Ignacio de Domingo (Ese día de colegio)


 

ESE DÍA EN EL COLEGIO

 

Todo ocurrió un día de colegio hace unos tres años. Me levanté como cualquier otro día, con mucho sueño todavía desayuné un Colacao, para coger fuerzas y disfrutar del último día de clase antes de las vacaciones de Navidad.

 

Llegué a clase un poco tarde por un pequeño accidente en el puente por el que cruzaba todas las mañanas para llegar puntual al colegio. Al salir del coche fui rápidamente a clase. Al entrar todo parecía normal, había clase de Historia, en ese momento estábamos dando la Segunda Guerra Mundial, el tema que más nos interesaba del curso. Entré sin hacer mucho ruido para no interrumpir la explicación. La mitad de la clase estaban dormidos, otra parte prestando atención y otros tres alumnos que habían faltado ese día, entre ellos mi mejor amigo Juan.

 

Tras una primera hora complicada en la que todos teníamos ganas de dormirnos, llegaba la clase de Educación Física, la preferida por la mayoría de los alumnos del centro. Ese día tocaba partido de fútbol contra los de un año menos, y como muchos de vosotros sabréis estos partidos son sagrados, es probablemente el partido más importante de la vida de cualquier niño, porque si lo ganas será lo normal, pero si lo pierdes te lo recordarán siempre que te vean. Acabamos el partido saliendo victoriosos, el remate de nuestro portero en el último córner fue clave para llevarnos la victoria. A tercera hora nos tocaba Francés, hicimos un par de ejercicios y nos dejaron descansar ya que era el último día antes de las Navidades.

 

Tras el patio tocaba Lengua, la asignatura que todos odiábamos, llegué a clase un poco tarde y me encontré a varios profesores discutiendo sobre donde estaba mi amigo Juan , yo no le di importancia, pensando que estaría enfermo, ya que no me había dicho nada de que no venía. La clase empezó como siempre, Don Fernando, el profesor, explicaba un tema que no le importaba realmente a nadie. De repente sonó como alguien llamaba a la puerta, Fernando se levantó extrañado para abrir a esa persona. Dando unos pasos lentos para mostrar seguridad el profesor abrió la puerta y se encontró a Juan con una pistola en el bolsillo trasero. Me acuerdo del sonido de esa pistola todavía, esa bala que traspasó el cuerpo de Don Fernando. Todos nos quedamos sorprendidos, asustados nos tiramos al suelo pensando que sería una masacre. No reconocía a mi amigo, veía en sus ojos la furia y el terror que causaba, y mientras reía irónicamente como si fuera el malo de una película de terror. En ese momento llegó la profesora de la clase de al lado y murió de la misma forma que Don Fernando. Esto era un asesinato a sangre fría, y el que lo estaba haciendo era mi mejor amigo. Los alumnos continuábamos en el suelo, con miedo a que las balas comenzaran a ir hacia nosotros también.

 

Un compañero se armó de valentía y consiguió placar a Juan y desestabilizarle, escurriéndose la pistola de sus manos, varios de nosotros nos levantamos rápidamente para evitar que cogiera el arma de nuevo y se pusiera a disparar. En ese instante la masacre había finalizado, volvíamos a estar a salvo. Mientras venían todo tipo de policías y ambulancias al colegio, pensamos en si realmente estaba ocurriendo esto de verdad o era simplemente algo que nos habíamos imaginado. La policía comenzó a interrogar a Juan, y este admitió que lo había hecho porque odiaba a un profesor, y quien se entrometiera en su camino iba a tener el mismo final que él.

 

Nos fueron preguntando uno a uno para saber si teníamos algo que ver con lo sucedido, al enterarse de que yo era su amigo, los policías comenzaron a hacerme preguntas para saber si estaba relacionado con los asesinatos, yo respondí todas las preguntas de la forma más sincera posible, al mismo tiempo que pensaba en como esta persona había podido ser mi mejor amigo durante tantos años, y la realidad es que nadie sabe al cien por cien lo que le pasa por la cabeza a las personas de su alrededor, y deberíamos conocer realmente como son y cómo actúan antes de ser sus amigos, para poder prevenir que este tipo de situaciones nos afecte de la misma manera.

 

Lógicamente, no tuve ninguna represalia pero que haya sido amigo de esta persona durante toda mi vida, me da que pensar en si podría haber evitado todo esto, no se si ha sido mi culpa o no, pero yo me sentiré culpable hasta el día en que me muera.

 

Mi conclusión es que sabiendo que situaciones como esta suceden en países como Estados Unidos, debemos tener más en cuenta la salud mental de nuestros compañeros y amigos, para saber con quién te juntas y la situación que puede estar viviendo esa persona en su interior, para poder ayudarles antes de que pierdan la cordura.

 

Ignacio de Domingo Garay  Febrero, 2023


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