LA
ABUELA
Hace
unos años estuve en casa de mi tío Paco el cual vive en un pequeño poblado
llamado Pinchi. En el cual pasábamos veranos enteros. Dicha casa fue heredada
por mi tío años después de que mi abuela fuese brutalmente asesinada en ella. Desde
aquel entonces no nos juntamos con tanta frecuencia a como lo hacíamos
anteriormente. Mi familia y yo fuimos y ya que era mi cumpleaños pedí permiso
para poder llevar a un amigo ya que ninguno de mis primos pudo asistir. Tras un
largo viaje saludamos a mi tío y el amablemente nos asignó la antigua habitación
de mis padres la cual daba vista directa al monte de al lado. El mismo monte
que subíamos toda la familia el último día de verano para ver el atardecer.
Esa
misma noche después de la rica barbacoa que nos preparó mi tío nos fuimos a la
cama estuvimos hablando de nuestras cosas como los estudios, chicas y deportes
hasta que nos quedamos fritos. A la mañana siguiente, nos levantamos y el
desayuno ya estaba preparado idéntico a como lo hacía mi abuela en las mañanas
de verano. Posteriormente mi tío nos propuso una excursión, que consistía en
subir a la cima del monte de al lado para ver el bonito atardecer como hacíamos
en verano. Sobre las seis y media de la tarde decidimos empezar a prepararnos
para subir al monte. Al entrar por el sendero una brisa de aire fresco se
sintió al pasar y nos dispusimos a caminar más rápido.
Llegamos
a la cima quedándonos un buen rato allí arriba observando el atardecer y
hablando como de costumbre. Cuando Pepe me preguntó, Oyes, ¿qué paso con tu
abuela? A lo que le respondí, mi abuela ya es parte del pasado, tratamos de
olvidar lo sucedido ya que no conseguimos justicia por lo que paso.
El
cielo ya se estaba oscureciendo y empezamos a bajar. Cuando a mitad del tramo
nos percatamos de algo que no habíamos visto de ida … una choza vieja y
abandonada por lo que nos acercamos para ver si había algo o alguien. Nos
asomamos por una pequeña ventana, pero la sangre se nos heló al ver los restos
de un ritual satánico junto a una luz tenue que provenía de la cocina. Me volteé
hacia el otro extremo de la cabaña cuando de repente vi a una mujer de edad
madura con pelo blanco, ojos blancos caídos y de baja estatura observándonos
con una sonrisa macabra.
Tardamos
en reaccionar has que corrimos tan rápido como nunca habíamos corrido,
volviendo la vista deseando no encontrarnos con aquella mirada congelante y
esta sonrisa macabra. Al fin llegamos a pie de montaña, entramos de prisa y
cerramos cada cerradura que tenia la puerta. Contamos todo lo que había pasado,
pero obviamente nadie nos creyó, se pensaban que nos lo habíamos imaginado. Nos
quedamos en la cocina hablando con los demás un buen rato. Después de
tranquilizarnos decidimos irnos a dormir esperando olvidar todo lo sucedido.
A
mitad de la noche, mi amigo y yo, nos levantamos de un sobresalto al oír el
crujido en la madera vieja del pasillo. Nos escondimos bajo la sabana como en
las películas de miedo pensando en que era el lugar mas seguro de toda la
habitación. Al poco tiempo nos asomamos para ver si había algo, pero no vimos
nada y decidimos destaparnos debido al calor infernal que estábamos pasando debajo
de la sabana. Encendimos la luz de noche cuando… vi a la misma señora de
aquella choza de edad madura, ojos blancos caídos y de baja estatura. Cuando de
repente dijo: No te preocupes, no te haré daño. Respondí rápidamente, -
¿Abuela, eres tú? Desde aquel entonces no se supo nada mas de nosotros y
quedamos en el olvido.
Álvaro
Tenorio 2ºB Mayo 2022
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