MI VIAJE HASTA LA GRAN FINAL
He nacido en Madrid, y mi colegio está casi
enfrente del Santiago Bernabéu…aunque mi padre es valenciano, y siento mucho
cariño por el Valencia, el equipo de mis amores no puede ser otro que el Real
Madrid… y por fin, ¡sucedía lo que siempre había esperado…una final de la
Champions League entre el Real Madrid y el Barcelona! Los dos mejores equipos
del mundo (con permiso del PSG de Luis Enrique y el City de Guardiola), se iban
a enfrentar por el título más importante para cualquier club.
Mi padre (que de tanto ir al Bernabéu ya era más
del Madrid que yo), mientras desayunábamos en casa, me dijo que tenía una
sorpresa que darme, y era que íbamos a intentar viajar a Budapest en mayo, al
Puskás Arena. Mi cabeza empezó a procesar todos los datos que recordaba como un
loco: era el estadio al que da nombre Ferenc Puskás, nacido en Budapest,
apodado Cañoncito Pum por su disparo imparable con la zurda, y que en el momento
de su retirada era segundo máximo goleador de la historia del Real Madrid, solo
superado por Alfredo Di Stefano. No podía creerlo…tenía la posibilidad asistir
a una final de Champions en un estadio cuyo nombre era el de un jugador del Real
Madrid, que había ganado 3 Copas de Europa con mi equipo, y que además da
nombre al premio FIFA al mejor gol de la temporada… en ese mismo momento,
empecé a pensar que todas esas señales podían significar algo bueno para el
Real Madrid…no podía ser una casualidad…
Empecé a ahorrar para poder pagar parte del viaje...es
la condición que puso mi padre para que fuéramos juntos a la gran final…no salí
casi los fines de semana, dejé de comprar chorradas en el Mercadona en los
recreos, vendí una consola que ya casi no utilizaba, y hasta conseguí que mi
abuela me adelantara mi regalo de cumpleaños…Solo podía pensar en una cosa: ver la final en directo. Mi padre alucinó
cuando en menos de dos meses pude conseguir ahorrar la cantidad que me había
dicho que tenía que aportar. Estaba todo hecho, reservamos los billetes de
avión y el hotel, y ya solo quedaba esperar a que llegara el 30 de mayo…
El viaje empezó mal...nuestro vuelo se retrasó
dos horas por una tormenta, menos mal que íbamos con tiempo… además me tocó en
el asiento de al lado un señor pesado que era el que más sabía de futbol del
mundo, y que no paró de contarme anécdotas que yo ya conocía…pero ni eso pudo
amargarme el que iba a ser el mejor día de mi vida…
Cuando aterrizamos, mi alegría era incontenible….
hasta que después de esperar media hora, me di cuenta que mi maleta no había
llegado a Budapest. La misma maleta en la que tenía mi camiseta del Real Madrid
con el 5 de Bellingham, el mismo número con el que juego con mi equipo, y mi
bandera para ondear cuando ganáramos la ansiada Champions ante el Barcelona.
Afortunadamente, y como yo esperaba, pude comprar una camiseta del Madrid cerca
del hotel, y problema solucionado.
En el hotel, que estaba lleno de madridistas y
aficionados del Barça, un chico un poco mayor que yo me dijo: “¡Hoy os metemos
cinco!”. Le respondí con una sonrisa, porque mis sensaciones eran otras…
Llegamos al Puskás Arena y el ambiente era increíble,
nunca había visto nada igual. Y yo no podía creer que lo que iba a vivir junto con
mi padre…
Nos sentamos, y yo no podía dejar de mirar el campo...los
jugadores calentando, y un ruido ensordecedor...y allí estaba yo…Me imaginé por
un segundo en el césped, con el 5 en la espalda, tocando el balón junto con
esos jugadores a los que admiraba tanto…Courtois Mastantuono, Mbappé, los de la
cantera, Carreras, Gonzalo, Asencio…Qué locura.
El partido empezó con el nivel que se le
presuponía. Primero marcó el Barça, y los madridistas callamos. Empatamos con
un golazo desde fuera del área de Mbappé. Quedaban cinco minutos de partido…y
de pronto pasó algo muy extraño…sentí que el balón venía hacia mi…lo paré con
la izquierda, miré al frente y empecé a correr…y entonces entendí lo que
pasaba…no estaba en la grada…y ya no era el chaval de 16 años que soñaba con
ver al Madrid ganar una Champions al Barca…estaba en el campo, con mi 5 en la
espalda, con mis compañeros jugando esa final de Champions…
Todo ese viaje de locos no había sido más que el
sueño que había tenido esa noche previa al partido, de cuando yo era un chico
de 16 años que soñaba con jugar en el Real Madrid, y ganar una Champions al Barca…y
ahora el balón que tenía en el pie podía cambiarlo todo….
Corrí como creo que no había corrido en la vida…sorteé
a Cubarsí y Araujo, y encaré a Szczesny……el
portero que me había parado un penalti en un partido de Liga hacía un mes…Y
disparé…Gol.
Y de repente sucedió. Silencio del lado de los
aficionados del Barcelona… Explosión por parte de los aficionados del Madrid.
Me tiré al suelo…todos mis compañeros vinieron a
tirarse encima de mí…y miré al cielo…y me acordé de ese chico de 16 años que
soñaba con ver al Madrid ganar una Champions desde la grada…
Porque, aunque todo el mundo me vea desde ese día
como el jugador que hizo ganar al Madrid su Decimosexta Champions, yo me sigo sintiendo
como ese niño que amaba el futbol sobre todas las cosas, y que se sigue
emocionando cuando escucha cantar el himno de su Madrid en el Bernabéu.
Antonio
Cots,1ºBachillerato B,5 de noviembre 2025
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