Ian Rocci (Any)



ANY

 

En un día como cualquier otro, solían abrazarme, recibiendo el mismo cuidado y cariño de siempre. Sin embargo, algo en el entorno cambió. Mi curiosidad fue atraída hacia esta persona que me cuidaba, que me regalaba sonrisas y me trataba con un afecto sincero que dejaba una huella en mi corazón.

 

Ella me llevaba a un mundo de relatos, en el que aparecía una tierra rural donde los animales eran parte de su vida cotidiana. Con tres cerdos bajo su cuidado, su narración solía girar en torno a las travesías de estos simpáticos animales que, se encontraban en constante acecho de un lobo feroz que rondaba en el hábitat. Cada relato estaba lleno de emoción y aventuras que hacían que mi imaginación volara a esos paisajes rurales y a las hazañas de los cerdos para protegerse.Acabando con el lobo feroz, perdón por espoliar.

 

También me contaba con entusiasmo sobre un señor mayor llamado Gepetto, conocido en la aldea, por haber perdido su hijo en trágico incendio, pero que deseaba que volviera con gran anhelo. Por otra parte, la Hada azul satisfizo su necesidad con un niño de madera denominado Pinocho, cuyo padrino era un insecto saltarín, pero no todo iba a ser color de rosas en esta historia, ya que iban a aparecer maleantes, rateros, payasos, malabaristas, y por si fuera poco un zorro malicioso y una ballena traga elefantes.

 

Otras historias que compartía involucraban a una abuelita, alejada de su familia, cuya nieta desafiaba valientemente los peligros del entorno para llevarle comida y asegurarse de que la anciana no pasara hambre, cumpliendo su deber con un coraje admirable. Pero entre todas las historias que compartía, una en particular es mi favorita: "El regreso a casa después de un largo viaje". Este relato se convertiría en un símbolo de fortaleza y perseverancia para ambos.

 

En una Navidad, partió para visitar a su familia que residía en Colombia y, de manera inesperada, el regreso se vio demorado por circunstancias fuera de su alcance. Esta separación inesperada dejó en mí un temor profundo, el miedo de perder a alguien tan querido. En medio de ese desierto emocional, cargaba un peso en mi conciencia. Me preguntaba si podría haber evitado su partida, si hubiera sido egoísta al pedirle que se quedara a mi lado para cuidarme. Sin embargo, comprendí que la espera era mi única compañera, y en esa resignación, aprendí la virtud de la paciencia, una lección que me acompañaría a lo largo de la vida.

 

Los meses se deslizaron silenciosamente, convirtiéndose en años, hasta que finalmente llegó el ansiado momento del reencuentro. Nos encontramos de nuevo, compartiendo momentos preciosos y prometiéndonos estar siempre presentes en la vida del otro. Sin embargo, el destino jugó nuevamente sus cartas y nos separó cuando tome la decisión de comenzar una nueva vida en este país, un cambio necesario, pero no exento de nostalgia.

 

A pesar de la distancia física, seguimos conectados, saludándonos cada día con un cálido "Buenos días" y compartiendo nuestras vivencias en los fines de semana a través de llamadas llenas de risas y anécdotas. Esta experiencia me enseñó que el cariño y la conexión con una nana tan especial, trascienda la geografía y el tiempo, fortaleciéndose con cada día que pasa. La lección más valiosa que mi querida cuidadora me ha dado es que, cuando la amistad, es sincera, no importa la distancia ni el tiempo, siempre se encuentra una forma de mantenerse unidos, a pesar de los problemas que tengamos, la distancia, los conflictos y de lo que puede que se anteponga en en nuestra amistad eso no quiere decir que te deje de querer.

 

Saludos Ian.


                                                  Ian Francesco Rocci Capasso , 1ª, N 26. (noviembre de 2023)

 

Comentarios