SI NO TE ACUERDAS
TU ME ACUERDO YO POR TI
Todo
empieza cuando voy a visitar a mi abuela una vez más con mi madre, como hacemos
todas las semanas. Ambos siempre intentamos sacar algo de tiempo para estar con
la abuela, porque es lo que más queremos y un referente para nosotros.
Tras haber
merendado en su casa y quedarnos los dos solos, porque mi madre se ha ido a
hacer unos recados, estamos hablando como hacíamos siempre, cuando voy a
comenzar a contarle una historia que me había pasado en el verano con los
primos en la casa del pueblo, donde nos juntamos toda la familia. Mientras le
contaba la historia yo veía a mi abuela algo confusa e intentado recordar la
historia, pero veo que algo no estaba yendo bien. Sin hacer más hincapié en
ello sigo contándole la historia y llegó mi madre, algo más tarde nos
despedimos y nos vamos ya hacia casa, que había que hacer algunas cosas del
colegio, cenar e irse a dormir para mañana el colegio.
En la
vuelta en coche le explico a mi madre que he estado contándole a la abuela una
historia que nos pasó a los primos y a mí en el pueblo y me dijo que ella sí
que se acordaba de lo que pasó. Ahí decido decirle que mientras le contaba la
historia a la abuela la veía desconcertada y mi madre no le dio mucha
preocupación porque no pensaría que fuera algo importante si no que la abuela
estaría pensando en sus cosas simplemente.
A la semana
siguiente volvimos a casa de la abuela y tras merendar como siempre nos pusimos
a hablar y le recordé la historia que le había contado la semana anterior para
contarle otra diferente. En ese momento la abuela me dijo que no le había contado
ninguna historia la semana pasada, pero sí que se acordaba de que habíamos ido
a merendar y a estar con ella. Fue entonces cuando me percaté de que algo no
estaba yendo bien y lo dejé pasar, aunque más tarde se lo contaría a mi madre
de vuelta a casa.
“Mamá te
acuerdas que la semana pasada te expliqué que la abuela no se acordaba de la
historia que nos pasó a los primos y a mí y que no parecía nada raro, pues hoy
le he ido a contar otra que iba continuada de esa y me ha dicho que no le conté
nada la semana pasada que solo se acordaba de que habíamos ido a merendar.”
Mamá creo
que algo de la mente de la abuela está fallando, está dejando de acordarse de
las cosas y me estoy preocupando. “Hijo no le des mucha importancia, es normal
que la abuela no se acuerde de todo, ya es muy mayor”.
Mi madre me
dijo que mañana por la tarde me quedaré a dormir a casa de la abuela, porque
ella y papá tienes unas cosas que hacer y no estarían en casa. Me apetece mucho
quedarme con la abuela porque me encanta pasar tiempo con ella, porque, aunque
los abuelos sean eternos y vayan a estar siempre con nosotros sabemos que
dejaremos de verlos en algún momento.
“Hola
abuela ya estoy en casa, ¿Dónde estás?” Le dije a mi abuela al entrar. Ella se
respondió con su mítico: “estoy en el sillón nieto mío ven a darme un beso”. Yo
fui, la saludé y me senté en el sillón para hablar con ella. En un momento de
silencio fue cuando su voz de forma tímida preguntó: ¿“nieto mío cuando fue la
última vez que viniste a visitarme? casi que no me acuerdo de tu voz ya”. Yo
muy desconcertado le recordé que hace pocos días vinimos mi madre y yo, pero
parece que no se acuerda y esto me está empezando a preocupar.
Esa tarde
salí con mis amigos y fue cuando se lo conté a mi mejor amigo lo que me estaba
pasando con mi abuela y me dijo que su abuelo había tenido Alzheimer y que le
paso algo parecido a él como me está pasando a mí.
Cuando
volvieron mis padres de estar fuera les conté todo lo que me había pasado con
la abuela y me dijeron que irían al médico a ver si encontraban la solución o
respuesta de lo que estaba pasando. Fue cuando días después me dijeron que la
abuela padecía Alzheimer una enfermedad en la que la persona afectada deja de acordarse
de las cosas y que había diferentes grados y que la abuela estaba muy afectada.
La semana
siguiente volvimos a visitar a la abuela y ahí fue cuando me di cuenta de que
me quedaba poco tiempo que compartir con ella porque no se acordaba ya ni de
quien era. Por eso empecé a ir todos los días a visitarla para hacer que algún
recuerdo mío se le quedara.
Semanas
después mi abuela fue ingresada en el hospital y cuando fuimos a visitarla los
médicos nos dijeron que no le daban más de dos semanas de vida porque ya estaba
muy mayor y muy malita.
Pasaron los
días y visite a mi abuela sin saber que sería la última vez y cuando me despedí
de ella le agradecí todo lo que había hecho por mí. Cuando le di el beso de
despedida le abracé fuerte la mano y le dije “si no te cuerdas tú, me acuerdo
yo por ti” terminé con un te quiero y me despedí.
Al día
siguiente mi abuela falleció, yo estaba algo afectado pero contento por haber
pasado tanto tiempo con ella y haberle prometido lo que le dije en mi última
frase. “ si no te cuerdas tú me acordaré yo por ti”.
Marcos
Porqueras Lozano 1BACH A 2/2025
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