María Marín (Firmamento de recuerdos)

 

FIRMAMENTO DE RECUERDOS

 

En la inmensidad del firmamento nocturno, las estrellas brillaban como destellos de luz que iluminaban el cielo oscuro. Cada una de ellas representaba a alguien que había dejado una huella imborrable en mi vida. Algunas permanecían fijas, como faros que guiaban mi camino, mientras que otras aparecían fugazmente, iluminando brevemente mi existencia antes de desaparecer en la inmensidad del universo.

 

Hubo un tiempo en el que concebía a las personas como estrellas fijas en mi firmamento emocional, pero la vida me enseñó que nada es para siempre y siempre no significaba nada. Por mucho que queramos, las estrellas se apagan, y lo único que te queda es la memoria, la memoria de que alguna vez esas estrellas fueron mas que unos puntos en el cielo para ti

 

Resultaba difícil comprender que las personas son etapas. Nadie se quedaba para siempre, eran como promesas hechas con el corazón pero casi nunca cumplidas, como el "siempre estaré ahí" o un simple "te quiero".

 

Recuerdo las palabras de aquella persona que comparaba el amor con las olas del mar: "El amor va y viene como las olas del mar, arrastrando consigo promesas escritas en la arena hacia lo más profundo y lejano". Entendí que en el amor no existen candados, sino luchas, luchas en las que nunca hay un ganador.

 

Alguien me dijo una vez que se podía dejar de querer y yo nunca lo llegué a entender. Nunca llegue a entender como una estrella que siempre ha brillado en tu firmamento puede desaparecer, ya que esas estrellas siempre serán recuerdos guardados en una parte de nuestra mente.

 

El amor fue mi mejor maestro el que te enseña que la vida no es tan bonita aprendí lecciones que moldearon mi personalidad de manera duradera. Me revelaron que la vida es un viaje lleno de giros y vueltas, de risas y lágrimas, de encuentros y despedidas, que el amor es de valientes y amar de idiotas, pero no cualquier tipo de idiotas , si no de idiotas que siguen creyendo que todo es para siempre.

 

Aunque pudiera doler recordar a aquellos que ya no estaban conmigo, siempre me quedaba el consuelo de los recuerdos, esos que se almacenan con el tiempo y que a veces queremos explorar y revivir . En los momentos de nostalgia, cierro los ojos y me adentro en los recuerdos compartidos, reviviendo los momentos de alegría y tristeza que me unieron a esas estrellas fugaces en mi universo personal.

 

Así que, mientras continuaba explorando el inmenso cosmos de la vida, recordaba que las estrellas podían desaparecer, pero los recuerdos perduraban. Y en ese firmamento de emociones y experiencias, siempre seria una constelación que me recordaría las estrellas fugaces que pasaron por mi constelación y que siempre dejarán un brillo especial en mi, porque esas estrellas formaran parte siempre de mi cosmos aunque ya no brillen en el.

María Marín Mayo 2024

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