LAS NIÑAS DE ALCÁCER
Me llamo Miriam García,
tengo 14 años y vivo en un pueblo de Valencia, en Alcácer. Es jueves 12 de
noviembre de 1992 y estoy deseando que sea mañana. Al ser viernes, mis amigas y
yo vamos a ir a la discoteca Coloor que no está muy lejos de nuestro pueblo.
Viernes 13 de noviembre
de 1992.
Llevo toda la semana
esperando este momento así que después del colegio, con mis amigas Desirée y Toñi, vamos a ir a casa de Esther a
prepararnos para salir.
Cuando llegamos a casa
de nuestra amiga, Esther nos explica que tiene fiebre y que se va a quedar en
casa. Mi padre, Fernando García, no nos puede llevar a la discoteca porque
también tiene fiebre así que para poder ir, decidimos hacer autoestop. No es
nuestra primera vez y aquí en Alcácer nos conocemos todos, así que no vemos
peligro alguno.
A la salida del pueblo
después de varios intentos de que parase un coche por fin nos encontramos a la
pareja Mari Luz y Francisco Hervás, que se ofrecen a llevarnos a la discoteca
en su coche, pero el recorrido no duró mucho y nos tuvieron que dejar a mitad
de camino porque el coche se estropeó. Decidimos seguir andando y una de mis
amigas consigue parar otro coche de color blanco y en malas condiciones,
ocupado por varios hombres. Aceptan llevarnos a la discoteca y nos subimos muy
contentas al coche… no sabíamos que sería la última vez que alguien nos viese
con vida.
Soy Fernando García, el
padre de Miriam y desde ese día no he vuelto a ser el mismo porque mi hija y
sus amigas Desirée y Toñi jamás regresaron.
Llevo años sin poder
dormir bien, la culpa me persigue, debería haberlas llevado, debería haberle prohibido
ir a la discoteca… debería… A las 11 de la noche mi hija y sus amigas tendrían
que haber llegado a casa, lo que no esperábamos era que jamás iban a volver.
Algo que me propuse fue
no dejar ni a mi hija ni a lo que le había ocurrido en el olvido por lo que he dedicado
mi vida a dar a conocer este caso y tratar de hacer justicia de una vez por
todas.
He salido en numerosos
programas y entrevistas, pero una parte
de mi murió ese día. A pesar de ello jamás me he rendido, pero el tiempo pasa,
la desesperación aumenta y ya no me creo lo que dice la policía, ésta es su
versión.
Nuestro caso es conocido
como “las niñas de Alcasser”. Por desgracia hicieron un programa de televisión en
donde empezaron a contar todos los detalles de la desaparición de las tres
niñas apenas habiendo pasado unos pocos días desde que las vimos por última vez.
Tuvimos la mala suerte de estar en directo cuando nos dieron la peor noticia
que un padre puede recibir. Habían encontrado los cadáveres de las tres niñas,
los cuerpos sin vida y con signos de gran violencia de nuestras hijas.
No se sabe realmente lo
que pasó, pero el 27 de enero de 1993, dos apicultores encontraron los cuerpos de
las niñas en una fosa de muy difícil acceso. Tras un proceso de investigación todo
indica que los hombres que recogieron a nuestras hijas fueron Antonio Anglés de
26 años y Miguel Ricart de 23 conocido como “el rubio”.
Antonio Anglés huyó,
dicen que en barco rumbo a Irlanda, sin dejar rastro. Miguel Ricart fue
condenado a 170 años de prisión, y solo cumplió los 21 años legalmente permitidos, saliendo en
libertad en el año 2013.
El 13 de noviembre de
1992 Miguel Ricart y Antonio Anglés secuestraron a las adolescentes de 14 y 15
años. Miguel Ricart fue condenado a 170
años de prisión y tan solo cumplió los 21 años legalmente permitidos, saliendo
en libertad en el año 2013. Tras varios interrogatorios con versiones
contradictorias y cambiantes terminó confesando que el hermano pequeño de su
cómplice también se vio implicado, Mauricio Anglés que fue detenido y procesado
por la fiscalía de menores mientras que su hermano Antonio Anglés se dio a la
fuga y a día de hoy sigue desaparecido y sin pistas de su paradero, en búsqueda
y captura por la Interpol.
La versión oficial relata
los hechos de la siguiente forma;
Miriam García, María Deseada
Hernández, conocida como “Desirée” y Antonia Gómez, conocida como “Toñi” fueron
llevadas el 13 de noviembre de 1992 a una caseta abandonada en “la Romana” donde
fueron atadas, torturadas y agredidas tanto física como sexualmente. Finalmente
acabaron con sus vidas con un disparo y posteriormente enterradas envueltas por una alfombra.
Existen muchas versiones
e investigaciones, recientemente pero la única persona que puede arrojar luz en
este oscuro caso es Anglés.
Gabriela
Hernández Del Valle 1ºB nº 9. 8/02/2024
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