Amelia Rodríguez (La amargura de la tierra)


 

                              LA AMARGURA DE LA TIERRA


He pasado más de tres horas ante el espejo escogiendo un pintalabios para besar los tuyos, ya sellados. He escogido mi mejor vestido, incluso me he comprado un perfume, para ti agua, ya que nunca te darás cuenta de mis esfuerzos en vano. Yo ya sé mi verdad, y es que por más bonita que me vista, siempre seré ordinaria. Tenerte nunca estuvo en mis manos.

 

Cuán profundo es ese pozo, que tan solo sus promesas vacías son capaces de llenar. ¿Cuántas horas necesitas de mi tiempo, para tan solo un segundo del suyo igualar? He llenado de mis lágrimas un río, con la esperanza de a ti poder llegar, pero me ahogo y me ahogo.

 

Ella con su mera existencia, es capaz de flotar, sobre este agridulce río que da a tu amor, que es la mar.Ella es un ser etéreo, y yo una bestia terrenal. Su canto de sirena te atrae, su ser es un imán.

 

Tú me miras a los ojos, pero yo sé lo que en mí buscas, y tu no quieres que te devuelva la mirada, sino que ves su perfecto rostro reflejado en mis pupilas llorosas. Cuando me acaricias el cuello, no es a mí a quien estás rozando, sino al deseo de su tacto, de su atención, de que se percate de tu insignificante existencia.

 

Yo no soy capaz de darte mariposas. No como lo hace ella.

 

Sé lo que se siente, no ser correspondido, pero hazme caso cuando te digo, que yo estaré allí para ti mientras el fuego que tengo en mi pecho, que se alimenta de cada vez que entras en la habitación, esté encendido.

 

 Por más que intentes apagarlo, por más que ella te arrebate cada aliento, yo seré tu refugio. O, mejor dicho, como un juguete. Tu jugarás con mis sentimientos y cuando te aburras, irás a por tu nuevo juego, más brillante y nunca desgastado y sucio.

 

Ayer me dijiste “te quiero”, pero esa no es la verdad. Lo cierto es que yo solo sirvo para ocupar su lugar. Soy una pieza mal colocada, en el puzle que te dio la vida. La única que para ti encaja, es una chica a la que ni osas a hablar. A veces yo me pregunto, a dónde irá esto a parar. ¿De verdad estamos destinados? ¿Por qué no me dejas ya?

 

Si tanto la quieres a ella, por qué no me dejas en paz. ¿no ves que me estás haciendo daño? ¿Pretendes a mi corazón despedazar?

 

A pesar de morirme por dentro, no creo poderte soltar, somos dos almas gemelas, separadas, en otro mundo como llamas destinadas a danzar. Si no eres tú el problema, ¿en qué debo cambiar? Dime cuánto es suficiente, porque yo estoy por ti de cariño a rebosar, sin embargo, siento que mi afecto no te llega. ¿Qué estoy haciendo mal?

 

Cuánto amor a ti te he dado, y qué poco te ha dado ella, pero, aunque mi vida entera te diese, ella siempre sería tu más brillante estrella.

 

Es un sol, y tú, la luna, has quedado eclipsado por su belleza. Ojalá algún día la olvides, y pongas los pies en la tierra.

                     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                      Amelia Rodríguez Robledo, 1 de Bachillerato B, 3/02/2025

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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