SOLO UNA SEMANA
A veces nos hacemos estas
preguntas: ¿la vida tiene sentido?, ¿porque existe el mal, las
enfermedades?... pero esta historia no empieza así.
Nos situamos
en Burgos, año 2000.
Salí de mi casa a toda prisa, tenía que ir a la estación de autobuses para ir a
Madrid.
Estuve a un solo segundo de perder mi autobús (¡Qué desastre soy!)
Durante el viaje no podía parar de pensar en lo afortunada que era y lo feliz
que me iban a hacer mi hijo y su mujer.
Cuando llegué a Madrid, cogí un taxi rumbo al hospital 12 de octubre.
Al llegar no podía creer lo que veía, no me creía que fuese abuela.
Estuve un par de semanas cuidando de mis dos nietos mellizos, la verdad es que
se me pasaron volando, pero tenía que regresar a casa con mis otros dos hijos.
Hospital San Juan de Dios, año 2003.
Tras largas
semanas de pruebas médicas, hoy era el día en el que me dirían los resultados,
si todo esto había sido solo un susto o si era algo más. Estaba en la sala de espera hablando con mis hijos, pero
cuando el doctor abrió la puerta, solo en su mirada sentí que algo no iba bien.
Así es, me diagnosticaron un cáncer cerebral más o menos leve. (Pero hace dieciocho
años la medicina no estaba tan avanzada).
Me sometieron a un tratamiento de quimio no muy fuerte, lo que supuso la
caída de mi pelo y que me comprase una peluca.
A finales de ese mismo año tuve que
ir de nuevo a Madrid, a hablar con el director del colegio San Agustín para que
admitieran a mis dos nietos, que poco a poco iban creciendo.
El cáncer fue en aumento y cada vez
mis dosis de quimio eran más y más fuertes y mucho más frecuentes.
Año 2005
Estaba tan enferma que llevaba ya
unos meses ingresada en el hospital. Esta vez no podía ir a Madrid a ver a mi pequeña nieta que acababa de nacer,
una niña, lo que siempre quise.
A la semana, me vinieron a visitar
al hospital y puede ver a mi nieta. Sabía que no iba a poder disfrutar de ella
mucho tiempo, pero en ese instante di
gracias a Dios por darme a una nueva
nieta y hacerme tan feliz.
Durante todo el tiempo que estuve en
el hospital me estuve haciendo muchas preguntas.
Pero ahora he encontrado respuesta a
una de ellas. Para mí la vida si que tiene sentido porque por mucho que haya
sufrido con el cáncer , la quimio… soy la persona más feliz del mundo. Esas
fueron mis última palabras.
Ahora desde el cielo, contempló la
gran familia que he formado.
¿Me gustaría estar con ellos y
abrazarlos? Pues sí, pero se que en un futuro no muy lejano volveremos a estar
todos juntos.
Silvia Martínez Liñera 1°B
25 de Septiembre de 2021
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