LAS ESTACIONES
Hades,
hijo de Cronos y Rea, dios del infierno y también conocido como “el no
visible”, al vivir en aquel lugar en el que los humanos nunca pueden ver,
siempre fue considerado un dios cuyos gustos se mantienen muy alejados de la
atracción femenina. Sin embargo, un día se enamoró de Perséfone, hija de Zeus y
Deméter, y diosa de la fertilidad en la tierra.
Al
contrario de Hades, que representaba un ser sombrío y mortífero, Perséfone era
una de las mujeres más bellas que existieron en aquellos tiempos, con un
cabello largo y negro, piel pálida y ojos de color azul. No habitaba un hombre
en la tierra que no se hubiera visto tentado por su hermosura, y Hades, no iba
a ser la excepción.
Perséfone
y Hades, siempre habían sido muy buenos amigos, hasta que un día, Eros, dios
del amor, lanzó una flecha contra el corazón de Hades, así cayendo
completamente enamorado de su amiga. A partir de este suceso, Hades decidió
engañar a su amada y así poder convertirla en su esposa.
Por
lo que una noche en la que Perséfone se encontraba durmiendo, Hades se adentró
en el sueño de ésta, con la ayuda de su hermano Zeus, en forma de toro blanco,
y fue poco a poco acercándose hacia ella, cuyo torso se encontraba plácidamente
tumbado en la arena de la playa bajo los rayos abrasadores del sol. Cuando
Perséfone notó la presencia de la criatura que se encontraba junto a ella, se
advirtió tan fascinada ante ésta que decidió montarse en su lomo. Cuando lo
hizo, Hades comenzó a correr sin cesar hasta que alcanzaron el inframundo, el
Reino de Hades.
A
continuación, el dios encerró a Perséfone en una torre y la mantuvo cautiva en
el infierno durante un largo período de tiempo, así privándole de su libertad y
proclamándola Reina de los Infiernos.
Por
otro lado, Deméter, madre de Perséfone y diosa de la tierra, la agricultura y
los cultivos, se propuso hallar el paradero de su hija. Sin embargo, tras un
tiempo de búsqueda, no obtuvo éxito alguno y cayó bajo una descomunal
depresión. A consecuencia de esto, al ser la diosa de la tierra, la agricultura
y los cultivos, la Tierra se apagó; el suelo se secó, las flores se
marchitaron, la vegetación murió, y las condiciones en la Tierra se volvieron
pésimas.
Pasaban
los años y poco a poco el ser humano comenzó a desaparecer. Ante esto, Zeus,
dios del cielo y de la Tierra, cuya misión es velar por los humanos, no quiso
permitir semejante necedad y trató de buscar una solución.
Para
esto, en primero lugar mandó como mensajera a la diosa Iris, así para tratar de
convencerla de que le devuelva la vida a la Tierra. Pese a ello, Deméter se
mantuvo firme en su decisión y advirtió que no realizaría dicha tarea mientras
no se reencuentre con Perséfone. E incluso tras las súplicas de todos los
dioses, la diosa Deméter declaró firmemente que no permitirá que la tierra dé
más frutos mientras ella no vea a su hija.
Fue
entonces cuando se dieron cuenta de que solo llevando a cabo la petición dada
por la diosa, lograrían su propósito de reanimar a la Tierra. Por lo que Zeus,
viaja al inframundo en busca de su hermano, Hades, para presionarlo de que
suelte a Perséfone. Y al ser Zeus el Dios supremo, éste aceptó.
Sin
embargo, antes de que Hades dejara marchar a su amada Perséfone, le dio de
comer una fruta, en concreto una granada. Siendo así, tomó unas pocas semillas
de la granada y se marchó devuelta a la Tierra con su madre.
Cuando
Perséfone regresa con su madre, tienen un encuentro muy venturoso tras todo el
sufrimiento vivido por parte de las dos. Pero este júbilo no dura para siempre,
ya que tras pasar unas largas horas conversando, Perséfone le confiesa a su
madre haber comido esas semillas de la granada que Hades le ofreció. Al oír
esto, Deméter sabe lo que sucede cuando alguien prueba algo procedente del
inframundo, y es que aquel que lo haga, no tendrá más remedio que regresar a
las profundidades de la tierra por siempre.
Zeus,
al comprender las consecuencias que este acto podía llegar a provocar, decidió
realizar una transacción, la cual consistiría en una división del año, en la
que en la primera mitad de éste, Perséfone se encontraría con su madre en la
Tierra, mientras que en la segunda mitad del año, ella volvería a los infiernos
con Hades a continuar su cargo de diosa del inframundo.
Es
por eso que cada año, cuando llega la estación fría, la Tierra se llena de
tristeza, y cambia su verdor por el luto glaciar; desaparecen las flores de los
campos y las hojas de los árboles, ya que según el mito, Perséfone ha vuelto al
paradero de su esposo, el dios del infierno. Sin embargo, cuando llega la
primavera, Deméter celebra el regreso de su hija adornando la tierra de un aire
más cálido, y toda la naturaleza se convierte en una sinfonía de luz y color.
Así dando origen a lo que conocemos como las estaciones.
Olga
García, 1ºB 05/23
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