Itziar Asua ( Una última carta)


 

UNA ÚLTIMA CARTA


Era marzo de 2022, la guerra entre Ucrania y Rusia acababa de empezar. Yo estaba internada en un colegio internacional en Londres, donde aparte de haber muchos ucranianos con los que podía hablar de la situación y de cómo nos sentíamos al estar tan lejos de nuestras familias, también había muchos rusos lo que causaba conflicto a veces ya que nuestros países estaban enfrentados. En el internado siempre intentaban evitar el tema y no echar la culpa a ningún país, porque cualquiera se podría ofender ya que no era una situación fácil y nuestros padres de acogida nos tenían que apoyar a los a dos y ayudarnos en todo lo que necesitásemos. Además, yo no era la única que estaba pasándolo mal, tenía muchas amigas rusas que estaban igual que yo, porque ellas también estaban lejos de todos sus familiares.

 

Era una situación muy difícil, yo no quería que se rompiese mi amistad con ellas, pero al mismo tiempo lo pensaba y no estaba bien. No sabia lo que iba a ocurrir con mi familia con mi país y eso me preocupaba mucho. La guerra empezó a avanzar mucho más, cada vez Rusia estaba invadiendo más y más Ucrania. Muchos más ucranianos tenían que abandonar sus casas para ir a luchar sin saber cuándo o si volverían a sus casas y a su vez había muchas más muertes.

 

Yo me podía comunicar con mis padres por teléfono y me iban contando la situación y como iba avanzando todo. Me contaban que cada vez había más tensión y que el país estaba mucho peor. Muchas veces yo les pedía que, si podía volver a ucrania, porque necesitaba verlos y estar con ellos. Además, al haber tantas nacionalidades en el internado, había muchas opiniones y aunque hubiese mucha gente que me estuviese apoyando también había gente que no, yo quería pensar que cada uno podía tener una propia opinión y que no debía meterme en lo que me dijesen. Pero había momentos en los que ya no podía más, se me juntaban muchas emociones y sensaciones al estar lejos de mi familia sin saber cuándo les volvería a ver.

 

A medida que el conflicto iba avanzando, las cosas se empezaron a poner más serias y se realizaron manifestaciones en el centro de Londres. Londres es una de los puntos de encuentro en el mundo, por lo que había mucha gente manifestándose. A mi me daba miedo ir ya que nunca se sabe lo que puede pasar, pero yo sentía que era una de las pocas cosas que podía hacer en ese momento al estar tan lejos de mi familia. Por lo que decidí ir a la manifestación, ese momento me ayudo mucho, ya que podía estar apoyando a mi país y había mucha gente ucraniana con la que pude hablar y por fin estar rodeada de gente que sentía lo mismo que yo, ya que estábamos viviendo lo mismo, además a la manifestación también fue mucha gente del internado lo que hizo que me sintiese apoyada y acompañada.

 

En ucrania empezaron a atacar infraestructuras de telecomunicación lo que hacía que a veces se me hiciese complicado comunicarme con mi familia. Todo seguía igual, con algunas complicaciones, pero la situación era la mejor dentro de lo que cabía ya que mi familia estaba sana y no les había pasado nada. Pero entonces llego un momento que me destrozo, y lo peor de todo es que no lo veía venir y no estaba preparada para algo así. Era un martes normal yo había ido al colegio, había comido y estaba con algunas amigas descansando, cuando mi madre de acogida me llamó y me dijo que había llegado una carta para mí, me pareció raro, no sabía que podía ser ya que no estaba esperando ninguna. Cuando la vi, me di cuenta que la dirección que ponía era la de mi casa de Ucrania, me parecía raro que mis padres me estuviesen mandando una carta, ya que nunca me habían mandado una y siempre hablábamos por teléfono. Cuando la vi me asusté bastante porque yo me esperaba cualquier cosa, pero en el fondo no estaba preparada para lo que leí.

 

La abrí y a medida que la iba leyendo los ojos se me llenaban de lágrimas. Era una carta de mis padres, donde estaban despidiendo de mí, me decían que la situación en Ucrania era horrible, cada vez moría mas gente y no sabían si ellos podían ser lo siguientes. Al ser hija única ellos me querían dejar todos los datos y todas las cosas que necesitaría por si les pasase algo, por lo que en la carta me dejaron algunos datos como el número de cuenta por si en algún momento necesitase sacar dinero, en el caso de que bloqueasen las cuentas y no poder tener dinero.

 

No me podía creer lo que estaba pasando, mis padres me habían mandado una carta donde se estaban prácticamente despidiendo. Me empecé a poner en la peor situación y me di cuenta que si les pasaba algo a ellos me quedaría sola, no tenía a nadie más. Fue uno de los peores momentos de mi vida era una niña pequeña, tenia catorce años y estaba pasando por una situación horrible, no sabía muy bien que hacer, porque, aunque tuviese el apoyo de mis amigas en el internado no me sentía bien, yo quería estar en mi casa con mis padres y abrazarles.

 

Los meses empezaron a pasar y mis padres gracias a Dios seguían bien. Encontré uno de mis mayores apoyos en una amiga rusa, nunca pensé que podía llegar a ocurrir ya que eran nuestros países los que estaban enfrentados. Pero al final ella no tenía la culpa de lo que estaba pasando, ella lo pasaba igual de mal que yo ya que ella también estaba lejos de su familia. Fue una muy buena amiga, con la que pude dejar a parte lo que estaba ocurriendo para ayudarnos mutuamente. A día de hoy la situación en Ucrania sigue siendo pésima, la guerra continua y mucha gente sigue muriendo. Mis padres están bien y yo sigo internada, haber vivido esta situación ha sido de las peores cosas del mundo, pero aquí me di cuenta de la suerte que tengo con algunas amigas y de lo importante que es mi familia para mí.

 

 

 

Itziar Asua 1ºB, 3 de enero de 2025.

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