DINERO NO TAN FÁCIL
Eran las 7 de la mañana, el despertador
sonaba en una casa a las afueras de Granada, en un piso de menos de cien metros
cuadrados, en el que vivía Antonio con su mujer Ana, y sus tres hijos: Daniel,
el más mayor con 16 años, Lucia, con 10, y Carmen con tan solo 6 años. Antonio
era un hombre inseguro, pero si había algo que tenía claro, es que daría lo que
fuera por su familia, sabiendo todo lo que eso conlleva.
Hacía ya once meses que habían despedido a
Antonio del trabajo, cuestión de recortes de la empresa, y él, se sentía con el
agua al cuello ya qué si no pagaba sus deudas en menos de 24 horas, el banco se
quedaría con la casa. Antonio y su familia necesitaban 10.000 euros para pagar
la deuda y así, evitar el desahucio, pero el tiempo se les estaba echando
encima.
Pedro, un amigo de Antonio, le había
propuesto una forma de conseguir esa enorme cantidad de dinero, pero no solo
para llegar a ella, si no para triplicarla. Antonio se había planteado durante
unas cuantas semanas el aceptar la oferta de su amigo, ya que no era una forma
legal de conseguir el dinero. Se trataba del robo de un banco, no era muy
grande, pero si el plan salía como era debido el dinero para Antonio no sería
una preocupación hasta dentro de mucho tiempo.
Antonio, seguía a las 7:15 de la mañana,
tumbado en la cama mirando al techo de aquella pequeña habitación. Un sudor
frío recorría su frente, sabía que aceptar la propuesta de su viejo amigo era
la única forma de salvarle tanto a él, como a su familia. Salió de la cama y se
vistió, después les dio un beso en la frente a cada uno de los integrantes de
su familia, ya que todos ellos seguían dormidos, y salió por la puerta.
Bajando las escaleras de ese apartamento
de 7 plantas sin ascensor, encendió el teléfono y llamó a su amigo Pedro,
cuando contestó Antonio abrió la conversación con un escueto:
-
Pedro, acepto
Cinco minutos después, a Antonio le llegó
una notificación con una dirección, “Calle de Ángel Gavinet Nº 28”. Al
ver el mensaje, tiró el cigarro que se estaba fumando con el propósito de
liberar estrés, y lo apago con la suela del zapato. El ya sabía que iba a
pasar, y la finalidad del robo. Cuando Antonio llegó a la calle después de media
hora de transporte público, vio a Pedro en una cafetería, con la capucha
puesta. Cuando se vieron se dieron un largo abrazo y mientras se abrazaban,
Pedro dijo:
-
Todo va a salir bien
Aunque esas palabras eran lo típico que se
dice en un momento de tensión, a Antonio le ayudaron a controlar los nervios,
ya que esa vez, iba a ser la primera que robaba un banco, y la primera en la
que se jugaba el futuro de su familia en apenas un par de horas.
Entraron en casa de Pedro, y después de
media hora de refrescar el plan y preparase, bajaron a la calle para dirigirse
al banco. El banco estaba solamente a dos calles de la casa de Pedro. Cuando
llegaron a la puerta del banco, se miraron a la cara y después de cinco
segundos en los que se veían dos miradas de nerviosismo y miedo Pedro comenzó
una cuenta atrás:
-
5, 4, 3, 2, 1, vamos
Y entraron al banco con dos máscaras, y
empezaron a gritar y provocar miedo dentro del banco. Al parecer, el plan tenia
muchos fallos, y tanto Antonio como Pedro tenia mas miedo que cualquiera de los
rehenes. No pasaron ni cinco minutos hasta que los policías entraron en el
banco, pero, ¿y porqué tardaron tan poco en arrestarles? ¿Qué habían hecho mal,
si llevaban semanas preparando el robo? No era otra razón, que la traición de
Pedro a su amigo Antonio, que había utilizado la inocencia y confianza de
Antonio para salir del banco con el dinero antes de que la policía y Antonio se
dieran cuenta. El problema fue que Antonio se estaba dedicando a vigilar a los
rehenes mientras que Pedro cogía el dinero, y este último, que tenia
experiencia en el mundo de los robos, aprovechó el momento perfecto para huir
dejando allí a su amigo,
Mientras que llevaban a Antonio a la
comisaria, solamente le pasaban dos cosas por su cabeza: la primera, que el
dinero le había cegado, y había perdido su dignidad y valor como persona,
llegando hasta el punto de intentar robar un banco, y la segunda, era su
familia, ya que ahora, ¿Qué pasaría con ellos?
Al llegar a comisaria, le encerraron en
una sala para posteriormente ser interrogado. Cuando el policía entró a Antonio
le resultó muy familiar la cara del policía, no era otro que Rodrigo, su mejor
amigo de la infancia, y que acabaron perdiendo el contacto por el destino de
sus vidas. Los dos se reconocieron, y Rodrigo, que conocía a Antonio, le
preguntó que le había llevado para terminar en aquel punto de participar en un
robo.
Antonio le contó su situación y Rodrigo,
al saber que Antonio era una persona sin antecedentes, le propuso un acuerdo;
-
Antonio, si nos conduces hasta Pedro, te
reduciremos la condena y libraremos a tu familia de la deuda
Al parecer, Pedro estaba siendo una
persona muy buscada en todo el país por los numerosos delitos que había
cometido en los últimos años, y para la policía, lo mejor de todo esto sería
encontrarle.
Antonio, sin pensárselo dos veces le
contestó
-
Calle de Ángel Gavinet Nº 28.
Al final, Antonio cumplió dos años en
prisión por intento de robo, pero gracias a que su hijo mayor y su mujer
encontraron trabajo, la familia pudo salir del bache.
Al salir de la cárcel Antonio, con
demasiadas vivencias en su vida, deseaba con todas sus fuerzas, retomar la
normalidad, encontrar un empleo y vivir tranquilo con aquellos que tanto amaba.
Javier Bartolomé 1º de
Bachillerato B 08/11/2022
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