Clara Andrés Rodríguez (Burbujas)


 

BURBUJAS

 

Cuando a Trini le dijeron que tenía que irse de su colegio y cambiar de ciudad, de país y hasta de continente, se le vino el mundo encima. A ella le encantaba viajar y conocer sitios nuevos con sus padres y siempre había pensado que un cambio de aires sería divertido. Sin embargo, ahora que a su madre le había surgido la oportunidad de participar en la puesta en marcha de un hospital en Kenia, se dio cuenta de que trasladarse a vivir a otro país era mucho más complicado de lo que nunca hubiera imaginado. Se sentía incapaz de afrontar todo lo que se le venía encima.

 

La llegada a Nairobi había sido un poco caótica. Allí todo era distinto a lo que había vivido hasta el momento. Su nueva casa era demasiado grande y pedía a gritos una puesta a punto. Su habitación le recordaba a las habitaciones sin personalidad de los hoteles. No la sentía como propia. Aún tenía casi todo empaquetado en cajas. Echaba de menos muchas de las cosas que había tenido que dejar en Madrid. Miraba por su ventana y no reconocía lo que veía. En las clases de su nuevo colegio le resultaba fácil desconectar. Hasta entonces siempre había pensado que dominaba el inglés, pero ahora le costaba horrores seguir las clases y entablar conversación con cualquier compañera, así que al final, optó por aislarse. Pensaba en sus amigas, que ahora estarían haciendo los exámenes de evaluación. Esos que en su momento le parecían tan horribles. Sin embargo, ahora desearía estar allí. También se acordaba de aquellas comidas de los domingos en casa de sus abuelos con sus primos y sus tíos. Y de las clases de equitación a las que tanta pereza le daba ir los sábados por la mañana temprano. Echaba de menos a sus amigas con las que ahora solo podía chatear.

 

Es de noche, ella está en su cuarto y se ha hecho la oscuridad, pero no puede dormir. No es una oscuridad como la de todas las noches. Mientras intenta dormirse, reflexiona sobre lo sola que se siente desde hace unos meses. De repente, ante su sorpresa, aparecen sus amigas. Hablan despreocupadamente, cosas del día a día. Pero no la saludan, no se dan cuenta de que ella está allí. Ve a más gente, gente conocida, gente a la que ve todos los días. En ese momento mira a lo lejos. Hay otras personas. Personas desconocidas, bueno, no todas. Reconoce a ciertas personas. Su mejor amiga de infantil, algún primo lejano, y otras personas con las que no habla desde… ¿Desde cuándo? ¿En qué momento las perdió de vista? No lo sabe exactamente.

 

Nadie la ve, nadie habla con ella. Se va elevando. Comienza a flotar en el aire. Se asusta. ¿Qué está pasando? En ese momento se da cuenta de que algo raro ocurre con toda esa gente. Todos están metidos en burbujas. Todos aquellos a los que conoce se encuentran dentro de una misma burbuja. ¿Por qué sus amigas también están ahí? ¿Por qué no están con ella? Algunos grupos grandes están encerrados en otras burbujas, enormes. Otras son más pequeñas, cabe menos gente. Hay también burbujas individuales. ¿Por qué no salen de ahí?


Cada vez hay más personas. Mucha gente a la que no ha visto nunca. Diferentes voces, razas, culturas, colores, músicas. Se va angustiando un poco más. Están ahí en la oscuridad, como flotando en la nada. Todos en sus burbujas, viviendo sus vidas y pasando el rato.

 

Ella puede ver todas esas burbujas en la oscuridad. Le entran ganas de gritar a la gente. Avisarles de que las burbujas en las que tan cómodamente se encuentran, les aíslan, hacen su mundo más pequeño, les privan de perspectiva, les hacen creer que no hay nada más que ellos y lo que conocen. Ni siquiera intentan escapar. Quiere volver con los suyos, pero no puede. Ahora ella también se ve atrapada en el interior de una burbuja. Su burbuja particular. Y se va alejando cada vez más. El miedo la paraliza, no quiere estar sola. El silencio lo invade todo y vuelve a estar rodeada por una oscuridad absoluta.

 

De repente explota la burbuja y siente que cae al vacío. Se incorpora rápidamente empapada en sudor y aferrada a las sábanas. Vuelve a estar en su nueva habitación. Le vuelve a invadir el sentimiento de soledad. Quiere volver a esa burbuja del sueño en la que veía a sus amigas y a sus conocidos de siempre. Se queda quieta, pensando en el sueño que acaba de tener. Empieza a amanecer. No sólo se va iluminando su nueva habitación. También empieza a comprender que quizás ha estado demasiado tiempo atrapada. Cómodamente atrapada. Pero ahora siente que hay muchas cosas que se está perdiendo. Ha llegado el momento de reventar su burbuja.

 

Ya ha pasado un tiempo, unos meses muy intensos, demasiado intensos como para poder contarlo todo. Fue aquel sueño el que me hizo ver la realidad. Al otro lado hay todo un mundo por descubrir, lugares, paisajes, culturas, personas y oportunidades. Es verdad que las burbujas marcan límites, pero no puedes quedarte dentro viendo pasar la vida como si nada. Comprendí que me había aislado en mi propia burbuja al llegar aquí y que tenía que salir de ella. Entonces, comencé a sentirme liberada.

 

Yo conseguí explotar mi burbuja, tú también podrás.

  

Clara Andrés Rodríguez

1º de Bachillerato A

Febrero de 2023

 

 

 

 


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