Sara Delmas Álvarez (La guerra)


 

LA GUERRA


Era un día nublado en la ciudad. Yo estaba en el jardín jugando con mi familia, corriendo de lado a lado mientras ellos se reían. Me encantaba escuchar sus risas. Era un sonido capaz de animar el alma. Noto que papá sale al jardín y nos dice a todos que nos metamos dentro de casa para escuchar las noticias. Aunque yo no lograba entenderlo, supe que debía ser algo muy malo por sus caras de tristeza y horror. Mamá empezó a llorar y mi padre fue corriendo a por el teléfono y empezó a hacer llamadas. Estaba muy preocupado, no paró en toda la tarde. Mamá nos cogió a mi hermana pequeña, Ari y a mí para llevarnos a su habitación. Incluso Ari, que era la niña más feliz del mundo, soltó unas lágrimas, me atrevería a decir de miedo y preocupación, como papá.

 

Pero yo seguía sin entender qué estaba pasando. No paraban de hacerme mimos como si eso los fuera a calmar…

 

Todo comenzó al día siguiente, cuando estábamos saliendo a la calle a dar un paseo. Veía mucha menos gente de lo habitual y a los que veía tenían muy mala cara, como la de mi familia. Supongo que la noticia de ayer afectó a todo el barrio. Cuando llegamos a casa, papá nos dijo que no volviéramos a salir, que no sabíamos cuando empezaría todo, así que nos fuimos con unos vecinos a una habitación subterránea que teníamos en el jardín, allí donde guardaba yo mis juguetes. Los sacaron todos fuera para que hubiera más espacio, ya que éramos casi dos familias, yo no entendía por qué, ¿para meter comida y ropa? ¿Acaso nos estábamos mudando? Noto el cuerpo de Ari contra el mío, muy junto, abrazándome fuerte. Ahora sí que tenía miedo de verdad.

 

Papá estaba muy estresado. Había dejado algo en casa y salió corriendo a por ello. Debía ser importante… Cuando ya estaba saliendo de la casa se empezaron a oír aviones encima de nosotros y entonces sonó una gran explosión en la casa vecina. Yo salí corriendo a por papá mientras todos gritaban qué volviera. Qué miedo. Afortunadamente, volvimos los dos en menos de un minuto al búnker. Papá y yo llenos de ceniza. Antes de cerrar la puerta pude ver como había quedado mi casa, estaba destrozada. ¿Quién había podido hacer algo así? ¿Tendría que ver con la noticia de ayer? Yo estaba muy triste, así que me refugié en brazos de mamá y me quedé dormido.

 

Me desperté con un sonido estridente. Sonaba como una alarma. Todos estaban aterrorizados, se podía ver en sus ojos. Pero no salimos del búnker por un tiempo.

 

Habían pasado dos semanas y ya no quedaba comida. Papá estaba estresado y peleándose contra la otra familia. Eran muchos días encerrados. Él insistía en salir a por comida, pero los demás decían que era demasiado peligroso, que nos bombardearían de nuevo. Entonces lo entendí de pronto: ¡¡estábamos en guerra!! ¿Qué había hecho mi país para que pudiera suceder eso?

 

Al final papá decidió salir de nuevo a por comida y yo le acompañé, aunque Ari intentó con todas sus fuerzas que no lo hiciera. Pero yo no podía dejar a papá solo en él esos momentos. Mamá salió corriendo, con Ari, gritando que no podíamos separarnos, así que fuimos todos a buscar comida. Entonces empezaron a sonar de nuevo esas horribles alarmas, pero ya estábamos muy lejos de casa, así que entramos en una tienda que estaba como abandonada. Intentamos coger todo lo que pudiéramos para volver con algo de comer, pero de pronto una gran explosión hizo que saltara por los aires mientras todo se llenaba de polvo. Lo último que oí fue a Ari gritar mi nombre.

 

Entonces me despertó un olor muy fuerte. La tienda había quedado hecha añicos y yo no encontraba a mi familia por ninguna parte. Me empecé a agobiar y chillar por si me oían, pero nada. ¿Me habrían abandonado? Yo seguía buscando por la tienda cuando vi el brazo de alguien. Entonces pensé que estaban escondidos debajo de las estanterías, pero lo que vi fue a mi familia entera aplastada por un trozo de techo que se había caído por la explosión. Intenté despertarlos, ladré, gemí, busqué gente en la calle para que me ayudaran, pero no había nadie. No podía ser, ¿por qué no se movían? Yo no sabía qué hacer, gemía, no me moví de la tienda por si se despertaban. Pasaron varios días, no comí ni bebí nada, pero no me importaba. Estaba tan, tan solo….

 

Yo estaba ya medio muerto cuando noté que una señora mayor estaba junto a mí. Ella me cogió y me llevó con ella. No sé lo que pasó después, pero me desperté en una casa nueva muy lejos de allí. Yo seguí buscando a mi familia, pero todo fue en vano. La señora me dijo que ella era mi nueva familia, pero yo no la quería a ella, yo quería a Ari a mi lado.

 

Pasaron los días y fui poco a poco adaptándome a la nueva vida que tuvimos de refugiados mi dueña y yo. Nos llevaron a otro país porque la guerra seguía.

 

Ha pasado mucho tiempo, pero sigo pensando en Ari y en mi familia. Nunca los olvidaré.

 

Fin

 

 

 

 

 

Comentarios