LA
AMENAZA DE LOS HUMANOS
Estábamos todas las crías jugando entre pedazos
de hielo que se había des adherido del resto del hielo, saltábamos de uno
a otro a ver quien llegaba antes, pero a veces estos se descomponían en trozos
más pequeños. A nuestras madres les da miedo, pues alguna vez un oso se ha
llegado a caer al agua y al no poder salir se ha ahogado. Esto no siempre fue
así, me dice mamá; ¡antes había grandes edificaciones de hielo e icebergs y más
hacía frío! Eso era la parte que más echaba de menos ella y todos, pero de eso
ya hace mucho.
¡De vez en
cuando recibimos visitas de humanos, he oído que campan a sus anchas
destruyendo nuestras casas o incluso se atreven a llevarse a crías o familias
completas para su propio bienestar, como lo son sus negocios, me parece
horrible! ¿Y Si alguna vez se llevan a uno de mis amigos? ¿O a mi madre?
El caso es
que hoy, como he dicho, estábamos todos juntos, cuando de repente oímos
una avalancha algo lejos, se había derretido otras parte de nuestro hogar, cada
vez los trozos que caían al agua eran cada vez mayores a este paso, ¿dónde
viviremos? Pensamos que eso había sido toso por hoy, pero de repente empiezan a
aparecer barcos grandes a nuestro alrededor, incluso camiones por atrás
nuestro, no entendemos nada, pero nos asustamos y huimos todos hacia cualquier
refugio para que no nos encuentren. Nos quedábamos en nuestra cueca casi tres
días y cuando salimos parece que han pasado años, todo está cubierto de
máquinas, barcos, coches y personas, luces, ruidos … ¿Qué estarán haciendo?
Todos nos preguntamos lo mismo. No queremos que estén aquí, este es nuestro
hogar y lo vana destruir en poco tiempo si siguen así. ¿Pero qué podíamos hacer
nosotros de todas maneras?
De pronto
oímos a la distancia un hombre que se pone a gritar descontroladamente a sus
compañeros, mientras nos señalaba, así que todos los de al lado
miraron en nuestra dirección, no sé quién de todos estaba más asustado si yo o
ellos. Parece que nosotros, porque
esos señores que estaban gritando venían corriendo hacia nosotros con redes y
pistolas, aunque seguíamos sin entender nada, sabíamos que no era nada bueno,
así que volvimos a intentar huir a nuestro refugio, pero esta vez no lo
conseguimos, intentamos alejarnos de allí lo máximo posible lo que no nos dimos
cuenta es que como esa máquina que acabábamos de ver las había ya por todos
lados, estábamos despistados sin saber qué hacer.
Los hombres seguían persiguiéndonos, pero ahora
iban más rápido encima de otra máquina extraña, la primera vez que disparan
fallan, la segunda, ya no tenemos tanta suerte.
¿Por qué hacían esto? ¿No son ellos los intrusos
acaso? Si no les hemos nada…
No me di cuenta a principio porque mi grupo no
paraba de correr, pero al pararme a coger el aire no vi a mama y me entró el
pánico, no podía ser ella, es cuando miro hacia atrás cuando la veo con una fea
red cubriéndola y rodeada de los cazadores, la necesito. Intento ir hacia ella,
pero los demás no me dejan alegando que así nos cogerán a todos. La tuve que
dejar allí, no sé si estaba muerta, pero si nadie la rescataba pronto lo
estaría. Y así fue, pues nadie se abrevió a volver por ella.
Ese día perdí dos cosas, mi hogar y mi madre, y todo por los dichosos humanos que no saben donde meterse. En poco tiempo lo poco de hogar que me queda, dejará de existir y a saber cuál será entonces nuestro destino.
Sara Delmas Álvarez 1ºB
Comentarios
Publicar un comentario