Javier Minondo(Que bonito es sufrir)

 




QUE BONITO ES SUFRIR


Buenos días soy Javier Minondo y les vengo a contar mi historia con mi amor. Ustedes pensarán que hablo de una mujer o de un familiar pero hablo de mi equipo de fútbol, el Real Zaragoza.

 

 Esta gran historia de emociones empezó cuando me costaba hablar y no entendía prácticamente nada. En este momento veía a mi padre emocionarse y entristecerse todos los fines de semana por un motivo que no entendía que era ver en la televisión un grupo de once  hombres dar patadas a un balón en vez de ver a Rayo Mcqueen o al  bueno de Bob Esponja. Pronto descubrí el nombre del motivo de estas alegrías y malos gestos que tenía mi padre, lo llamaba Zaragoza o algo así y decía que era el equipo bueno. Para mi no significaba nada pero sabía que era algo bueno y cuando lo nombraban era como que representaba a mi padre y poco a poco me representaba a mi. Al conocer este  extraño nombre  que en un futuro me traería sonrisas y lágrimas no dude en aprovecharme y  cuando mi padre se enfadaba conmigo por tirar un vaso, mancharme entero o no obedecer yo le decía para contentarlo “Saragosa bueno” aunque la mayoría de veces no funcionaba, siempre le sacaba un sonrisa.

 

Pronto empecé a practicar en el patio de infantil este famoso deporte que tiene loca a toda España, el fútbol. Yo no era muy bueno ni entendía mucho como funcionaba, solo le pega patadas al balón , corría de un lado para otro y cuando alguien metía la pelota en esa especie de rectángulo blanco sobre el suelo de cemento, me abrazaba a mis amigos y gritaba la palabra “gol” que de vez en cuando oía en mi casa. El fútbol me empezó a gustar mucho y no podía esperar de la emoción de salir al patio y meter un gol. Cada vez hablaba con mas fluidez y entendía más cosas y fue en esta etapa donde mi padre me empezó a hablar del Real Zaragoza.

 

Me empezó a contar muchas historias, todas buenas y alegres, las malas ya las descubriría a lo largo de los próximos años. Me habló de una tal “Recopa” como si me hablará de un puro milagro, acompañada siempre  de un video de un hombrecillo que metía un gol desde el medio del campo, también me enseñó que nuestro Zaragoza tenía seis copas del rey con el famoso cántico de:”¡Como no te voy a querer, como no te voy a querer, como no te voy a querer si te visto ganar seis copas del rey¡” . Pronto en nuestras conversaciones de la cena aparecerían nombres como Diego Milito, Jorge Valdano, Nayim, , Eduardo Esnaider o el “Guage” Villa, jugadores que creía que seguían jugando en mi nuevo equipo, pero no era así, el club se estaba cayendo y yo no sabía nada.

 

Con cuatro años me acabe haciendo del Zaragoza, esto era raro debido a que los niños hablaban de Messi y Casillas en el patio y a los cumpleaños  siempre iban con su camiseta del Barcelona o del Madrid y afortunadamente no cambie, yo llevaba mi camiseta del Zaragoza a los cumpleaños y cuando me preguntaban de que equipo era a pesar de que se reían de mi o me decían  que  eso era raro, yo siempre dije que era del Real Zaragoza. Me acuerdo de ver mis primeros partidos y de tener la colección de cromos Pannini donde todos querían tener la carta invencible y yo quería el cromo de Gabi, exjugador del Atlético de Madrid y del Real Zaragoza. Mi carta favorita no era ese Messi balón de oro que conseguí cambiarle a Pinna, mi carta favorita era mi cromo de Javier Álamo, porque era carta ídolo, jugaba en el Zaragoza y se llamaba como yo.

Pronto mi amor hacia mi Zaragoza se incrementaría cuando mi padre me llevo por primera vez a verlo jugar a un estadio que no es fácil pero tampoco el más complicado, el Santiago Bernabeu. 30 abril de 2011, mi padre me llama para meterme en el coche, yo era el niño más feliz del mundo, iba con mis botas, medias y equipación del Zaragoza. Llegamos a ese grande y maloliente estadio que veía todos los días al salir del colegio. Al salir del coche y acercarme al estadio empecé a sentir los nervios, miles de personas corriendo de un lado a otro, cientos de vendedores de bufandas, miles de cervezas por todos lados y el ruido, ese ruido que se escucha al entrar a los estadio donde sientes miedo y a la vez atracción. Al sentarme en mi asiento y ver ese puro fútbol y esa victoria  por dos a tres ante el  Real Madrid, me enamoré por primera vez y me fui a la cama soñando con jugar en lo que era para mi el mejor equipo de fútbol, mi Zaragoza. Los dos próximos años conseguí ir de nuevo al Bernabeu, donde esta vez me empecé a dar cuenta de que no eramos los mejores ya que perdimos los dos partidos uno de ellos 4-0 aunque me salí del estadio en el minuto 85 con 2-0 en contra y mi padre nunca me dijo que finalmente perdimos 4-0.

 

1 de Junio de 2013 mi padre puso la tele y me explicó que sino ganábamos bajábamos a segunda, yo no le hice mucho caso, tenía seis años y creía que como eramos muy buenos subiríamos, pero al perder 1-3 con el atlético y ver la cara de mi padre me di cuenta que ya no eramos el mismo equipo,  ya no eramos los mejores, ya no eramos ese equipo que podía jugar en el Bernabeu ganándole al Madrid. Aunque en ese momento no lo sabía ese día entraría en la historia de Javier Minondo, ya que desde ese día no veo a mi Zaragoza jugar contra los grandes.

 

En estos diez años he llorado el que más por no llegar a los “play off” que son los 2 partidos finales donde te juegas subir o no, como por ejemplo cuando en 2016 si ganábamos el último partido pasábamos a “play off” y nos metieron seis goles los últimos de la clasificación, un hecho que solo le podía pasar al Zaragoza, he llorado por perder jugadores y por perder partidos insignificantes como contra el Huesca o contra el Alcorcón. Pero donde más he llorado ha sido en los tres “play off” perdidos, donde no fueron partidos normales, fueron autenticas bromas y desgracias. En 2015 en la final del “play off” en el minuto 85  ya casi eramos equipo de primera división pero un gol tonto al final del partido nos haría seguir en segunda. En 2018 después de acabar la primera vuelta decimoséptimos, remontamos y quedamos terceros fue increíble, pero nos eliminamos con un gol en el minuto de 92 contra el Numancia, otra vez al final del partido. Recuerdo que fue el día que más lloré, llore hasta que se me acabaron las lágrimas, encima se marchó Borja Iglesias. Por último en 2022 íbamos a subir debido a que estábamos a cinco puntos del tercero y llegó una cosa llamada “Covid-19” que paró la liga, entramos en mala racha, quedamos terceros y perdimos el “play off”.

 

Definitivamente me he enamorado de ese equipo llamado Real Zaragoza y todo esto por lo que dice el título, que bonito es sufrir. El sufrimiento me ha hecho motivarme porque mi equipo llegue lejos , tenga un buen jugador o gane un partido y esto me hace mucho más feliz que a cualquier persona del Madrid o del Barcelona porque yo no estoy acostumbrado a estar arriba. También el defenderme de las risas de los demás y el sentir este sentimiento junto a mi padre que me ha hecho enamorarme, me ha hecho ir a estadios como El Bernabeu, Vallecas, Butarque,El Calderón, Alfredo Di Estefano, me ha hecho gastar 90 euros en cada equipación, me ha hecho aprenderme cada año veintiséis jugadores que precisamente buenos buenos no suelen ser, me ha hecho pedir todos los años ir a la Romareda por mi cumpleaños, me ha hecho aprenderme los cánticos, , me ha hecho ver todos los partidos como por ejemplo contra equipos como el Albacete o el Burgos un lunes a las nueve con exámenes, me ha hecho verme videos los sábados a las diez de los mejores goles de Savo Milosevic, en general me ha hecho amar un club como a nadie y tener una motivación y unas ganas bestiales  de que llegue el fin de semana para verlo jugar.

Para terminar deciros lo que me recuerda siempre mi padre, puedes cambiar de trabajo, de mujer, de ciudad, de amigos, de familia, incluso hoy en día de género, pero solo hay una cosa que no puedes cambiar y esto es tu equipo de fútbol. Ale Zaragoza ale ale y muchas gracias.

 

Javier Minondo Laboa, 1ºBachillerato A, Febrero de 2023.

 

 

 

 


Comentarios