LA INCORRECCIÓN DE LOS PREJUICIOS
Había
una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un niño llamado Ernesto. Ernesto
era un chico curioso y aventurero, siempre buscaba nuevas experiencias y
descubrir cosas interesantes.
Ernesto
era un chico amable, social y divertido. Pero era muy tozudo. A las afueras del
pueblo habitaba un viejo hombre llamado Paco al que todos los padres tachaban
de loco debido a haberse pasado 40 años de su vida buscando u supuesto tesoro
pirata, y al parecer perdió la cabeza. Todos los niños tenían terminalmente
prohibido acercarse a esa zona del pueblo.
En
una tarde muerta de verano mientras estaban aburridos a la gran pandilla de
niños se les ocurrió jugar a verdad o reto, Ernesto, el cuál era muy valiente,
eligió reto y sus compañeros le propusieron entrar a la casa del viejo loco.
Sin dudarlo se adentró y al parecer no había nadie en ese momento, había poca
iluminación y un olor ha cerrado bastante fuerte, a lo que Ernesto decidió
abrir una de las ventanas que había en aquella choza. Una vez tenía mejor
visibilidad observó que en la pared había una serie de palabras y letras
pintadas, pero mientras intentaba descifrarlas una mano le toco el hombro y
hecho a correr como nunca lo había hecho.
Unas
semanas después mientras Ernesto paseaba por el bosque de al lado de su casa, encontró
un sucio y viejo mapa. Era un pedazo de pergamino amarillento con dibujos y
letras casi ilegibles similar a los dudosos símbolos que había visto en la casa
de su loco vecino. Dudoso, pero a la vez intrigado, decidió seguir las
indicaciones del mapa y comenzar su propia búsqueda.
El
mapa parecía llevar a un lugar desconocido, así que Ernesto se metió aún más en
el bosque. Después de caminar durante un largo rato y de empezar a
desorientarse decidió que lo mejor que podía hacer era retroceder y con mucho
valor ir a hablar con Paco.
Una
vez llegó al jardín de Paco se atrevió a llamar a la puerta, pero una vez lo
iba a hacer se abrió de repente y el anciano le dio la bienvenida. El viejo
loco tenía una mirada nerviosa y misteriosa. Ernesto le mostró el mapa y el
anciano Paco, con una sonrisa enorme, le contó la historia detrás de aquel
tesoro que con ansia buscaba Ernesto. Resultaba que, siglos atrás, un pirata
había ocultado un cofre lleno de oro, joyas y un montón de piedras bonitas con
un elevado valor en el bosque, y que él se había pasado mucho tiempo en
buscarlo hasta que se convirtió en su mayor prioridad.
Sorprendido
por la historia, Ernesto decidió meterse en la aventura de encontrar ese cofre
perdido. Con la guía de Paco, comenzaron a descifrar los acertijos del mapa y a
seguir las pistas que este les dejaba.
Atravesaron
ríos, montañas y se enfrentaron a peligrosos animales salvajes. Pero Ernesto no
se dio por vencido, creyendo en su capacidad para descubrir el tesoro y ansioso
por la emoción de la aventura.
Al
final, después de varios días de búsqueda, llegaron a una cueva escondida entre
rocas y secos arbustos. Allí, en medio de la oscuridad del bosque, encontraron
el famoso cofre. Ernesto estaba emocionado, pero allí Paco le dijo que
mantuviera la mente fría y que no se cegase por el dinero y que le escuchase.
Paco le explico que muchos años atrás el tenía una vida muy feliz con una bella
esposa y un hermoso hijo, lamentablemente a su hijo le detectaron una enfermedad
y necesitaban cierta cantidad de dinero para pagar el tratamiento de la que
ellos carecían. Mientras el estaba desolado en una sala del hospital en el que
estaba ingresado su hijo un hombre misterioso se le acercó y le dio aquel
pergamino que Ernesto milagrosamente encontró. Investigó y encontró aquella
famosa historia sobre el cofre y el valor que podía llegar a contener, por lo
que no tenía más remedio que intentar encontrarlo antes de que fuese demasiado
tarde. Durante semanas se dejó la piel buscando aquella fortuna, pero
lamentablemente fue demasiado tarde para la vida de su pequeño. Hundido se
deshizo del pergamino, su mujer lo abandonó al pensar que se pasó los últimos
días de su pequeño por ahí sin preocuparse de lo que verdad importaba. Y de un
momento a otro lo que era una vida envidiable paso a ser en una vida de soledad
y tristeza. Durante el resto de los años se juró que encontraría el tesoro para
demostrarle a su mujer que en todo momento estaba pensando en su hijo y que no
estaba loco. Paco principalmente necesitaba encontrar el pergamino que
lamentablemente tiró, pero al no encontrarlo pensó que no haría falta ya que
hasta se lo había aprendido de memoria. Su día a día paso a centrarse en
encontrar el tesoro, pero llegó a un momento en su búsqueda que se atascó y que
gracias a Enrique pudo resolver y llegar al final de su investigación.
Ambos
llevaron el tesoro al pueblo y decidieron donarlo al hospital para todas esas
pobres personas que estaban enfermas y necesitaban un caro tratamiento.
Paco pasó a ser un héroe del pueblo y su increíble pero triste historia conmovió a todos, lo que le hizo ser nombrado alcalde del pueblo y que su historia fuese reconocida por todo el mundo.
Fernando
Gil 1ºA
8/2/2024
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