SOCORRO
Era
una noche fría y solitaria, en pleno invierno todo el mundo estaba en sus casas
a excepción de unos amigos. Estos tres amigos habían decidido escaparse de casa
para pasar toda la noche fuera y así poder tener una noche inolvidable. Lo que ellos
no se esperaban es que sería su última noche por lo menos la última de la que
se tenía constancia de su existencia. Estos tres
amigos vivían en un poblado a las afueras de la ciudad, era un pueblo muy pequeño,
pero con muchos enigmas por resolver, entre ellos la aparición de una mujer a
eso de las tres de la mañana en lo alto de la iglesia.
Se
decía que esta mujer fue secuestrada aproximadamente hace unos 30 o 40 años por
los alrededores de la iglesia. A la mañana siguiente de desaparecer encontraron
la ropa que llevaba puesta aquel día en medio de un camino, la policía lo tomo
como prueba, pero antes de que se lo llevaran la ropa desapareció. Se sabe que
la secuestraron porque una mujer que vivía por la zona aseguró haber escuchado
los gritos de una mujer a altas horas de la mañana. Esta señora dijo que la
mujer no paraba de repetir la misma frase todo el rato: “Socorro, me llevan con
ellos”. Se dice que la mujer secuestrada aparece todos los días por los
alrededores de la iglesia buscando a gente que pueda pasar por allí. La gente
que lo ha visto asegura que la mujer lleva la misma ropa que desapareció aquel
día y también coinciden en otra cosa, dicen que escuchan una frase, como si les
hablase el viento, en la que se puede escuchar socorro me llevan con ellos.
Algunos también dicen que cuando salían de esa zona tenían la sensación como si
alguien los mirase continuamente, pero también aseguraban que no había nadie
cerca.
Los
tres chicos habían quedado en la plaza del pueblo y no tenían nada previsto
para hacer, pero uno de ellos conocía esta historia ya que la había oído contar
alguna vez en casa. Le conto la historia a sus amigos y los tres al acabar de
contar la historia se miraron entre ellos con la misma idea en la cabeza: ir a
comprobar si todo esto era cierto. Se pusieron de acuerdo y fueron a por
linternas, mochilas para llevar las cosas y comida. A eso de las 2, ya estaban
preparados y decidieron ir yendo a la iglesia ya que se tardaba un poco en
llegar al estar a las afueras del pueblo, no tener casi nada de luz y tener que
ir por unos camios que llevaban sin cuidarse muchos años por los que tenían que
ir con cuidado para no caerse. De camino iban con bastantes ganas y muy seguros
de que eso iba a ser mentira, o por lo menos eso decían para tranquilizarse.
Pero a la que iban acercando iban lloviendo las dudas y las inseguridades.
Llegaron
a la iglesia y se pusieron a mirar por los alrededores a ver si encontraban
algo. Encontraron un camino de tierra muy estrecho y cubierto por las ramas de
los árboles por lo que no llegaba una la luz de la luna, encendieron las
linternas y se adentraron en el con un paso lento y poco seguro. Llevaban un
rato ya caminando y no encontraron nada, cada vez andaban más tranquilos y
estaban cogiendo confianza. Decidieron darse la vuelta ya que, si no se
alejarían demasiado, y no les habría merecido la pena al no encontrar nada. En
la vuelta iban hablando tranquilamente cuando de pronto escucharon algo
extraño, como si hubiese alguien andando por los laterales del camino, pero no
le dieron mucha importancia y prefirieron pensar que era el viento.
Al
rato volvieron a escuchar el mismo ruido era como si algo rozara contra las
ramas de los árboles. Se pararon en seco y apuntaron para los árboles a ver si
veían algo, pero no vieron nada y decidieron seguir andando, en ese momento una
de las linternas se apagó. Los tres frenaron en seco e intentaron encenderla,
pero no dio resultado y decidieron seguir con la linterna que les quedaba. Al
poco rato, bajo la poca luz de la linterna vieron como una sombra negra
atravesó el camino, les subió un escalofrío por el cuerpo a los tres en el
mismo momento y se quedaron parados sin hacer un solo ruido. La sombra volvió a
cruzar por enfrente suyo y uno de ellos reconoció la ropa, era el mismo vestido
del que tanto había escuchado hablar un vestido blanco medio roto que llegaba a
la altura de los tobillos, como si fuese un camisón. En ese momento uno de
ellos sintió como algo tiraba de su camiseta, pero cuando se giró no había
nada. En el ambiente se empezó a escuchar como una voz, pero no podían
identificar lo que decía, sintieron como cada vez la voz se acercaba y
empezaban a entender palabas cuando juntaron las palabras que habían entendido
salió la frase, esa frase que buscaban pero que en realidad no querían
encontrar: “Socorro, me llevan con ellos”.
Empezaron
a correr sin mirar atrás pero no encontraban la salida parecía que estaban
dando vueltas y por mucho que se alejasen no paraban de escuchar la voz cada
vez más cerca como si les estuviesen hablando al oído. Socorro, me llevan con
ellos es la frase que inundó sus cabezas solo escuchaban eso, ni el viento, ni
sus pisadas, ni su respiración solo un grito de auxilio que sería lo último que
escuchasen.
El
caso se cerró, dijeron que habían caído por el barranco hasta llegar al río y
la corriente se habría llevado sus cuerpos y por eso no los encontraban, pero
en realidad ellos sabían que eso no era cierto. Uno de los policías había
encontrado tres sudaderas en el suelo y al levantarlas se dio cuenta de lo que
había escrito en la tierra, parpadeo y ya no lo veía como si alguien lo hubiese
borrado. Este casó se cerró, pero todavía hay quien afrima que pasan cosas
raras por las calles del poblado, y muchos afirman haber perdido objetos de
repente o que estos se mueven de sitio sin ninguna explicación.
Jorge
Escalera 1ºA 05/2022
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