MI NUEVA VIDA EN ESPAÑA
Mudarme
de Colombia a España hace apenas dos meses ha sido una experiencia que ha
marcado un antes y un después en mi vida. Dejar atrás mi país, mis amigos de
toda la vida y los lugares que siempre habían formado parte de mi rutina diaria
fue lo más difícil de todo. Recuerdo los últimos días en mi ciudad natal con
una mezcla de tristeza y nostalgia; cada calle, cada esquina, cada parque
parecía despedirse de mí, y con ellos se iba también una parte de mi historia.
Pensar en no volver a caminar por esos lugares por un tiempo indefinido me
llenaba de incertidumbre, y a veces sentía que el vacío que dejaba mi hogar no
podría ser llenado por nada.
El
viaje a España fue largo y lleno de emociones encontradas. Llegar a una ciudad
desconocida, aunque acompañado de mi familia y mi hermano, me hizo sentir un
poco perdido. Todo era distinto: la manera en que las personas hablaban, sus
gestos, la forma de relacionarse, incluso los horarios y la organización de las
calles. Aunque hablaba español, me costaba entender algunas expresiones y
palabras que en Colombia no usamos, y eso me hacía sentir aún más lejos de todo
lo que conocía. Sentirme extranjero y diferente fue un reto emocional, porque
aunque todos me recibieron con amabilidad, yo tenía la sensación de que aún no
pertenecía a este lugar.
El
colegio también representó un desafío. Las clases eran distintas a lo que
estaba acostumbrado; la manera en que los profesores explicaban los temas, la
participación en clase y la dinámica con los compañeros era nueva para mí. Al
principio me costaba integrarme y encontrar un espacio donde me sintiera
cómodo. Había momentos en los que prefería quedarme en silencio y observar,
tratando de aprender la manera en que todo funcionaba. Sin embargo, poco a poco
empecé a notar pequeños cambios: algunos compañeros se acercaban a preguntarme
cosas, y eso me hacía sentir un poco más incluido.
A
pesar de estas dificultades, España también me ha sorprendido de muchas
maneras. Lo que más me llamó la atención fue la ciudad donde vivo: sus calles
amplias y llenas de vida, los parques, las plazas y la manera en que las
personas disfrutan de su tiempo libre. Cada día descubro algo nuevo: una
cafetería, una librería, un rincón que antes no había notado. Me ha encantado
observar cómo la gente conversa en las plazas, cómo, los niños juegan en los
parques y cómo el ambiente urbano tiene su propio ritmo, distinto al que
conocía en Colombia.
Lo
que más me ha ayudado a sobrellevar esta transición han sido mis hobbies y la
tecnología. Ir al gimnasio se ha convertido en una manera de liberar estrés y
mantenerme activo; me ayuda a sentirme en control de mi cuerpo y de mis
emociones. La música, por otra parte, me acompaña en los momentos de nostalgia
y me conecta con recuerdos felices de mi vida en Colombia. Además, poder hablar
con mis amigos y familiares mediante videollamadas me brinda un apoyo emocional
invaluable. Escuchar sus voces y compartir nuestras experiencias, aunque sea a
la distancia, me hace sentir que parte de mi hogar sigue conmigo y que no estoy
completamente solo.
Hoy,
después de dos meses, puedo decir que aunque la nostalgia persiste y aún hay
días difíciles, también he aprendido mucho sobre adaptación, paciencia y
resiliencia. He empezado a crear nuevas amistades, a disfrutar de la rutina
escolar y a descubrir la belleza de la ciudad que ahora es mi hogar temporal.
Este proceso me ha enseñado que dejar atrás lo conocido puede doler, pero
también permite crecer, conocer nuevas personas y experiencias que enriquecen
nuestra vida de maneras que nunca imaginamos. Estoy aprendiendo a equilibrar lo
que dejé atrás con lo que estoy construyendo aquí, y aunque aún extraño
Colombia, siento que estoy empezando a formar mi propia historia en España.
Samuel Ruiz Gamboa
4 ESO A
Noviembre, 2025
Comentarios
Publicar un comentario