Verónica Lozano (Por verte sonreír)


 

POR VERTE SONREÍR


Cáncer, cuando escuchamos esta palabra sentimos miedo, dolor, sufrimiento, rabia y sobre todo estos sentimientos se intensifican cuando nos enteramos que esta enfermedad está afectando a nuestros hijos.

Aceptar que nuestro hijo tiene cáncer es una de las cosas más difíciles y dolorosas que hay en la vida.

 

Hola, soy María y mi marido y yo tenemos un hijo con cáncer; Javi nuestro único hijo de apenas 4 años, tiene una enfermedad que para nosotros era mortal: leucemia.

 

Javi siempre ha sido un niño saludable, nunca había presentado problemas graves de salud excepto algún catarro en invierno o en verano cuando por estar horas y horas en la piscina se cogía alguna otitis. Sin embargo, esta vez notamos que pasaba algo más serio que las enfermedades anteriormente mencionadas. Javi, que siempre había sido un niño con ganas de ir al parque por las tardes a jugar con sus amigos ya no le apetecía ir. No tenía fuerzas para moverse, le dolía la cabeza, sangraba por la nariz frecuentemente y a parte estaba pálido, cada día más si cabía esa posibilidad.

Le llevamos al médico lo más rápido que pudimos en cuanto empezamos a notar estos síntomas. Una vez en el hospital le hicieron unas pruebas y al terminar nos mandaron a casa con unos antibióticos y unas vitaminas mientras quedábamos a la espera de los resultados. Al cabo de unas horas una enfermera nos llamó para que volviésemos al hospital porque tenían a que hacer a Javi una transfusión sanguínea.

 

 

¿Tiene leucemia? - No paraba de hacerme esta pregunta, pero el médico me aseguró una y otra vez que teníamos que estar tranquilos que seguro que no iba a ser nada ya que Javi era un niño muy fuerte.

Tras una hora que recuerdo como la más larga de mi vida, llegaron los resultados de la prueba, y si, ponía bien grande aquello que temíamos ver, que Javi tenía leucemia y que ese mismo día tenía que empezar la quimio antes de que fuese demasiado tarde.

Como os podréis imaginar se nos vino el mundo abajo, no parábamos de llorar, y no entendíamos por qué le tenía que pasar esto a nuestro hijo, aparte Javi que no entendía nada solo preguntaba: mamá, papá, ¿Me voy a morir?

 

 

Nos estábamos enfrentando a la situación más difícil de nuestras vidas.

Seguimos el consejo del médico y aunque sabíamos todo lo que la quimio suponía, sabíamos también que no había otra opción y que no nos quedaba otra.

Javi empezó ese día con la quimio y afortunadamente gracias a Dios, recuperó un poco el color, empezó a encontrarse mejor y nosotros pudimos ver una luz al final del oscuro túnel.

 

 

 

 

 

 

Gracias a los avances que ha hecho la medicina respecto a hace unos 20 años, tras unos cuentos días de prueba pudieron diagnosticar a Javi una leucemia que tenía cura y nos dijeron que todo iba a estar bien.

 

 

Estuvo aguantando como un campeón 2 años y 2 meses de quimio. Durante este tiempo Javi ha aprendido a leer y a escribir en el hospital y se ha hecho nuevos amigos con los que seguro que en algún momento podrá ir al parque.

Acaba de cumplir 6 años y por primera vez ha probado lo que dice que es su cosa favorita del mundo: las tortitas de Vips con chocolate y nata.

 

Se le ha dado a Javi una nueva oportunidad para vivir, y nosotros nos pensamos aferrar a ella y disfrutarla a tope.

Claro está que después de la quimio nada es como antes, pero todos hemos cambiado y esto no solo lo digo por Javi sino por nosotros también.

Hemos aprendido a valorar mucho más las cosas que antes en nuestras vidas normalmente pasaban desapercibidas. Sabemos que queda mucho camino por delante, pero vamos a seguir luchando cada día.

 

Además, yo me he apuntado a dar unas charlas en el hospital para todas esas familias que están pasando por situaciones similares y para que sepan que no están solos y que al haber pasado por la misma situación o una muy similar por la que pueden estar pasando ellos poder decirles que siempre hay un rayito de esperanza y de luz.

 

Hace pocos días salió una campaña impulsada por unos jóvenes. En esta campaña, a partir de la venta de unas pulseras con el lema: “por verte sonreír” iban a recaudar dinero para que la Clínica de Navarra pueda ser investigando sobre esta enfermedad. Una enfermedad de la que salen 300 casos nuevos cada año en España.

Han conseguido recaudar 114.446,25 euros en tan solo 12 horas y gracias a esta iniciativa vamos a poder ver sonreír a muchos más niños como Javi.

 

 

Verónica Lozano, 1ºA, 19

05/2022

 

 

Comentarios