sábados
que el padre podía llevarle le llevaba incluso algún domingo que no tenía nada
que hacer también le llevaba, al principio para el niño era divertido por que
el no hacía nada, simplemente se montaba en el barco y el padre lo hacía todo.
Cuando el niño empezó a crecer ya le empezaba a molestar incluso agobiar la
vela, pero el siempre que su padre le preguntaba: ¿te vienes a navegar? El
siempre respondía que si, por no herir los sentimientos de su padre, todo
siguió normal navegando todos los sábados hasta que su padre le vio potencial y
decidido apuntarle regatas con otros niños.
El niño al principio se negó, pero al ver que su padre cada
vez que le veía navegar sonreía, no pudo decir que no. Al empezar con el tema
de las regatas al niño incluso le empezó a gustar la vela y todo, en las
regatas consiguió incluso meterse en algún podio que otro, aunque muchas veces
le costaba llegar a lo más alto. El padre se emocionó con que el niño quedase
en el podio de varias regatas asique decidió que lo que era antes regatas
provinciales pasase a ser nacional, el niño no acepto, pensó que no tenía
suficiente nivel como para meterse en ese tipo de regatas, aunque nunca se lo
dijo al padre para no decepcionarle.
Ya con 13 años empezó su primera regata nacional en Oviedo,
al niño no le apetecía irse tan lejos, pero era lo que había, así que, se
fueron en coche hasta Oviedo. Las primeras impresiones del niño eran que había
mucha gente, que parecían profesionales y tenían unos mejores barcos y
equipamiento que el niño, lo que más le sorprendió era que su primera regata
fue en un mar, algo que él nunca había probado, pero los demás niños si ósea
que en ese momento el niño era un principiante, acabo la regata y quedo de los
últimos.
El niño sabía que lo hizo lo mejor que pudo, pero aun así
vio en la cara del padre una tristeza que le quitaba la sonrisa y el niño
decepcionado le dijo al padre: La próxima vez será, piensa papá que está a sido
la primera vez que navego en mar, el padre asintió y siguió mirando a la
carretera por que volvían a su ciudad. La madre exhausta por que su marido e
hijo habían vuelto, pregunto qué tal había ido la regata el padre ni contesto y
se fue a su cuarto y el niño le respondió a la madre diciendo que no le había
ido muy bien.
El niño en su habitación estaba pensando que no le cundía
seguir navegando ya que no lo hacía del todo bien y además veía que si el
perdía su padre estaría decepcionado y triste, así que tomo una decisión, y
antes de decírselo a su padre, se lo comento a su madre para ver qué opinaba,
la madre le miro con una cara de sorpresa y a la vez que la madre iba relajando
más su expresión facial le dijo al niño: Como le digas eso a tu padre le
romperás el corazón, el niño se quedó confuso por que no sabía que era más
importante, si la felicidad del padre o la suya, así que ese día que el niño
estaba agobiado y decidió irse a dormir y decírselo a su padre al día
siguiente.
A la mañana siguiente el niño se levantó y desayuno, era el
único levantado, mientras el acababa de desayunar su padre vino corriendo a la
cocina, a comentarle una cosa, el padre alzo la voz antes que el niño y le dijo
que tenía una cosa que contarle y el niño asintió a la vez que decía que él
también le tenía que decir una cosa, el niño se armó de valor y cuando estaba a
punto de decírselo el padre le interrumpió y le dijo que habían preparado otra
regata pero que esta vez era en el sur. El niño al ver la cara de felicidad que
tenía su padre al decirle esto no pudo decirle lo que quería y el niño dijo:
perfecto a ver si esta vez gano, el padre ilusionado se fue a comentárselo a su
mujer, mientras tanto el niño pensó que era mejor que fuese una última vez
feliz viéndole navegar.
Ya es la semana de la última regata del niño y tanto el
padre como el hijo estaban guardando todo su equipaje en el maletero de su
coche, el padre se despidió dándole un beso a la madre y el niño la abrazo
susurrándola que a la vuelta del viaje el niño le confesaría lo que le quería
decir al padre.
Ya cuando llegaron prepararon el barco y todo, pero había un
problema hacia un día terrible el viento era huracanado, la lluvia era
torrencial y hace un frio como en invierno. El niño asustado se montó en el
barco mirando su padre con una gran cara de miedo la cual expresaba mil cosas,
el padre le dijo que no se preocupara que todo iría bien y al acabar la frase
le conto un chiste para alegrarle y el niño sonrió y le dijo que si ganaba
tendría que recibir una recompensa el padre asintió y le dijo vale. El niño ya en el agua, le costaba ir hacia la
salida de la regata, debido a que le estaban frenando unas olas de casi 2
metros, el niño al final consiguió llegar y cuando empezaron la regata el niño
empezó a navegar por una última vez , mientras que tenía que ir a la bolla
correspondiente de la carrera, el niño poco a poco se iba quedando sin fuerzas
porque las olas impactaban con mucha intensidad, los demás niños también se
veían en grandes apuros y el comité después de una larga discusión por si cancelar
o no la regata se canceló. Todos los niños se alegraron, pero cuando se canceló
empezó a hacer más viento y a haber más olas, el niño no podía más estaba en un
gran apuro se estaba quedando cada vez más sin fuerzas y a lo lejos vio una ola
de más de 2,5 metro que iba en su dirección el niño asustado intento huir de la
ola, pero no lo consiguió se preparó para el impacto y de repente ¡PUM! Su
cabeza golpeo la botavara perdiendo así su conocimiento se desmayó y se cayó al
agua.
Después de un rato el padre veía que llegaban todos los
niños menos el suyo así que cogió unos prismáticos y decidió buscar su barco,
después de un buen rato lo encontraron el barco al lado de una boya, cuando
fueron con una lancha a por el niño, no estaba el padre se imaginó lo peor y
era así, el niño murió del golpe de la botavara en su cabeza y no encontraron
su cuerpo, el padre traumatizado recuerda que sus últimas palabras que oyó de
su hijo fueron: Que quería recibir una recompensa.
Gonzalo Jiménez Blasco 1º BACH A 11/11/2021
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