Adriana Torinos Romero (No sabía que me ibas a faltar)


NO SABÍA QUE ME IBAS A FALTAR

 

 

Cuando tu corazón dejo de latir el mío se aceleró. No estaba preparada para que desaparecieras, ese día mi vida cambio por completo.

 

 

Horas antes de tu muerte estábamos pasando la tarde sentando en un banco como siempre solíamos hacer, y en ningún momento se nos pasó por la mente que íbamos a pasar de estar en la luz a la oscuridad. Todos pensábamos que iba a ser una tontería como las de siempre, pero esta vez no fue así. Yo sabia que algo esa tarde no iba a salir bien, lo presentía.

 

 

-Confía en mí, no va a pasar nada, todo va a salir bien, te quiero- me dijo él. No sabía que esas iban a ser las últimas palabras que le iba a escuchar decir.

 

 

Saltaron la valla y pasaron al otro lado, sentí un cosquilleo en todo el cuerpo, nada iba a salir bien, repetía una y otra vez dentro de mi cabeza. Mil mariposas malas vinieron a mi estómago y poco a poco se iban convirtiendo en cuchillos que solo querían apuñalarme. Él intento subirse a un tren, no paraban de reírse, por un momento me tranquilice y me olvide de los cuchillos y de la voz dentro de mi cabeza, pero aun así yo sentía miedo, estaba aterrorizada. Cuando él consiguió subirse todos empezaron a celebrarlo, estaba a punto de bajarse y de repente empezaron a saltar chipas, en un abrir y cerrar de ojos ocurrió lo que nadie tenía en su mente.

 

 

Pasaban los minutos y los cuchillos de mi estomago cada vez iban aumentado la velocidad hasta que de repente se pararon de golpe, y ahí te vi, tirado en el suelo, sin vida. Cada parte de mi cuerpo se paralizo, no sentía las manos ni los pies, mi respiración tenía un ritmo acelerado, mi cerebro se nublo, mi corazón se congelo y se encogió, mi boca no sabía pronunciar palabras, sentía escalofríos en todo el cuerpo, y cuando abrí los ojos te vi por última vez rodeado de médicos.

 

 

-Ha fallecido- dos palabras y once letras que se me quedaron clavadas en el corazón como una espada que era imposible de sacar. No me lo podía creer, yo sabía que tu no estabas muerto, que era imposible, pero al parecer nada es imposible y tú ya no estas con nosotros.    Sentía que el mundo se me venía abajo, estaba paralizada, no sentía mi cuerpo, nunca me había imaginado una vida sin ti, pero ahora ya no es una imaginación, es una realidad la cual tengo que afrontar día tras día.

 

 

Ahora voy a tu casa y tu habitación esta ordenada sin nada más, tus padres no hablan, la casa está en silencio, todo ha cambiado desde que tu no estas. No solo me has dejado un vacío a mí, sino también a la gente que te quería.  

 

 

Aun echo de menos tu risa, tus abrazos… en general, te echo de menos a ti, no he aprendido a vivir sin poder verte y eso me mata por dentro, me mata el hecho de que tuvieras que morir así, tan joven, teniendo una vida entera por delante, y miles de metas que me contabas siempre con una sonrisa de oreja a oreja.

 

 

Cada vez que miro al cielo veo tu cara, y siempre me pregunto que abre hecho yo mal para que te fueras de mi lado.

 

 

Ojalá estes feliz donde sea que estes, y en otra vida tengo claro que nos veremos, te querré siempre.

 

 

                                                                                                  Adriana Torinos Romero 4º

                                                                                                              02-11-2023      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Comentarios