TODO PASARÁ
Soy Pablo Rosa y
tengo una historia que contaros.
Corría el año 1937 y
en España estábamos pasando por tiempos difíciles pues estábamos en plena
guerra civil. Nunca me gustaron los conflictos, españoles matando españoles y
el cielo se teñía de rojo por la sangre derramada de diversos padres, madres e
hijos que no tenían la culpa de nada.
Mi esposa Isabel y yo
vivíamos tranquilos en un pequeño pueblo de Ávila llamado La Escarabajosa y por
fin íbamos a tener la hija que tanto tiempo habíamos esperado, sin embargo,
tuvimos un problema, mi esposa tuvo muchas complicaciones en el embarazo y
tuvimos que irnos a Madrid a que le hiciesen un supuesto método revolucionario
que habían empezado a realizar en América, una cesárea.
Pues eso, todo parecía
ir bien, pero unas semanas después me enteré de que habían matado a unos de mis
amigos curas del pueblo por sus ideales nacionalistas y coincidía con la fecha
en la que nos fuimos a Madrid. El gobierno necesitaba un culpable y yo era la
victima perfecta. Una tarde tranquila de octubre con mi esposa dando de comer a
nuestra hija Fuensanta irrumpen una serie de guardias en nuestro hotel de
alojamiento y tenía una orden a mi nombre para llevarme a la cárcel
injustamente acusado por asesinato.
Recuerdo a Isabel muy
preocupada por mí, me querían matar con mi hija de tan solo unas semanas
observando y sin parar de llorar… y por suerte, logre llevar mi caso ante un
juzgado y pase 5 años en la cárcel sin saber que día seria mi ultimo ni si volviera
a ver a mi hija.
Ante la situación
pase un año sin saber que hacer ni que pensar al respecto, pero mira, mi
consejo para vosotros, todas las desgracias que viváis os sabrán llevar al
camino del éxito si sabéis aprovecharlas. Decidí hacer algo de provecho y
empecé a leer libros de todo tipo e hice amigos de todo tipo, el mejor de todos
era Jorge Hernandez, un hombre tan sabio que no tarde en querer aprender con el
día a día. Paso meses enseñándome matemáticas avanzadas, física, economía, todo
lo que no pude aprender en el pueblo por los bajos recursos que había.
Mi esposa estaba
luchando como podía contra el gobierno, ellos todavía me querían muerto y
durante dos o tres años no paro de escribir cartas al rey todos los días
explicando mi situación para ver si habia suerte y lograba leer alguna.
En abril de 1942
sentado en el comedor de la cárcel de Madrid con mi amigo Jorge me recogieron
unos guardias y me dijeron que por fin había llegado una de esas cartas al
gobierno y el rey mando la orden de mi liberación, quedando impune de mis
supuestos delitos.
Cuando salí de la cárcel
pude ver a mi hija y no me reconocía, no sabia si acercarse a darme un abrazo,
fue el peor momento de mi vida, pero estaba dispuesto a recuperar esos años
perdidos con ella.
Dada mi estadía en la
cárcel tuve muy complicado encontrar trabajo, pero Jorge resulto ser un hombre
influyente en Madrid y me acepto un tiempo en su empresa de conductores y me
enseño también a conducir estando unos años relacionándome con gente importante
llevándoles de un sitio a otro y conociendo todo tipo de historias.
Cuando se relajaron
las cosas mi esposa y yo decidimos volver a nuestro pueblo y tuve una muy buena
idea de negocio, con todos mis ahorros construí una casa al lado de un campo
enorme en el que gracias a mis relaciones pude montar una granja y así una
empresa que producía y transportaba todo tipo de productos ganaderos por todo
Ávila haciéndome uno de los hombres mas influyentes en el pueblo.
Quería contaros todo
esto para que intentéis no veniros abajo nunca, todo es una oportunidad
dependiendo del punto de vista que lo
mires y podemos superar todas las situaciones adversas que se nos planteen con
un poco de cabeza y calma, espero que os sirva para vuestras vidas!!
José Pablo Rodríguez
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