EL PARAÍSO
Desde
pequeña siempre había querido estar en “El Paraíso”. Ha sido mi sueño desde que
tengo conciencia. Sé que no es solo mi deseo, si no el de cualquiera a mi edad,
no entiendo como hay gente que tiene que ir obligada, si es “El Paraíso”.
Va
a ser duro estar lejos de mis personas favoritas, pero sé que podré disfrutar
de esta experiencia yo sola. Al fin y al cabo, la vida es mía, la elección es
mía y la aspiración es mía. Además, ya no puedo echarme atrás. “El Paraíso” me
espera.
“El
Paraíso” debe sentirse como un estado de diversión eterna, esa adrenalina que
sientes cuando estás en una montaña rusa. Debe ser parecido al mundo en el que
todos queremos vivir, el de Teen Beach Movie o High School Musical. Seguramente
es como una sensación de felicidad pura, de cuando te duelen los mofletes de
tanto sonreír y lloras de la risa.
Todo
esto pasaba por mi mente en el momento que me iba, por fin, de este planeta.
Subida en ese avión que me llevaría a una realidad paralela, parecía que el
tiempo no pasaba.
8
horas: ¿Cómo estará mi madre?
7
horas:¿Cómo estará mi padre?
6
horas:¿Cómo estará mi hermana?
Sin
embargo, todo paró en ese momento. Las alas dejaron de moverse y ya no
volábamos sobre las nubes, ni sobre el mar, ni sobre nada. Un choque de
realidad me despertó de mi sueño de “El Paraíso” y ahora la verdad se
asomaba por la ventana, pero yo decidí cerrarla, bajar las persianas y seguir
en mi mundo ideal.
Recuerdo
esa noche a la perfección. Ya no veía solo maravillas, los monstruos empezaban
a susúrrame a los oídos. Pero por suerte, mis angelitos me llamaron hasta
dormirme.
La
mañana siguiente fue bastante intensa, no me entraba a nada el la tripa, las
mariposas producidas por los nervios me llenaban la barriga entera.
6
horas: ¿Qué serie veo?
5
horas: ¿Qué es eso que se ve?
4
horas: ¿Y si me duermo?
3
horas: ¿Me darán comida?
2
horas: ¿Van a parar ya las mariposas?
1
hora: ¿Es eso ya el paraíso?
Ya
hemos pisado “El Paraíso”. Que sensación más extraña, no es como lo pensaba. No
me siento más tranquila, ni más calmada, todo lo contrario. Me siento más
revuelta que nunca. Es un sentimiento que no había experimentado nunca, pero lo
podría comparar con los momentos antes de hacer una exposición el clase o los
últimos minutos de un partido en el que tu equipo va perdiendo de muy poco.
Todos
los que íbamos dirección “El Paraíso”, hicimos una cola interminable que acabó
con una pequeña entrevista. Cada vez que pasaba alguien, yo sentía que una
mariposa mas se colaba dentro de mi estómago. Cuando fue mi turno, yo sentí que
una mariposa mas se colaba dentro de mi estómago. Cuando recogí mis maletas, yo
sentí que una mariposa mas se colaba dentro de mi estómago.
Cuando
iba caminando hacia mi destino final, yo sentía que una mariposa mas se colaba
dentro de mi estómago.
Por
fin, estaba en “El Paraíso”, por fin. Ya solo tenía ganas, emoción y
felicidad.
Mirando
hacia atrás con perspectiva, me gustaría avisar a mi yo del pasado de todo lo
que me sucedería. No iba a ser tan fácil ni tan perfecto como me habían dicho.
Sin embargo, fue cómo tuvo que ser.
A
pesar de que no fue la experiencia esperada, no la cambiaría por nada. “El
Paraíso” no es un lugar, es una etapa de aprendizaje, es un camino de luces y
sombras, es un viaje de aventuras. “El Paraíso” es parte de tu vida, es tu
elección y es tu aspiración.
En
conclusión, un intercambio no es sólo un sueño, es una realidad, que hay que
vivir y disfrutar. Muchas veces pensarás que las dificultades te superarán, no
obstante la verdad, es que la actitud es clave. Pero no sólo la disposición
durante tú vivencia en otro lugar, si no la postura con la que se quiera
afrontar las adversidades que se planteen a lo largo del tiempo.
Por
tanto, disfruta de lo que puedes, agradece a los que tienes y vive por lo eres.
Porque al fin y al cabo, “El Paraíso” es tu vida.
Victoria González 01/2025
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