Jorge Jiménez (59 millones)


 

59 MILLONES

 

Desde muy pequeño a mi familia siempre le había gustado veranear en Brasil, concretamente en Fortaleza, la capital del estado de Ceará, al noreste de Brasil en la zona costera. Llevábamos tantos años veraneando ahí que casi ni recordaba la primera vez que fuimos. Las vacaciones aquí eran especiales porque estábamos ahí todo el mes de agosto y nos reunimos toda la familia, algo que durante el año no ocurría mucho a no ser que fuera navidad o año nuevo. Llegó un año, cuando yo cumplí los 16 años, que mi padre me dijo, disfruta bien de este último año en España que va a ser el último. Esto me desconcertó y no podía parar de hacer preguntas, pero mi padre me contestaba a muy pocas de ellas, y solo me decía “más tarde lo entenderás”. La única información que saqué era que nos íbamos a ir a un sitio lejos de España y que ese sitio iba a ser fuera de Europa. Yo aproveché todo lo que pude el fin del curso, y me despedí de todos mis amigos con la esperanza de que algún día les volvería a ver.

 

Después de unos meses de espera ese día llegó, nos mudamos a Brasil. Al llegar a nuestra casa donde siempre veraneamos noté que estaba cambiada, parecía una tienda, todo lleno de baldas, un escaparate, letreros y una furgoneta blanca en la puerta acorde con la decoración. Este fue el peor verano de todos sin duda, la familia entera estaba muy seria y nos obligaban a trabajar diariamente 6 horas cavando un túnel a todos los primos, contestando a cada pregunta que hacíamos con un “más tarde lo entenderás”. Apenas nos dejaban salir a la calle, y cuando lo hacíamos era en horas en las que había poca gente o en sitios poco transcurridos. De hecho actividades que solíamos hacer como ir al centro comercial o a la playa no podíamos hacerlas como antes. Hasta que de repente un día todo se terminó, ya no había que cavar más, nos dijeron que la parte de trabajo físico ya la habíamos cumplido, pero que ahora nos tocaba estudiar una serie de cosas. Esto nos sentó fatal a todos los primos, pensábamos que las cosas no podían ir a peor, nos quitan toda nuestra libertad y encima tenemos que estudiar.

 

Al día siguiente de esto comenzaron las sesiones de estudio, la parte positiva de esto era que después de estudiar nos llevaban a una playa a nadar, porque decían que no solo debíamos mantener la mente entrenada sino que el cuerpo también. La playa a la que íbamos era un poco peculiar, aunque estaba cerca de casa, ninguno de los primos habíamos ido nunca, a parte, esta estaba siempre vacía, parecía una playa abandonada. El estudio no estaba mal, aprendíamos todo de forma oral, no había nada por escrito, nos enseñaban cosas curiosas que  parecían sacadas de películas de espías, cosas que ninguno de nosotros pensaría que sabían los tíos. En tan solo 3 semanas aprendimos todos los tipos de materiales que se usan para cámaras acorazadas, los tipos de armas legales en cada país y sus atributos e incluso unos días fuimos a practicar tiro en la playa abandonada. Lo que hace unos meses veíamos como un infierno ahora empezaba a ser entretenido, teníamos un gran conocimiento todos, estábamos en un estado físico increíble y además habíamos madurado. Todo esto duró 2 meses, hasta que un día nos dijeron que era la última clase teórica y que al día siguiente tendríamos una reunión. En está última clase tuvimos un repaso de todos los contenidos, y lo que hicimos para repasar fue ver un video de un atraco, donde lo analizábamos paso por paso, diciendo que fallos veíamos en él y que se podía mejorar.

Hasta que llegó el día de la reunión, ese día nos reunimos toda la familia entera, lo cual era peculiar porque en la clase solía estar solo 1 de los tíos. Después de muchas preguntas nos explicaron por qué estábamos ahí todos reunidos, el caso era que entre todos íbamos a llevar a cabo un robo. Nos dijeron que el robo no era de gran magnitud, era simplemente una tienda por la que entramos desde el túnel a la cámara trasera, donde estaba todo el dinero que queríamos robar. Poco a poco las cosas empezaban a cobrar sentido, las horas cavando eran para hacer el túnel que usariamos, no podíamos salir a la calle para que no nos vieran mucho, y las clases teóricas junto al ejercicio diario de nadar eran para prepararse tanto física como mentalmente. Por lo visto todos los tipos de armas que vimos eran las que empleariamos para el robo, y los materiales y los planos eran la tienda en cuestión que íbamos a robar. La noche de antes del atraco fue dura, ninguno de nosotros podíamos dormir pensando en los posibles escenarios, pero nos forzamos a dormir para estar lo mejor descansados para el día siguiente.

 

El momento llegó, la tienda cerraba los fines de semana, y nosotros efectuamos la entrada el sábado a las 9:00 de la mañana. Claro, nosotros pensábamos que a esta hora todo el mundo escucharía como trabajabamos abriendo el suelo de la tienda, pero dió la casualidad de que a esta misma hora era el esperadísimo partido Brasil-argentina, el cual nos ayudó a pasar completamente desapercibido. Al entrar todos nos quedamos flipando, había mucha cantidad de dinero, muchísimo más dinero del que habíamos visto entre todos los primos juntos en nuestra vida, yo con mis propios ojos calculé 5 millones de reales, que eran prácticamente 1 millón de euros, lo cual me extrañó que estuviera dentro de una tienda de Brasil pero bueno, nosotros teníamos todo el rato presente la frase que nos decía el abuelo, cuanto antes saquemos el dinero, antes nos iremos de aquí. El dinero salía muy rápido gracias a la cadena que hicimos formada por todos los familiares mientras 1 o 2 supervisaba a la par que descansaba. Tardamos en sacar todo el dinero 1 día y medio, apenas podíamos parar a dormir. Cuando pensé que ya no podía más con mi vida vi como salía de ahí la última bolsa con billetes, y grité “no me lo puedo creer, ya hemos terminado el robo”, pero no era así, todavía nos quedaba la parte más complicada, huir.

 

Salimos todos en fila andando hasta la playa “abandonada” donde solíamos nadar, aquí vimos 3 lanchas cargadas con todas las bolsas que habíamos sacado, era de noche, y esto hizo que subirse a las lanchas fuera el doble de complicado a la par que tenebroso. Las tres lanchas se separaron nada más salir, y cada una cogió su rumbo, esto era por si pillabán a una no perder todo el dinero y también para que no fuera tan llamativo. Llegó un momento en el que no podía ver nada, y no sabía si era porque mis ojos no aguantan más o por qué no había luz fuera, hasta caí KO. Me desperté tumbado en un sofá por el ruido de la tele, estábamos toda la familia en una casa muy extraña, solo recuerdo que me desperté en una casa muy pequeña, esta parecía hecha con piedras apiladas, y estaban viendo la televisión en un idioma muy extraño subtitulada al español. Yo preguntaba “¿Dónde estamos?” “¿Ha sido todo un sueño?” pero ellos solo me contestaban con “calla, calla, que viene ahora”. Fue cuando de repente salió en las noticias, se registra el mayor robo de la historia, un grupo de 5 a 10 ladrones especializados ha robado a lo largo de este fin de semana 165 millones de reales brasileños, lo que equivale a unos 60 millones de dólares o €59 millones de euros, en el banco central de Fortaleza, Brasil, a lo que yo contesté con un “menudas bestias, como se puede robar tanto dinero sin que te pillen”, y fue entonces cuando me di cuenta, de que teníamos 59 millones de euros.

 

Jorge Jiménez 1ºA, 18 de Mayo de 2022

Comentarios