Guillermo Amieva (España)

 


ESPAÑA ES…

 

El sol caía sobre la plaza, la bandera hondeaba reluciente sobre la fachada del Edificio España, recordando una idea, un pasado, una música del que ha sido y sigue siendo, el país más rico del mundo.

Con los ojos llenos de pasión, Martín y su padre recorrían los jardines de Sabatini, escuchando una tenue melodía que iba decorada con unos identificativos “Olé”.

 

 

Con una curiosidad inmensa, Martín le pregunta a su padre que es histórico y emocionante grito, que vive y ha vivido historia, llenando de alegría y arte los corazones de este país. Casi entre lágrimas de emoción y orgullo su padre le responde. Ese grito, es España.

Y así empezaron a resonar las palabras del padre de Martín en aquella plaza España.

Porque España es, decía su padre …

 

 

España es unión, unión por un fin común, porque cuando alguien se nos planta en contra nuestra, no hay país ni persona que nos pueda vencer. Porque no hubo español que se quedara en casa después de aquel 13 de julio de 1997, que no se pintara las manos de blanco y gritara en contra de aquellos que trababan de acabar con esa unidad. No hubo español que se quedara en casa después de aquel 11 de marzo de 2004, para clamar en apoyo a las víctimas. No hubo español que se quedara en casa después de aquel 11 de julio de 2010, que no se le parara el corazón con el gol de Iniesta y saliera a las calles a celebrar bajo una misma bandera, la rojigualda.

 

 

Pero España, es algo más, España es riqueza y diversidad cultural, porque no tenemos dos comunidades iguales, ni en la tradición, ni en lo festivo, ni en los colores … Tenemos celtas por el norte, que al son de la gaita, bailan danzas llenas de tradición y asombro; bajando un poco más tenemos una de las comunidades con mayor tradición, y que dieron forma a la nación a la que dedico hoy estas palabras; pero si seguimos este recorrido encontramos al este comunidades llenas de sorpresa por la cultura y el arte: sanfermines, jotas, vinos y un sinfín de maravillas por descubrir. Y aunque asombre, aún tenemos más, tenemos: fallas, flamenco, paella, chotis, cocido, tomatina, semana santa, falleras, aceite, Castells, Jaleos, ferias, pescados, arroces, carnes, potes, romerías, bailes, festivales, y aun así. Aun así, esta lista se queda corta, muy corta, para definir la totalidad de España, su enormidad, su gracia, su maravilla, porque no hay escrito ni reportaje que pueda recoger la inmensa y rica cultura española.

 

 

Una rica cultura que también vemos en el arte, porque España es mezcla de innumerables figuras, artes y corrientes. Porque somos muy romanos, árabes, europeos, latinos, íberos, y eso, nos hace tener grandes figuras en cualquier ámbito, medicina: Ramón y Cajal, Severo Ochoa; literatura: Cervantes, Bécquer, García Lorca; deportes: Nadal, Alonso, Mireia Belmonte; pintura: Dalí, Velázquez, Goya, Picasso, Sorolla; cine: Penélope Cruz, Antonio Banderas, Javier Bardem. Y no quiero sonar repetitivo, pero hay más, y todas estas grandes figuras, referentes de millones de personas, son resultado de esa la cohesión de culturas.

 

 

Culturas que afectaron y afectan a nuestro gran pasado, porque España también es historia, llena de misterios por descubrir, que, aunque quieran llenar de sombras, no pueden hacer que nos avergoncemos de ese pasado tan nuestro, tan español.

Y aquellos que tuvieron la suerte de algún día estar bajo el amparo de la corona española, han recibido, el mayor de los regalos, el idioma que compartimos, llenando de acentos, valores y musicalidad las capitales hispanas. Incluida, esta, la nuestra, Madrid, la ciudad de los acentos, que no discrimina a nadie y en la que todos cabemos.

 

 

Y sí, todos cabemos, una idea que llevamos siglos promulgando, porque España también es valores y ética. Ante la arrogancia de un francés, el desdén de un inglés o la ignorancia de un estadounidense. Nosotros, los españoles, respondemos con humildad, respeto, igualdad, educación, honradez, esfuerzo y una lista interminsble de valores. Tantos, que, aunque algunos se esfuercen por destruirlos, definen a la perfección la moral y la filosofía de un español.

 

 

Pero hijo mío, España, aunque no lo parezca, es imperfecta.

Y eso ¿Por qué?, preguntó Martín.

A lo que su padre contestó, para ser perfectos a los españoles nos falta amar, pero no entre nosotros, no a otros, sino a nosotros mismos, porque no apreciamos la maravilla ante nuestros ojos, nos avergonzamos de ella.

Y ojalá llegue el día en el que los españoles nos quitemos la venda y empecemos amar, con mucha intensidad y con mucho acento.

Porque ante todo España, somos los españoles.

Guillermo Amieva González, 1ºB, febrero de 2024


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