LA
GUERRA
Era
un día nublado en la ciudad. Yo estaba en el jardín jugando con mi familia,
corriendo de lado a lado mientras ellos se reían. Me encantaba escuchar sus
risas. Era un sonido capaz de animar el alma. Noto que papá sale al jardín y
nos dice a todos que nos metamos dentro de casa para escuchar las noticias. Aunque
yo no lograba entenderlo, supe que debía ser algo muy malo por sus caras de tristeza
y horror. Mamá empezó a llorar y mi padre fue corriendo a por el teléfono y
empezó a hacer llamadas. Estaba muy preocupado, no paró en toda la tarde. Mamá
nos cogió a mi hermana pequeña, Ari y a mí para llevarnos a su habitación. Incluso
Ari, que era la niña más feliz del mundo, soltó unas lágrimas, me atrevería a
decir de miedo y preocupación, como papá.
Pero yo seguía sin
entender qué estaba pasando. No paraban de hacerme mimos como si eso los fuera
a calmar…
Todo comenzó al día
siguiente, cuando estábamos saliendo a la calle a dar un paseo. Veía mucha
menos gente de lo habitual y a los que veía tenían muy mala cara, como la de mi
familia. Supongo que la noticia de ayer afectó a todo el barrio. Cuando
llegamos a casa, papá nos dijo que no volviéramos a salir, que no sabíamos
cuando empezaría todo, así que nos fuimos con unos vecinos a una habitación
subterránea que teníamos en el jardín, allí donde guardaba yo mis juguetes. Los
sacaron todos fuera para que hubiera más espacio, ya que éramos casi dos familias,
yo no entendía por qué, ¿para meter comida y ropa? ¿Acaso nos estábamos mudando?
Noto el cuerpo de Ari contra el mío, muy junto, abrazándome fuerte. Ahora sí
que tenía miedo de verdad.
Papá estaba muy estresado.
Había dejado algo en casa y salió corriendo a por ello. Debía ser importante…
Cuando ya estaba saliendo de la casa se empezaron a oír aviones encima de nosotros
y entonces sonó una gran explosión en la casa vecina. Yo salí corriendo a por
papá mientras todos gritaban qué volviera. Qué miedo. Afortunadamente, volvimos
los dos en menos de un minuto al búnker. Papá y yo llenos de ceniza. Antes de
cerrar la puerta pude ver como había quedado mi casa, estaba destrozada. ¿Quién
había podido hacer algo así? ¿Tendría que ver con la noticia de ayer? Yo estaba
muy triste, así que me refugié en brazos de mamá y me quedé dormido.
Me desperté con un sonido
estridente. Sonaba como una alarma. Todos estaban aterrorizados, se podía ver
en sus ojos. Pero no salimos del búnker por un tiempo.
Habían pasado dos semanas
y ya no quedaba comida. Papá estaba estresado y peleándose contra la otra
familia. Eran muchos días encerrados. Él insistía en salir a por comida, pero
los demás decían que era demasiado peligroso, que nos bombardearían de nuevo.
Entonces lo entendí de pronto: ¡¡estábamos en guerra!! ¿Qué había hecho mi país
para que pudiera suceder eso?
Al final papá decidió
salir de nuevo a por comida y yo le acompañé, aunque Ari intentó con todas sus
fuerzas que no lo hiciera. Pero yo no podía dejar a papá solo en él esos
momentos. Mamá salió corriendo, con Ari, gritando que no podíamos separarnos,
así que fuimos todos a buscar comida. Entonces empezaron a sonar de nuevo esas horribles
alarmas, pero ya estábamos muy lejos de casa, así que entramos en una tienda que
estaba como abandonada. Intentamos coger todo lo que pudiéramos para volver con
algo de comer, pero de pronto una gran explosión hizo que saltara por los aires
mientras todo se llenaba de polvo. Lo último que oí fue a Ari gritar mi nombre.
Entonces me despertó un
olor muy fuerte. La tienda había quedado hecha añicos y yo no encontraba a mi
familia por ninguna parte. Me empecé a agobiar y chillar por si me oían, pero
nada. ¿Me habrían abandonado? Yo seguía buscando por la tienda cuando vi el
brazo de alguien. Entonces pensé que estaban escondidos debajo de las estanterías,
pero lo que vi fue a mi familia entera aplastada por un trozo de techo que se
había caído por la explosión. Intenté despertarlos, ladré, gemí, busqué gente
en la calle para que me ayudaran, pero no había nadie. No podía ser, ¿por qué
no se movían? Yo no sabía qué hacer, gemía, no me moví de la tienda por si se
despertaban. Pasaron varios días, no comí ni bebí nada, pero no me importaba.
Estaba tan, tan solo….
Yo estaba ya medio muerto
cuando noté que una señora mayor estaba junto a mí. Ella me cogió y me llevó
con ella. No sé lo que pasó después, pero me desperté en una casa nueva muy
lejos de allí. Yo seguí buscando a mi familia, pero todo fue en vano. La señora
me dijo que ella era mi nueva familia, pero yo no la quería a ella, yo quería a
Ari a mi lado.
Pasaron los días y fui
poco a poco adaptándome a la nueva vida que tuvimos de refugiados mi dueña y
yo. Nos llevaron a otro país porque la guerra seguía.
Ha pasado mucho tiempo,
pero sigo pensando en Ari y en mi familia. Nunca los olvidaré.
Fin
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