LAS
VISITAS CULTURALES DE MI PADRE
Desde
que somos pequeños, mi padre que es el
‘más culto de la casa’ nos organiza viajes culturales para toda la
familia. Su vocación frustrada es haber sido historiador, al final estudió
Derecho y la verdad es que sabe mucho
porque, en sus ratos libres, siempre está leyendo.
Recuerdo
desde pequeño ir a Ávila, Segovia, Toledo, Haro… y los viajes eran divertidos
porque siempre nos contaba historias, creo que muchas veces se inventaba alguna
cosa para tenernos atentos. O como cuando con la excusa de ver al Atleti, nos
vamos a Oporto y además de ver el partido, visitamos la ciudad.
Ahora
que hemos crecido, cuando nos comenta que está organizando un nuevo viaje
cultural, reconozco que mi hermano y yo
siempre decimos lo mismo: menudo rollo!!!! Pero al final, tengo que reconocer
que suelen ser bastante más divertidos de lo que parece.
La
excusa de mi padre, además de seguir conociendo España, es que son pocos días
del verano en los que estamos el núcleo duro de la familia (como lo llama él)
sin amigos ni otras distracciones
Os
voy a contar los últimos viajes que hemos hecho en verano.
El
año pasado para viajar desde Galicia hasta Cádiz, mi padre organizó una parada
en Trujillo. Mi madre le dijo que en pleno agosto nos íbamos a morir de calor
pero a mi padre le dio igual, es el único viaje en el que él decide todo y el
resto solo tenemos que dejarnos llevar.
No
hacía tanto calor en Trujillo y había bastante más gente de la que esperábamos
que había también decidido ir a pasar unos días de descanso. Mi padre lo
organiza bien ya que no nos atosiga con los monumentos, visitamos la plaza
Mayor, la iglesia de Santa María la Mayor, el castillo y entre visita y visita
siempre hacemos alguna parada para comer algo rico. Son viajes culturales y
gastronómicos, que es la parte que mi hermano y yo más disfrutamos y de la que
luego nos acordamos mejor. Trujillo es bonito pero el menú degustación que
cenamos en un restaurante de la plaza
mayor fue increíble e inolvidable. Según mi padre, no le extrañaría que en unos
años ese restaurante pasara a tener una estrella michelín.
Este
año, otra vez para bajar desde Galicia hasta Cádiz ha organizado parada en
Baeza y Sevilla.
Este
año sí que hemos pasado mucho calor. Menos mal que había piscina en los dos
hoteles y estuvimos bañándonos en las horas de más calor.
El
hotel de Baeza estaba en la zona antigua y desde la piscina se podía ver la
Catedral, Estas cosas no suelo valorarlas mucho pero mi padre me insiste y la
verdad es que tiene razón, es más agradable estar en la piscina y ver un
edificio bonito. Como dice mi padre, ya se lo agradeceremos cuando seamos un
poco mayores.
A
última hora de la tarde, salimos de visita, primero por el paseo de las
Murallas que estaba cerca del hotel. De ahí bajamos a la plaza de Santa María
donde creo que mi madre sacó ‘300’ fotos.
Ya
era incapaz de sonreír. Fuimos bajando pasando por la Universidad de Andalucía
y enfrente la iglesia de Santa Cruz hasta llegar a la Plaza de la Constitución.
Mi padre estuvo buscando un sitio agradable para cenar y al final eligió el
restaurante del hotel. Muy buna elección, cenamos fenomenal como siempre.
Y
de Baeza a Sevilla. Hicimos mismo plan, durante el día en la piscina y a media
tarde nos fuimos directos al barrio de Triana, a visitar la Giralda y la
Catedral y pasear por todas esas callejuelas. Como dice mi padre, esto solo ha
sido nuestra introducción a Sevilla, nos quedan muchos más capítulos ya que
Sevilla por muchas veces que vayas siempre acabas descubriendo algo nuevo. Y el
año que viene, qué nos organizará?
Mateo Rodríguez Caballero. 1º
bachillerato B. 8/11/2022
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